Sobre el final de "No es país para viejos", la novela del norteamericano Cormac
McCarthy, el sheriff Bell deja escapar esta frase: "Este país tiene una historia bastante extraña y
además tremendamente sanguinaria. La debe de tener un país con esa facilidad para adquirir armas,
donde la pena de muerte sigue vigente y donde aún existen muchos sobrevivientes de guerras
cruentísimas".
De estas historias que mezclan la violencia y el viejo
oeste, más ciertos toques de humor satírico, también se trata el cine de los hermanos Joel y Ethan
Coen. En la multipremiada "Sin lugar para los débiles" (con 4 Oscar: película, director, guión
adaptado y actor de reparto) los cineastas unieron su universo al de McCarthy, el hoy septuagenario
escritor que se pasó los últimos 40 años escribiéndole a ese sur fronterizo y violento de Estados
Unidos. Como William Faulkner.
"Sin lugar para los débiles", que se estrena hoy en
Rosario, es una adaptación de "No es país para viejos" y en este cruce singular el resultado no
podía ser otro que una cruda historia de narcos sin escrúpulos, persecuciones frenéticas, cartuchos
y muertos de todo tipo y calibre, desayuno con huevos y tocino y, sí, mucha sangre.
La acción transcurre en los años 80 en tierras tejanas y
con personajes que, aparentemente, llevan una vida anodina. Moss (Josh Brolin), veterano de
Vietnam, encuentra una valija lleno de dinero junto a un montón de cadáveres; tras un inspirado
acto de misericordia, se ve acechado por Anton Chigurh (Javier Bardem), matón despiadado que
funciona como un Angel de la Muerte, y tras la pista de ambos, el sheriff Bell (Tommy Lee Jones),
un hombre de la frontera mexicoamericana que aún cree ciegamente en la Justicia.
Debutantes. "Es la primera vez que hacemos una adaptación —señaló en una
entrevista Joel Coen—. El proceso es diferente y en cierta medida más fácil: la luz al final
del túnel está más cerca que cuando es algo original. Y si adaptas una novela es porque te sientes
afín a la historia y serás fiel a sus reglas". Los Coen son seguidores de la obra de Cormac
McCarthy. "Esta novela, especialmente, ocurre en el oeste de Texas, un área que nos es muy
familiar", añadió.
En la novela de McCarthy casi no hay actores de reparto.
Están más que claro los cuatro pilares de la historia: Moss que encuentra el gran pastel, el
cazador infalible Chigurgh, el sheriff Bell y "los mejicanos" sin identidad. Alrededor de ellos,
giran las imágenes desérticas y los moteles de mala muerte. "No es país para viejos" es una
historia medio delirante sobre la eterna temática del mal sobre el bien, sobre lo difícil que es
escapar al destino escrito para uno y lo caro que puede salir intentar huir de él. El mismo
horizonte de "Ciudades de la llanura" o "En la frontera", otras novelas de McCarthy.
Billy Bob Thornton llevó una de las historias de Cormac McCarthy al cine,
"Todos los caballos hermosos" (2000), pero sin conseguir ese impacto de brutalidad y crudeza que
queda impreso en los episodios más violentos de sus libros. Ahora mismo su última novela, la
futurista "La carretera", inspiró una vez al cine. Y seguramente vuelvan a rodarse películas con
sus historias de westerns modernos y violencia jamás gratuita. Los Coen lo hicieron y se llenaron
de gloria.
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