Negro, has pasado por por todo, desde el estrellato, la gloria, las mieles del éxito y después el inconveniente de salud que tuviste en Bolivia y donde te sentiste desamparado.
Sí, la suerte que tuve es que la gente que quería estaba a mi lado, que era mi esposa y mis hijos. Después sabemos cómo es, cuando vos estás en la gloria, en la mesa no te alcanzan las manos para contar a las personas, pero después no hay nadie. Tuve la mala fortuna de tener ese problema de salud, pero ahora estoy bien. Me pongo triste porque pude haber hecho un montón de cosas más y tuve la mala fortuna de no hacerla, de cruzarme en el camino con algunas personas que no valían la pena. Gracias a Dios estoy bien, estoy feliz. Contento también por la mejoría que tuvo Newell's.
Tuviste una situación muy compleja, internado, la pasaste mal y lograste salir y recuperarte bien.
Sí, lo mío fue complicado. Tuve dos infartos cerebrales. Estuve casi 2 años sin poder caminar, lo hacía con un trípode y agarrado de mi esposa, Estuve casi un año saliendo a caminar del hombro de mi esposa porque no podía. Después con la ayuda de la gente de Wilstermann que me bancó dos años de rehabilitación y no tuve que pagar un peso. Cuando me pasó todo lo del accidente estaba en Real Potosí.
¿El club te dejó a la deriva?
Sí. Todo me pasó en un clásico. El club no tenía seguro. Todo me sucedió en un clásico ante Universitario a los 43' del primer tiempo. Tuve un dolor de cabeza enorme en la nuca y pensé que me habían tirado algo. Le pedí al médico que me diera algo para calmar el dolor, me tomé una pastilla y listo. Después me vuelve a agarrar lo mismo, me llevan a la clínica, me dan otra pastilla y el médico me mandó a casa. Al otro día cuando me levanté le pedí a mi esposa ir de nuevo porque no veía. A partir de ahí empezó todo y me desperté a las dos semanas.
¿Pensaste que ibas a salir de eso? Digo porque es muy grave lo que te pasó.
Y sí. Ahora uno mira la vida de otra manera. Estuve muy grave. Incluso me habían ido a ver los jugadores de Real Potosí y no quisieron entrar porque me observaron todo entubado. Después mi esposa me contó que que hablaba dormido, incluso me dijo que llamaba a Nacho Astore. ¿Por qué? Porque con el único que me dejé tocar las rodillas fue con él. Con nadie más. Gracias a él en el 92 tenía una lesión de rodilla, salió la lista de la selección para ir a Ecuador, estaba citado y me tenía que operar. Me derivó a un médico de Buenos Aires, me infiltró la rodilla y estuve 2 años jugando hasta que en un partido contra Deportivo Español me lesioné y me tuve que operar.
Cuando saliste del accidente cerebrovascular que tuviste habrás repasado la gran cantidad de muestra de cariño que recibiste, no solamente de hinchas de Newell's sino de Central y de un montón de equipos.
Sí, yo tengo que agradecer a toda la gente que estuvo al lado mío, incluso la de México. El presidente de Cruz Azul en ese momento, Billy Álvarez, llamó a mi esposa porque nosotros tuvimos que deshacernos de todo lo material. Era mi vida o conservar lo material. Auto, la casa que tenía, los muebles, todo vendí. Pagué algo y me quedaba una deuda importante en la clínica por gastos de anestesiólogos, médicos y la internación. El presidente de Cruz Azul la llamó a Sandra (mi esposa), le pidió el número de la clínica y se hizo cargo de todo.
No es muy común que sucedan esas cosas en un mundo donde cada uno piensa en sí mismo.
Sin dudas. Creo que las cosas que ha hecho uno son valorados. Cuando fui a Cruz Azul el dólar valía 3 pesos y a los seis meses pasó a 9. Mi contrato era en dólares y se les hacía difícil. Hablé con el gerente y le dije que no había problema, que me lo pagaran a 4,50. No perdieron mucho y a partir de ahí empezó una excelente relación porque tampoco era común que un jugador hiciera eso.
El Torito y la prueba en Central
Negro, repasando un poquito tu historia, que naciste futbolísticamente en El Torito, hay algo que no se conocía demasiado y es que te probaste en Central y te eligieron.
Sí. Estaba en el baby, tenía 12 años y me llevaron a probarme a Central. El coordinador era Pancho Erausquin. Hicimos fútbol y después de unos minutos me mandaron a un costado. Pensé que me limpiaban. Estaba con mi papá y Pancho le dijo: "Julio se va a quedar". Pero después le explicó: "Lo tenemos que poner un poco más atrás, no de delantero porque es muy chiquito, casi de cinco". Lo miré a mi papá y le dije, "No, no me quedo. Yo juego de delantero, no me quedo". Al poco tiempo, con 15 ó 16 años, me fui a probar a Newell's. Mi mamá trabajaba en la 9 de Julio. Por una persona que tenía contactos en la Lepra me consiguió una prueba. Un par de días antes de la misma tuve tanta mala suerte que iba en una bicicleta de carrera, se me mete una bolsita de nylon en los rayos, me caí y me quebré el hombro. Me enyesaron y a los dos días tenía la prueba. Me corté el yeso a la mitad, me vendé y fui, pero a los 10 minutos del partido Jorge Griffa me sacó. Dije: "Listo, me rajan". Y me dijo: "Mañana vaya a firmar al club que va a ser jugador de Newell's".
>>Leer más: El Negro Zamora lucha por su vida - Rosario
Vos ayudabas a tu familia y trabajabas.
Sí, me dieron la tarea de limpiar los baños y los vestuarios del club. Después me prestaron a Guatimozin. Ganaba 12 pesos por partido en el campo y en un partido contra Ferro me vio el Cai Aimar y me quiso llevar. Guatimozin quería venderme, pero yo era jugador de Newell's. Así que me quedé en la Lepra. Siempre digo que después de mi familia está Newell's, eso sin ninguna duda.
A lo largo de tu carrera conseguiste muchas cosas, ¿qué te quedó pendiente?
Lo único que me quedó pendiente es haber jugado un Mundial y jugar con Maradona. Tuve la suerte de que me llamó Diego cuando yo me iba de Newell's (a España). Me dijo: "Negro, no te vayas, dicen que con vos queremos hacer un equipo campeón, yo estoy por ir para allá". Fue un viernes, el sábado fui al club y a los dirigentes les dije: "No me voy". Me llama Diego y me dijo que me vaya porque ya habían pagado la mitad del pase. Por eso digo que sólo me faltó compartir cancha con él.
En tu trayecto hacia la primera división, ¿cómo era tu vida familiar?
No nos sobraba absolutamente nada y era de mucho sacrificio. Yo trabajaba, vendía flores. Una vez fuimos a jugar con Tiro Federal, que era la cuarta de Newell's, contra Sparta y llegué a la cancha con el canasto de Flores. Recuerdo que ganamos 3 a 1, hice un gol, agarré el canasto y me fui a mi casa. Tenía que trabajar como loco, vendía flores, limones, churros, helados. Y después, gracias a Dios, con el fútbol tuve la suerte de encontrar otra vida, con mejor posición económica y estabilidad. Mi infancia fue muy linda, era jugar a la pelota y a las bolitas, no había otra cosa. A mí me criaron mis abuelos porque mis padres se habían separado muy joven. Mi abuelo me enviaba al almacén a las 2 de la tarde y volvía a las 7 u 8 porque me quedaba en la cancha a jugar la pelota. Tuve la mala fortuna de que mi abuelo no me vio jugar. Mi abuela sí.
El hincha que lo lesionó
¿Cómo es esa historia de que un hincha te lesionó?
Sí, ja. Era un partido complicado de la primera local. La pelota se va hacia afuera y cuando la voy a buscar entró un hincha, me pegó un puntazo en la pierna y me fracturó. Estuve tres meses enyesado. Cosa insólita. Me acuerdo como si fuera hoy porque mientras me sacaban en camilla la gente me insultaba.
Antes hablaste de los amigos verdaderos y hay otros que son los del campeón. ¿Te han defraudado muchos?
Sí, pero son cosas que pasan y uno se da cuenta de cuáles son los verdaderos. No hay muchos, son contados con los dedos de una mano. Néstor, un amigo de toda la vida; Nacho, al que conozco desde que era médico y hoy es el presidente de Newell's, Cuchi Lescano. Con los dedos de una mano me alcanza para mencionarlos.
En los años en el fútbol y al pasar por diversos clubes, locales y del exterior, hiciste mucho dinero, ¿qué pasó que lo perdiste?
Es difícil contarlo. El tonto fui yo. Lo que pasa es que tuve la mala suerte de tener una persona al lado mío que no hizo bien las cosas. ¿Entendés? De confiar mucho y que las cosas se vayan para otro lado. Dios se encarga de todo, no hay forma de que vos te escapes. No miro para atrás. Hoy gracias a Dios estoy bien, con vida, que es lo principal, con mis hijos que los tengo en Bolivia. Lo único que quiero en este momento es trabajo. Lo que digo también es que no me preparé para tener esa cantidad de dinero que tenía en la mano y puse una persona que me la maneje. Me embromó, como se dice habitualmente. Igualmente, soy un tipo feliz y me siento bien yendo a ver a Newell's.
Siempre fuiste hincha de Newell's y hablás con amor del club, pero mirá si te quedabas en Central. ¿Pensaste qué habría pasado?
Vos sabés que hubiese sido muy difícil porque desde chiquito siempre fui hincha de Newell's. Seguía siempre al equipo. Para mí el mejor jugador y más completo que vi fue el Mono Oberti. Y el más inteligente de todos fue Juan Manuel Llop. El Chocho era tan inteligente que no necesitaba correr para jugar.
¿Y en tu puesto quién fue el mejor?
Cucurucho Santamaría. Tenía todo. Otro que me encantaba era René Housemann.
River y el Negro Palma
¿Qué recordás de tu paso por River?
Me llevó el Flaco Menotti, me trajo de Atlético Madrid. River es otro mundo, tenés 200 periodistas por día cuando por en Newell's había veinte. Hacés un gol y salís en todos lados. Recuerdo que el gol más importante que hice fue a Boca en un clásico. Y me dejó cosas lindas, porque conocí en el fútbol al mejor tipo, que fue el Negro Palma. No era amigo, pero tenía buena relación y como persona fue extraordinario y ni hablar como jugador. El negro fue uno de los más inteligentes que tuve a mi lado.
>>Leer más: Julio Zamora, el ídolo de Newell's que no dudó en darle el adiós a su "amigo y hermano"
Hay algo conmovedor que fue tu gesto de ir a despedirlo cuando falleció. Vos en el medio de una enorme cantidad de hinchas de Central que te respetó de una manera admirable.
Sí, pero en lo que menos pensé fue en los colores. Para que la gente de Newell's me quiera jamás hablé mal de Central, no lo necesitaba. Y en ese momento pensé en la persona. El Negro habría hecho lo mismo porque a mí me pasó lo mismo. La gente tampoco pensó en los clubes. Te cuento algo, su hermano Walter es mi compadre porque es padrino de mi hijo.
Fue un lindo ejemplo el que brindaste más allá de la rivalidad de colores, el folclore, la cargada sana dentro del fútbol. Eso es lo que se debe pregonar.
Te cuento algo. Yo era el capitán de Newell's y el Negro de Central y siempre nos juntábamos a charlar, pero no de fútbol. Hablábamos de un montón de cosas. Un día estábamos tomando un café en el centro, cerca de una ventana y un hincha, no sé si de Central o Newell's, nos insultó a los dos y con tanta mala suerte que el clásico del domingo terminó 0 a 0. Ahí pensaron que estaba arreglado y nada que ver.
Otras entrevistas
Embed - El Gringo Ricardo Giusti
>>Leer más: Qué es de la vida de Ricardo Giusti: un trágico accidente, Maradona, Bilardo y el fútbol en su pueblo
Embed - ¿Qué es de la vida de Tom Arriola?
>>Leer más: Qué es de la vida de Tom Arriola y lo que pudo ser: "No alcanza con jugar bien"
Embed - ¿Qué es de tu vida? Sergio Pezzotta
>>Leer más: ¿Qué es de la vida de Sergio Pezzotta?: el jugador que no fue, por qué el arbitraje y las presiones