Gran Hermano atraviesa días especiales en los que todo cambia minuto a minuto. Este martes, se introdujo un nuevo juego que no se había implementado en ninguna edición del reality en el país, “Congelados”. En esta modalidad, cada vez que suena una alarma los jugadores deben permanecer totalmente quietos, sin emitir ningún sonido, mientras que un familiar ingresa a la casa por un tiempo determinado para acercarse a ellos.
Si bien Santiago del Moro ya les había anticipado a los participantes que esta temática llegaría en los próximos días, ninguno de ellos sabía en qué momento podría suceder. Esta cuestión sorpresa se suma a los dos meses que llevan dentro de la casa encerrados y sin contacto con el exterior, por lo que las emociones estaban a flor de piel cada vez que ingresó uno de los familiares.
Este desafío implica fuertes sanciones en caso de que alguno de los jugadores no logre contener las emociones y reaccione ante los ingresos, por lo que cada uno de ellos debe permanecer en la misma posición en la que sonaron las alarmas. Por su parte, los familiares seleccionados tienen libertad de moverse por toda la casa y dirigirse hacia quienes deseen, pero con el especial cuidado de no brindar información del juego a los participantes.
Al iniciar el programa de este martes, el conductor presentó a los tres familiares que fueron designados para ingresar a la casa más famosa del país: el marido de Emmanuel, la pareja de Lisandro y la mamá de Nicolás. “Vayan a ver, vayan a tocarlos pero ojo con las palabras, ojo con lo que dicen. Ustedes pueden tocarlos y besarlos pero ellos no pueden reaccionar”, indicó del Moro.
En el momento que sonó el teléfono rojo, Juliana salió rápidamente del baño para atender la llamada con sus piernas completamente desnudas, cuando se anunció el “congelados” y debió permanecer durante el primer ingreso de un familiar cubriendo sus partes íntimas.
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Quien se encargó de entrar en primer lugar a la casa fue Nicolás Suar, esposo de Emmanuel. Apenas unos segundos después de su ingreso, el cordobés quedó conmocionado y con lágrimas en los ojos mientras intentaba no moverse. Tras el abrazo de la pareja y un rápido recorrido por la casa, el militar y pareja del participante aprovechó para bromear con algunas cuestiones del juego y se despidió. Cuando Gran Hermano dijo “descongelados” estalló toda la emoción contenida y alegría de Emma, así como los comentarios de sus compañeros.
Unos minutos más tarde fue momento de Milagros Leveratto, novia de Lisandro. La joven fue contenedora ante la emoción y llanto de su pareja, a quien intentó calmar para que su juego no se vea perjudicado por una sanción. Luego de los mensajes de cariño y la emoción de todos los televidentes al escuchar los agitados latidos del participante, Mili permaneció junto a Licha hasta que llegó su momento de salir nuevamente.
El turno final de la noche fue para Antonella, mamá de Nicolás Grosman. Tan solo unos minutos antes de medianoche, la joven madre ingresó por el pasillo del patio y se acercó a su hijo. Tras las muestras de cariño y de calma para no afectar su contención, la mujer aprovechó la ocasión también para reconocer el lugar. Con gestos maternales, le recomendó a los participantes que “ordenen un poco” y le aclaró a Nico que “las golosinas son para compartir”. Después de la despedida y de haberse mantenido completamente quieto, el participante liberó su emoción y alegría junto a sus compañeros.
Esta noche dejó uno de los capítulos más emotivos de la historia de Gran Hermano Argentina, ya que tanto los participantes que recibieron las visitas familiares como los que no se emocionaron hasta las lágrimas, y los encuentros resultaron ser un envión anímico para los jugadores en medio de varios días de tensión.