Durante julio y agosto, La Usina Social fue sede de Ruido de Fábrica, un ciclo de shows por el que ya pasaron nueve artistas de distintos géneros. Con el objetivo de “celebrar la diversidad musical” de la ciudad y la región, el espacio (ubicado en Jujuy 2844) co-produjo con el sello local independiente Jit Jot Records esta seguidilla de eventos donde se mezclaron y multiplicaron las sonoridades. En todas hubo feria de arte gráfico, objetos, discos y diseño de indumentaria. Este sábado 8, a las 21, tendrá lugar la fecha de cierre, con la presentación de Amelia y Mati en el Instante.
El puntapié inicial lo dieron Eva Trauma, Los Pajarracos y Aguas Tónicas. La segunda la protagonizaron Invernáculus, Las Formas y Juana Maidagan. El primer sábado de agosto se presentaron The Ivonne Van Cleef Orquesta (desde Santa Fe), Los Rayos y La Hija del Apocalipsis. Música experimental, psicodélica, pospunk, indie pop se entrelazaron “como engranajes musicales” a lo largo de la propuesta.
La Usina supo ser una fábrica textil y se reconvirtió en un centro para la expresión creativa. De ahí surge el nombre del ciclo, que busca evocar esa reverberación en el presente. “Queríamos pensar en cómo los espacios van resistiendo y los habitantes van cambiando. El cambio de producción de una cosa hacia otra. El concepto del ciclo va por ahí, como trabajadores del arte y de la música estar fabricando nuevas experiencias dentro de un lugar donde se fabricaban otras cosas”, contó en diálogo con La Capital Ale Siniestro, de Jit Jot.
La apuesta a grillas eclécticas es una marca del evento, y también del sello Jit Jot, que entiende que en la amplitud hay una riqueza única, y la curiosidad por lo nuevo habilita encuentros virtuosos con otros, incluso (o sobre todo) a nivel público. “La idea es mezclar todo un poco. A nivel artístico me parece super rico una noche con diferentes matices. El sábado pasado se juntaron los públicos de distintos submundos dentro del under de Rosario. Y fue espectacular porque al final estamos todos en la misma. Poder unir todo eso fue siempre un poco el objetivo de Jit Jot”, agregó Ale, quien desde 2018 encabeza la productora independiente, caracterizada por editar cassettes de bandas locales a raíz de materiales reciclados.
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“Creo que con este evento y aprovechando todo lo que nos dio La Usina, se logra armar esto que tanto queríamos que es una atmósfera de comunidad donde se derriten un poco los límites entre el artista y el público”, agregó.
En ese sentido, Ruido de Fábrica invita al descubrimiento, a correrse del gesto de sólo ir a ver las bandas que ya se conocen o ya gustan. “Me parece que todo tiene que ver con todo y se potencia. También me parece importante que todos empezamos a abrir la cancha y los gustos musicales. Está buenísimo ir a lugares a ver qué pasa más allá de que no sea tu estilo favorito, ir a buscar otra cosa que te da la música que es el encuentro”, apuntó Ale.
“La verdad que fue increíble cómo se fueron sucediendo las fechas. Nos sorprendió porque no sabíamos qué iba a pasar con la concurrencia y desde el primer día, tomó un vuelo increíble. El sábado pasado tuvimos un encuentrazo, con una atmósfera espectacular. La gente estaba muy contenta y muy agradecida de estar ahí. Este sábado es el último así que promete más fiesta todavía”, cerró el productor.
Amelia y Mati en el Instante, a cargo del cierre
El broche de oro del ciclo lo pondrán dos artistas locales, de distintos estilos y con públicos en crecimiento. Mati viene de editar su primer disco, “La Teoría del Todo Bien”, en 2023, y sus canciones de pop-rock, bastante irresistibles, resuenan cada vez más en la ciudad. Amelia, con apenas 23 años, lanzó su tercer disco “Onírika” a fines del año pasado, y se consolida como una de las propuestas más atractivas del presente de la escena rosarina.
En su reciente álbum, Amelia apostó a algunos giros sustanciales. A nivel sonoro, profundizó la producción construyendo capas de sonido en un pop refinadísimo y de alto vuelo. Lejos de aquella joven de 19 años con su ukelele que cantaba en inglés de los comienzos, la artista inaugura una era en la que no abandona el imaginario fantástico que la caracteriza, pero en la que afirma los pies en la tierra.
“Estoy tratando de solidificar en el vivo todo lo que hicimos en el disco y tratando de que llegue a más gente. Es un lindo proceso porque es una nueva etapa para mí. Es mi primer disco full en español y si bien se mantiene toda mi búsqueda, siento que está pensado para llegar a más gente y también desde lo visual generar cosas nuevas”, aseguró Amelia en diálogo con La Capital.
Embed - Amelia - ¿Cuánto Cotizará Mi Alma? (Video Oficial)
Producido por su hermano Fermín, Lusio, y Gladyson Panther, en “Onírika” hay preguntas tan profundas como los beats, y hay paisajes sonoros que habitan ese mundo de sueños que propone el título, pero que se despojan de toda ingenuidad.
“Mi idea era ponerme en el lugar de qué pasa con el mundo de lo emocional, que se vincula mucho con la fantasía pero también elementos de una realidad medio hostil. Y qué pasa con el artista que usa su alma para venderla, porque no es que te vendés, pero terminás haciendo un producto. Mi búsqueda es que el personaje de Amelia, por así decirlo, que fue construido por todo este mundo de fantasía, en ‘Onírika’ concrete su conexión con el mundo real”, explicó la artista.
El nuevo disco ya viene sonando en vivo en algunos escenarios de la ciudad, pero Amelia insiste en elevar cada vez más la apuesta. Incluso sumó dos amigas para colaborar en la parte performática. “Siento que la banda está cada vez más afilada. Yo confio mucho en ellos y está todo cada vez más pro. Laburamos mucho cuestiones de sonido para ir profesionalizando cada vez más el show”, apuntó sobre sus compañeros de escenario: Catalina Druetta en guitarra, Tano Rosignoli en batería, Fermín Sagarduy en bajo, y Lusio en teclados.
“Estos temas los planeamos y pensamos para el vivo desde el inicio, y esa es mi idea también con próximos discos. Creo que eso se traduce en la gente. En algunos temas le hacemos otras partes, les damos una vuelta, se vuelven más rockeritos y a la gente le re copa”, recuperó la artista sobre la respuesta del público hasta el momento.
A pesar de que se pueden buscar referencias o establecer comparaciones en el sonido de Amelia, ella asegura que su mayor insumo es la “cultura local”. “Para mí la influencia máxima para este disco es estar en contacto con bandas de acá e ir a ver recitales. Compartir música y componer con mis amigos. Estar en contacto con artistas, no sólo con músicos. Pensar en ir todos los fines de semana a ir a ver un recital, una muestra, lo que sea, eso me gusta mucho”, cerró.