Claudio “Morocho” Mansilla, hampón conocido por el gran público del género policial, fue acusado por la fiscal Georgina Pairola como instigador del asesinato de Sergio Rubén Giménez, rival en el entramado de una vieja disputa familiar. Giménez fue asesinado el domingo 24 de noviembre de 2019 en medio de un partido de fútbol, en una cancha de Pujato al 8000, en barrio Hostal del Sol. Un homicidio brutal ante al menos medio centenar de personas.
La fiscal le atribuyó al Morocho haber ideado “un plan criminal” para que cuatro hombres, uno de ellos ya imputado, mataran a Giménez por 10 mil pesos. El juez de primera instancia Florentino Malaponte dispuso prisión preventiva efectiva por el plazo de ley, es decir al menos dos años, para “Morocho”.
Giménez tenía 41 años y era hijo de Catalina Aquino, una mujer de 63 años ejecutada en barrio Santa Lucía la tarde del miércoles 17 de noviembre pasado, dos horas después de que Emanuel Olmedo, el ejecutor material del crimen, fuera detenido. Olmedo fue acusado por el asesinato de Giménez como autor de un homicidio agravado por el uso de arma de fuego y calificado por la promesa remuneratoria y el concurso premeditado de dos o más personas, delitos que prevén prisión perpetua. La mujer murió sin saber de la detención.
Mansilla, reconocido por ser el último prófugo recapturado tras la bochornosa fuga de la cárcel de Piñero del 27 de junio de 2021, purga una condena a 37 años de prisión acumulados: 25 años por un doble homicidio y 12 por ser condenado por ser jefe de una banda narcocriminal que actuaba en Rosario.
Viejos rencores
La disputa entre Morocho Mansilla y su gente y la familia Giménez comenzaron el 17 de marzo de 2014 cuando Felipe “Tartita” Giménez junto a Miguel Angel “Rulo” Giupponi atacaron a balazos a una familia de apellido Céliz e hirieron a uno de sus integrantes. Los Céliz eran amigos de Julio Pereyra, un hombre baleado días más tarde y que 15 meses después, el 23 de mayo de 2015, sería asesinado a balazos en el interior de su auto en el pasaje 1756 al 2200 de Santa Lucía. Y también de “Morocho”. El crimen de Pereyra pareció marcar el final de la disputa, pero sólo fue una tregua que se terminó cuatro años más tarde.
El 2 de agosto de 2019 la casa de Catalina Aquino, madre de los hermanos Giménez, fue ferozmente atacada a balazos sin que nadie resultara herido. El blanco del ataque era “Tartita” Giménez, recientemente salido de la cárcel. La replica llegó tres días más tarde. El 5 de agosto de 2019, Sol Jazmín Delgado, una chica de 21 años fue asesinada durante una balacera contra una vivienda en pasaje Serén al 7700 en la que también fueron heridos Carlos Saúl “Carita” Gómez y a Alfredo “Edu” Salva Céliz, ambos integrantes de la banda del “Morocho”.
Tres meses más tarde Sergio Carlos Birri, cuñado de Giménez, fue ejecutado la noche del 19 de noviembre de 2019 en el patio de su casa de Estudiante Aguilar al 7700. Por este crimen el fiscal Luis Schiappa Pietra acusó a Ezequiel Rodolfo Romero, alias “Colo” o “Pecoso”, también gente del “Morocho”. Y cinco días más tarde el del propio Sergio Giménez, fue baleado dos veces en la cabeza el 24 de noviembre de 2019 en medio de un partido de fútbol en un torneo barrial. Tres asesinatos en cien días.
El crimen
La tarde del domingo 24 de noviembre de 2019 en la cancha de Pujato al 8000, entre Tarragona y Sánchez de Loria, en barrio Hostal del Sol, se jugaba la segunda jornada de un torneo de fútbol barrial. La canchita es, además, la plaza del barrio. Por ello a la par de los partidos había vecinos tomando mates y pasando el domingo. La organización corría por cuenta de “Los Chaque”, equipo del barrio Stella Maris en el que jugaba Sergio Rubén Giménez.
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Según la acusación de la fiscal Pairola, alrededor de las 16 Emanuel Olmedo y un pibe apodado “Lauti” llegaron escondidos en un camión de color blanco a las inmediaciones de la canchita. Como el equipo de Giménez era organizador de la jornada, no disputaban partidos, y entonces a él le tocó hacer de juez de línea. Casi toda la jornada Giménez estuvo sobre el lateral de la cancha que da Gardelli (paralela a Newbery), pero minutos antes de que lo atacaran se cruzó hacia calle Pujato.
Los agresores deambularon alrededor de media hora, mientras se jugaban partidos del torneo, hasta que Olmedo se acercó a Giménez, le apoyó una pistola en la nuca y gatilló al menos dos veces. Giménez cayó fulminado. Olmedo llevaba puesta una camiseta alternativa de Rosario Central, de color amarilla, aunque se reconocía como hincha de Newell's. La víctima murió por una “lesión cráneo encefálica grave por proyectil de arma de fuego”, según el informe de autopsia aportado en la audiencia.
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Claudio Morocho Mansilla en el alerta roja emitido por Interpol mientras estaba prófugo tras la fuga de la cárcel de Piñero.
“Nosotros estábamos atrás de uno de los arcos, a casi 100 metros de donde estaba Rubén ya eso de las 16, aproximadamente, se escucharon dos disparos. Derecho donde yo estaba hay una cortada, y veo que salen dos corriendo, para el lado de calle Baigorria. Yo solo los veo salir corriendo por esa cortada pero no puedo decirte cómo eran, nada. Ahí empezaron a gritar «es Rubén, es Rubén», todos lo conocían ahí. Fuimos corriendo y ya estaba muerto”, comentó una testigo.
La fuga
Los sicarios salieron corriendo, perseguidos por un par de compañeros de Giménez. En audios de una investigación de la Fiscalía Federal 2, que tenía en la mira a la banda del Morocho, puede escucharse cómo Olmedo le va rindiendo cuenta del asesinato y recibiendo nuevas órdenes. Los atacantes debieron correr siete cuadras porque el “Colo” Romero no los rescató en una Honda Tornado negra. Entonces debieron improvisar y huyeron en una Honda Wave. En la investigación también queda claro que Sergio Rubén Giménez era ajeno a la disputa y se convirtió en objetivo sólo por ser el hermano de Tartita, el hombre al que la banda del Morocho buscaba eliminar.
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“El antes vivió en el barrio Stella Maris, a tres cuadras de mi casa pero se tuvo que ir porque el hermano que esta preso tuvo un problemas con uno y los vecinos lo echaron. No tengo ni idea cómo fue. Seguimos teniendo contacto porque desde que lo conozco sigue al grupo de estos chicos “Los Chaque”. Toda la familia vivía en mi barrio, pero después se mudaron todos por el problema que tuvo el hermano”, declaró una testigo del asesinato.
Tres meses atrás Emanuel Olmedo, el ejecutor material del crimen de Giménez, fue acusado por la fiscal Pairola como autor de un homicidio agravado por el uso de arma de fuego y calificado por la promesa remuneratoria y el concurso premeditado de dos o más personas, delitos que prevén prisión perpetua. También se le imputó la portación de arma. El juez Hernán Postma dispuso prisión preventiva por el plazo de ley, es decir al menos dos años, para el acusado.
“Esto es una locura. El miércoles mataron a mi marido y ahora a mi hermano. Ningún fiscal ni juez vino a verme, son todos unos hijos de puta”, le dijo a este diario, con mucha bronca y dolor, Daniela, viuda de Sergio Birri y hermana de Sergio Rubén Giménez. Mientras velaba a cielo abierto a su hermano en la canchita agregó: "Así matan los narcos. Nadie me vino a ver. ¿Y qué esperan, que me maten a mí o a un hijo?," se preguntó mientras, casi al mismo tiempo, se contestó: "No tengo plata, por eso pasa esto, si tuviera plata no moría nadie".