Claudio Javier “Morocho” Mansilla, un pesado hampón que ganó notoriedad con la espectacular fuga a tiros de la cárcel de Piñero, sumó este jueves una nueva condena a su creciente prontuario. Un tribunal federal lo sentenció ayer a 12 años de cárcel como organizador de una banda dedicada a la venta de drogas en la zona sudoeste de la ciudad, especialmente en el barrio Santa Lucía donde se lo conoce como un referente del delito violento.
La pena se agregará a la de 25 años por un doble homicidio que recibió en el juicio oral que estaba en curso cuando se escapó de la prisión. Mientras tanto se siguen tramitando imputaciones referidas a esa última evasión, a su pertenencia a un grupo delictivo carcelario liderado por René Ungaro y el encargo de un homicidio. Precisamente sobre ese último tema, el mismo jueves también se conoció el pedido de prisión perpetua que formuló el fiscal Gastón Avila para Mansilla, acusado de haber ofrecido 100 mil pesos a un chico para que matara a joven de 21 años en abril de 2021.
Junto con el Morocho fueron condenados tres hombres como miembros de su organización narco: Nahuel Damián Córdoba recibió una pena de 8 años de cárcel; Maximiliano Ezequiel “Menor” Gonzalez, 8 años y medio, y Ezequiel Rodolfo “Colo” Romero, a 7 años y seis meses. Los tres también están imputados en la Justicia provincial como miembros de un asociación ilícita que le atribuyen liderar a Mansilla.
Conexiones
La investigación contra la banda de Mansilla por sus actividades de narcomenudeo se desprende de las pesquisas por una saga de homicidios y balaceras ocurrida en 2019 en el barrio Santa Lucía. Una serie que se inició con la tentativa de homicidio de Catalina Aquino, una mujer de 60 años baleada en un ataque a su casa de Misiones al 2100 por jóvenes apuntados como soldaditos de Morocho, quien por esos días manejaba los hilos de su banda desde la cárcel de Piñero.
El ataque contra esa mujer, casualmente asesinada la tarde del miércoles horas antes de que se conociera este veredicto, originó una serie de vueltos que les costaron la vida a su yerno Sergio Birri y a su hijo Sergio Rubén Giménez. En las respectivas investigaciones de esos hechos ocurridos entre agosto y noviembre de 2019 se hallaron drogas que implicaron la apertura de una causa por comercialización de estupefacientes en el Juzgado Federal Nº 4. Fue en un allanamiento realizado el 24 de diciembre de ese mismo año que se encontraron casi cinco kilos de marihuana y 122 gramos de cocaína, además de elementos de fraccionamiento, armas de fuego y celulares. En esa vivienda fue detenido Nahuel Córdoba.
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La investigación federal contó con el aporte de la realizada por fiscales de Homicidios y de Delitos Complejos del Ministerio Público de la Acusación (MPA) provincial. Así cayeron en el radar, además de Mansilla, Menor González y el Colo Romero. De esa manera se estableció que “la organización criminal, a la vez de cometer homicidios, se dedicaba a la venta de estupefacientes, contando con una persona clave que los proveía desde la cárcel de Piñero”, señaló el fiscal federal de juicio Federico Reynares Solari.
“El caso se trabajó en colaboración con el MPA —explicó el fiscal federal— dado que estos fenómenos traspasan los límites tradicionales y las actividades delictivas de estas organizaciones infringen simultáneamente leyes de competencia federal y ordinaria. Las nuevas dinámicas delictivas requieren nuevas estrategias de investigación y de juzgamiento".
Desde la celda
La banda fue descripta por el fiscal como “una estructura criminal que se dedicaba a cimentar su organización a partir de la administración de la violencia y el comercio de material estupefaciente”. Y remarcó la labor de Mansilla, que manejaba el grupo “desde su lugar de detención, a partir del prestigio delictivo, ascendiente que gozaba y medios materiales con los que contaba”.
El fiscal agregó que del análisis de los celulares "pudo llegarse al grado de certeza suficiente para poder afirmar que el material estupefaciente secuestrado es la muestra de una actividad que lo sustentaba mucho más vasta, prolongada en el tiempo y llevada adelante con una organización con roles definidos”.
En ese sentido el Tribunal Oral Federal Nº 3 de Rosario conformado por los jueces Mario Gambacorta, Eugenio Martínez y Osvaldo Facciano condenó a Mansilla como “organizador del tráfico de estupefacientes ” y a sus tres cómplices como “coautores del tráfico organizado”. Además resolvió el inmediato traslado a dependencias del Servicio Penitenciario Federal.
Un pedido de perpetua
En otro orden, pero el mismo jueves, el fiscal de Homicidios Gastón Avila adelantó su pedido de prisión perpetua en el requerimiento acusatorio que presentó contra Mansilla como presunto instigador del homicidio “calificado por precio o promesa remuneratoria” que terminó con la vida de Mauricio Ezequiel Gómez el 26 de abril de 2021.
Según la evidencia colectada en la investigación el hecho fue planeado desde el pabellón 14 de la cárcel de Piñero por Mansilla, quien le prometió a Ulises Nicolás Oviedo 100 mil pesos para que concretara el crimen. Además el Morocho se encargó de poner a disposición del tiratiros un vehículo y una pistola 9 milímetros para que realizara la labor encargada.
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En ese marco la tarde del 26 de abril, alrededor de las 18, Oviedo y otra persona no identificada hasta ahora llegaron en un auto blanco al cruce de Colombia y French, donde avistaron a Gómez. Luego de confirmar con Mansilla que se trataba del blanco del ataque volvieron al barrio donde tenían pendiente culminar el encargo. Entonces vieron a Gómez en la puerta de su casa de Colombia 500 bis, se acercaron y entablaron una conversación con el joven de 22 años.
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Mauricio Ezequiel Gómez tenía 22 años y recibió al menos dos balazos en su cuerpo.
Luego lo esperaron en a puerta de la casa, fueron a dar dos vueltas a la manzana hasta que volvieron a ver a Gómez en la calle. Entonces le dispararon directamente desde el auto al menos nueve veces. Uno de esos tiros impactó en el abdomen de la víctima y le provocó la muerte. Luego Oviedo y su cómplice escondieron el auto y el arma.
Finalmente, los autores se dieron a la fuga por calle Colombia hacia el sur, escondieron el auto y el arma, y le notificaron a Mansilla que ya habían llevado a cabo el ataque.