¿Por qué te piden hasta el ADN para acceder a un crédito bancario? ¿Por qué un hombre creería en alguien que no le ofrece garantías? ¿Qué valor tiene la palabra hoy? Esas son algunas de las preguntas que se plantean en "El crédito", la obra protagonizada por Jorge Marrale y Jorge Suárez que se presenta hoy y mañana, a las 21, en el Auditorio Fundación (Mitre 754). Se trata de la última comedia del catalán Jordi Galcerán (autor de la exitosa "El método Grönholm") y la dirección está a cargo del experimentado Daniel Veronese ("Cámara Gesell", "Máquina Hamlet", "La última sesión de Freud", "Cock"). La historia empieza con un hombre (Suárez) que intenta, de manera honesta, conseguir que una sucursal bancaria le conceda un pequeño crédito absolutamente necesario para continuar con su vida. El no tiene avales ni propiedades, sólo cuenta con su palabra de honor, y la negativa tajante del director de la sucursal (Marrale) los va a colocar a los dos en una situación muy delicada y disparatada. En charla con Escenario, Jorge Marrale habló de la singularidad de esta obra que en el fondo es una pintura sobre la tiranía del sistema bancario y del capitalismo.
—¿Qué es lo que más te atrapó de esta obra de Jordi Galcerán?
—Hay varias cosas. Una fue la posibilidad de volver a trabajar con Daniel Veronese, y la otra fue la oportunidad de trabajar por primera vez con Jorge Suárez, con quien veníamos amagando pero nunca podíamos encontrarnos. Todo eso se sumó a tener un texto como el de Jordi Galcerán, muy atractivo por lo que plantea. Es interesante lo que se desencadena en esta dupla, entre alguien que necesita dinero y no lo puede conseguir y otro que está en un lugar de poder creyendo que puede conceder o no, como una especie de dios pagano. En la obra hay un cambio de roles que podría ser una metáfora de la necesidad. Ese rol que cambia, el del sometedor y el sometido, es una metáfora de la necesidad de la gente de que haya un sistema de créditos más justo. Cuando uno de los personajes toca algo personal del otro lo institucional se corre y ahí aparece la obra de teatro, con los hombres y sus pasiones, sus temores y sus envidias. Me atrajo lo que está en el texto y en el subtexto de la pieza.
—¿Es una comedia dramática o sarcástica? ¿Cómo la definirías?
—Es sarcástica, aunque tiene algo de dramática en los términos de que lo que subyace es la necesidad de alguien. La comedia está en las antípodas de la tragedia, pero también la contiene. Lo que pasa es que con ironía, con humor, hace jirones de la realidad, y no por eso deja de ser crítica. La obra plantea un juego de poderes y lo gracioso es que Galcerán destruye en un momento ese juego y lo invierte. Es una comedia para reírse.
—Vos siempre fuiste muy reconocido por tus roles de villano. Tu personaje en esta obra, el bancario que no quiere dar el crédito, ¿es también una especie de villano?
—Más que un villano personal es un ser refractario a la problemática del otro. Tiene normativas a las que se tiene que ajustar. En ese sentido uno puede construir un villano, pero no es la pretensión. Atrás de los villanos también están los seres humanos. Cuando uno descubre un poco la intimidad de este hombre, cuando él habla con su mujer o con su hermano, sale a luz que esa supuesta fortaleza es absolutamente superficial.
—Vos dijiste en una entrevista: "Galcerán escribe «El crédito» pensando en España y en su crisis". ¿Creés que hay conexiones con la realidad argentina actual? ¿El público se puede sentir identificado?
—No sé si con lo actual. Nosotros tenemos una historia vinculada a lo bancario que es compleja, muy compleja. Lo que los españoles están viviendo —sin el corralito— es algo que nosotros de alguna manera ya lo pasamos. La Argentina no es un país que tenga un desarrollo muy grande de créditos personales, como lo tuvo España o Estados Unidos, con esos créditos hipotecarios a 35 años. Galcerán se apoya en eso. Pero nosotros entendimos que hay un supuesto en el público que entiende de qué se trata un banco y de qué se trata pedir algo ahí. Consideramos que eso estaba en el inconsciente colectivo, o en el consciente colectivo, mejor dicho (risas), porque todos lo vivimos en mayor o menor grado.
—En la obra hay una crítica al sistema bancario y al neoliberalismo. ¿Cuál es tu visión personal de esta crítica?
—En realidad Jordi Galcerán critica el momento actual de esta forma impuesta, sobre todo en la comunidad europea, de sistemas un poco blindados a ciertas posibilidades de crecimiento social. Parecería que el mundo de las finanzas está por encima del mundo de la producción, o por lo menos desequilibrando lo que antes era un factor de trabajo. La especulación es mucho más grande desde lo financiero que desde lo productivo. Y esto, en términos de lo que es el trabajo global, empieza a tener algunas consecuencias.
—"El crédito" se estrenó el año pasado. ¿Qué te pudo transmitir la gente en todo este tiempo?
—El público tuvo una respuesta inmediata a "El crédito". Primero porque la pasaban muy bien. Y después, cuando uno salía del teatro, te encontrabas con algunos espectadores que veían que atrás de ese juego de poder entre los personajes se esconde el sistema. El sistema nos empuja a recurrir a situaciones humanas extremas, y eso se ve claramente en la obra. En este caso es jocoso —por la forma en que se recibe en la platea— pero también es complejo, porque lo que juega, en última instancia, es la puja entre dos personas.
Un actor que no descansa
Una obra de teatro que tiene todo para ser un éxito y una miniserie con una producción de lujo. Esos son los proyectos de Jorge Marrale para cuando terminen las presentaciones de "El crédito", que se despide a fines del mes que viene. El marzo de 2016 el actor compartirá cartel con Guillermo Francella y Arturo Puig en la comedia "Nuestras mujeres", que batió récords de público en Francia. La obra con dirección de Javier Daulte se estrenará el 21 de marzo en el Metropolitan de Buenos Aires. Marrale también acaba de terminar la filmación de la miniserie "Estocolmo", con libro de Marcelo Camaño ("Vidas robadas", "Resistiré") y un elenco que incluye a Juana Viale, Luciano Cáceres y Leonor Benedetto. "Es una historia muy jugosa en donde se mezclan la política, el periodismo, la tergiversación de noticias y la trata de personas", anticipó. La miniserie de 13 capítulos todavía no tiene un canal definido, "pero hay varios interesados en tenerla en la programación", dijo el actor.