El amor, los fantasmas y algunos reencuentros imposibles (al menos aparentemente) se funden en la nueva película del director británico Andrew Haigh, “Todos somos extraños”, que este jueves 7 se estrena en los cines de Rosario. La película, que recibió siete premios en los British Independent Film Awards, está protagonizada por dos de los actores más reconocidos del momento: Andrew Scott (“Fleabag”, “His Dark Materials”) y Paul Mescal (“Normal People”, “Aftersun”).
El protagonista de la historia es Adam (Andrew Scott), un escritor cuarentón que vive solo en un rascacielos prácticamente desierto en las afueras de Londres. Una noche, su vecino Harry (Paul Mescal), coquetea con él estando borracho en un tórrido primer encuentro que desemboca en una relación tierna. Entre encuentro y encuentro con Harry, Adam se siente cada vez atraído por el lugar en el que se crió. Al acudir a la casa que la familia dejó atrás hace mucho tiempo, se encuentra con sus padres (interpretados por Claire Foy y Jamie Bell) llevando una vida normal. Algo un tanto extraño, considerando que sus padres murieron en un trágico accidente cuando él era apenas un niño. Su presencia y su juventud no lo asustan, sino que le reconforta el mero hecho de poder volver a verlos, de poder decirles que es gay, de comprenderlos como adultos.
“Es una oportunidad de volver a visitar a tus padres mucho tiempo después de que hayan fallecido y entablar un diálogo con ellos”, dijo el nominado al Oscar Graham Broadbent (“Los espíritus de la isla”), quien, junto con su socia productora Sarah Harvey, fue el primero en proponerle el libro a Andrew Haigh para que lo adaptara. La premisa era: “¿Qué les contarías a tus padres sobre tu vida si fueses adulto y ya no estuvieran entre nosotros?”.
Esa pregunta de infinitas posibilidades halla respuestas convincentes en manos de Haigh. “Quería que todo pareciese muy integrado, como sucede en nuestros recuerdos y como funcionamos en la vida: el dolor que llevamos encima siempre está ahí, escondido, y puede aparecer y sentirse increíblemente real”, explicó el director. “Siempre me interesó esa sensación cuando uno está a punto de dormirse o acaba de despertarse de un sueño, cuando todo parece un poco extraño”. Por eso se resiste a calificarla de historia de fantasmas, incluso a pesar de que el concepto de la película desafíe su característico naturalismo. Por un lado, tenemos a un personaje que habla directamente con sus padres fallecidos. Por otro, tenemos una estructura que nos resulta familiar en la obra de Haigh en un nuevo y estimulante contexto: la pasión sexual de una noche que se convierte en algo más.
todos.jpg
Andrew Scott se hizo famoso en “Fleabag” y Paul Mescal en la serie “Normal People”.
El sexo y los desconocidos son, desde hace mucho tiempo, elementos inherentes al cine de Haigh. En “Weekend”, una aventura de una noche sirve de impulso para una fascinante saga de intimidad y anhelo; y “Looking”, la serie de HBO, traza el crecimiento y la regresión de sus protagonistas, solteros gays de San Francisco, a través de los retratos crudos y honestos de sus experiencias sexuales. No obstante, todo es diferente en “Todos somos extraños”: más emocional, más revelador y, en definitiva, más misterioso: “Antes solía ser más objetivo a la hora de rodar escenas de sexo. Aquí lo que quise fue abordar la naturaleza subjetiva de tener relaciones sexuales y cómo nos hacen sentir: el nerviosismo, la excitación y la sensación física de ser tocado por otra persona y lo que eso te provoca”, se explayó.
Inspirada en la novela de fantasmas “Strangers”, del japonés Taichi Yamada, “Todos somos extraños” se aleja de lo sobrenatural de este libro para reflexionar sobre la esencia del amor que compone las relaciones humanas. Universal y concreta al mismo tiempo, permite que los espectadores se reencuentren con vínculos pasados, lo que, para Andrew Scott, ayuda a “entender nuestros patrones de comportamiento”. Según el actor de “Fleabag”, algunos momentos de “Todos somos extraños” logran emocionar a “300 personas en una sala” al mismo tiempo, lo que él considera un hecho “extraordinario” e incluso “milagroso”. “Estar en la sala de cine con el público es tremendamente conmovedor, más que en ninguna otra película en las que he actuado”, dijo.
De esta manera, “Todos somos extraños” ofrece a los espectadores la oportunidad de “analizarse a sí mismos”, como expresó Paul Mescal en conferencia de prensa. Mescal también espera que el film genere una reacción emocional en el público. “Me encanta ir al cine y que la película me emocione, ya sea con carcajadas o con lágrimas; es la mejor sensación del mundo”, confesó.
Con siete premios en los British Independent Film Awards, entre los que recibió el galardón a mejor película británica independiente y los de mejor director y actor de reparto (aunque no fue reconocida en los Bafta, pese a sus seis nominaciones), la película deja que los protagonistas recorran una nueva faceta en su carrera cinematográfica. “El guion incorporaba lo que parecían ser seis géneros en uno: era increíblemente conmovedor, con elementos metafísicos y casi de terror, de historias de fantasmas”, expuso Scott. Para Mescal, las escenas y los diálogos del film eran “excelentes”, lo primero que siempre busca “egoístamente como actor”, admitió.
También los silencios de “Todos somos extraños” pueden considerarse parte del elenco, al dejar que la imagen y la música transmitan lo que puede ser complicado trasladar con palabras. La relación entre Adam y Harry, quienes, según Mescal, “contienen multitudes” por su complejidad como personajes, trae a escena las vulnerabilidades compartidas por todos los seres humanos. Para el actor de “Normal People”, la forma en la que los protagonistas de “Todos somos extraños” o de series como “Fleabag” acceden a la masculinidad le resulta “más familiar” que la estereotípica. “Es agotadora toda esa presión para comportarse de una determinada manera. Es completamente innecesaria. No estaremos aquí por mucho tiempo. Nos tenemos que mostrar tal cual somos”, apuntó Scott.
Todos Somos Extraños | Tráiler Oficial | Subtitulado