La extorsión a comerciantes del mismo barrio que vio crecer a sus integrantes fue un sello de una banda de Ludueña ligada a Los Monos. El método no se limitó a las calles del barrio sino que sobrepasó esos límites.
Tras amenazar a un comerciante de Liniers al 700, Oscar Delgado cayó en una "entrega controlada" por la policía. Lo condenaron por integrar una banda de Ludueña
Facundo M. venía zafando de todos los operativos policiales desplegados desde agosto de 2022 para desbaratar a la banda que asolaba barrio Ludueña.
La extorsión a comerciantes del mismo barrio que vio crecer a sus integrantes fue un sello de una banda de Ludueña ligada a Los Monos. El método no se limitó a las calles del barrio sino que sobrepasó esos límites.
Un verdulero de barrio Azcuénaga fue víctima en enero de 2022 un apriete de integrantes del grupo que le exigían 14 mil dólares para “dejarlo trabajar”. Recibió notas con amenazas, llamadas y disparos hasta que la policía montó una entrega controlada de dinero en una estación de servicios donde fueron detenidos dos cobradores. Uno fue condenado en marzo a cinco años de prisión. El otro, aceptó este lunes la misma pena en un juicio abreviado.
Se trata de Oscar Delgado, de 27 años, condenado por el delito de extorsión en tentativa y como miembro de la asociación ilícita agravada por la participación de menores de edad. El juez Ismael Manfrín dictó la condena al validar un acuerdo abreviado entre el fiscal Pablo Socca y la defensa del acusado, que está en prisión desde hace dos años y medio. Delgado dio su consentimiento y aceptó la pena en una audiencia en el Centro de Justicia Penal.
La banda que entre otros referentes lideraron Mauro Gerez y Jonatan Almada —hoy detenidos— en los barrios Ludueña y Empalme Granaderos no sólo concretó balaceras, homicidios y actos violentos para la venta de drogas en esos territorios, sino que aceitó un sistema de extorsiones a comerciantes de la zona, en ocasiones sus mismos vecinos. Una de las víctimas de esa práctica fue un verdulero de barrio Azcuénaga que el 27 de enero de 2022 recibió de dos personas a las que no conocía una nota con amenazas.
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Las intimidaciones continuaron los días siguientes, en los que recibió llamadas y mensajes de WhatsApp en los que le exigían 15 mil dólares bajo amenaza de balear su negocio. Como se negó, la promesa se concretó la noche del 30 de enero. Alrededor de las 21 atacaron con al menos seis disparos 9 milímetros el frente de su local de Liniers al 700. Tras este incidente el comerciante denunció las agresiones y se montó una falsa entrega de dinero. Se pactó un encuentro en la estación de servicios en Formosa y Junín y los atacantes aceptaron rebajar el “pago” a 200 mil pesos.
Al día siguiente, a las 17.20, dos hombres llegaron en moto al lugar acordado a buscar el dinero. Pero sospecharon que se trataba de una encerrona con policías encubiertos y se fueron por San Gerónimo y Junín. Allí cruzaron un auto Chevrolet Prisma que simulaba ser el remís que trasladaba a la víctima, dato que ellos conocían. Según la condena, frenaron de manera abrupta y al perder el equilibrio cayeron al suelo. Los siguieron a pie hasta Bogado y Formosa, donde fue detenido Delgado, en tanto que en Junín y San Gerónimo fue apresado Dan Natanael Cosme Sacco, condenado en marzo de 2024. Le dieron cinco años de prisión por el intento extorsivo y su pertenencia a la banda, también en un juicio abreviado.
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La organización al mando de Mauro Gerez y Jonatan Almada como referentes en la calle, comandada desde prisión por Andy Benítez y Julián Aguirre, surgió según la Fiscalía de un armado realizado en la cárcel por Matías “Pino” César, un hombre de Los Monos que conformó el grupo para la venta de drogas al menudeo en Ludueña y Empalme Graneros, distritos donde la guerra con la facción al mando de Esteban Alvarado dejó decenas de homicidios.
Al menos tres integrantes de la asociación eran policías. Fue desarticulada en 2022 y varios de los detenidos como integrantes fueron condenados, mientras que los referentes siguen presos a la espera de juicio. Delgado era una de las personas de confianza de Mauro Gerez. Según la condena se encargaba de retirar el dinero de las extorsiones, disponía de armas y motos y cumplía cualquier tarea que le indicara Gerez, a quien “acompañaba y custodiaba”. Por último, colocaba a disposición de la banda líneas telefónicas que luego se usaban para realizar extorsiones o la coordinación de actividades de la organización.