"¿Ahora vienen?". El reclamo en forma de pregunta se repitió este viernes en el vecindario de Felipe Moré al 600 bis , dado que desde la noche del jueves hay un patrullero del Comando Radioeléctrico custodiando la zona. La indignación es porque la medida se tomó luego de dos homicidios ocurridos en la misma cuadra con un día de diferencia. El miércoles fue asesinado un joven de 31 años que vivía en el barrio y a quien emboscaron desde una camioneta. En tanto el jueves a la noche una balacera en toda la cuadra provocó la muerte de un hombre de 40 años que había llegado en moto a buscar a su hija a un cumpleaños y que fue testigo de la muerte de su padre, un episodio similar al ocurrido la mañana del lunes en la zona sur de Rosario cuando un joven que llevaba a su hija de 4 años al jardín de infantes fue acribillado desde una moto.
En la cuadra de Felipe Moré al 600 bis la semana comenzó con balaceras sobre algunas viviendas hasta que el miércoles a la tarde fue asesinado Joel Bulnette, de 31 años y con domicilio en el barrio. Según el relato del vecindario los homicidas llegaron en moto y lo emboscaron a balazos, es decir que fueron a matarlo puntualmente a él.
El hecho se dio en un contexto de violencia que algunos vecinos explicaron en disputas por la venta de drogas. Hay quienes dicen que en la zona hay un búnker, mientras que otros lo niegan y aseguran que estos ataques tienen la finalidad de meter miedo en el vecindario justamente para instalar un punto de venta. En ese contexto apareció el nombre de Francisco "Fran" Riquelme, un joven que está preso por el ataque a balazos contra Mariana Ortigala, testigo del juicio a Esteban Alvarado. Algunos vecinos aseguran que este joven manejaría hilos del negocio desde la cárcel, mientras otros aseguran que no y que su familia se fue del barrio.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
"Yo tengo ganas de hablar, pero qué pasa, hablo y después viene la represalia", había dicho el jueves a la mañana un vecino de la zona tras el crimen de Bulnette. Lo dijo en plena calle, rodeado de viviendas perforadas a balazos y al menos dos autos con agujeros de disparos de balaceras previas al crimen del miércoles. Lo dijo horas antes de que volviera a ocurrir un hecho similar.
Pasadas las 22.30 del jueves David Joel Paredes, de 40 años, fue asesinado a balazos en esa misma cuadra. El hombre llegó en moto a Felipe Moré al 600 bis para buscar a su hija de 15 años a una casa en la que estaba celebrándose un cumpleaños. Según relatos de vecinos se aprontaban a subir a la moto cuando fueron sorprendidos por una ráfaga de balazos. David recibió al menos un disparo en la cabeza y murió en el lugar y delante de su hija: allegados a la víctima indicaron que la ambulancia tardó mucho tiempo en llegar.
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Voceros del Ministerio Público de la Acusación (MPA) informaron que los agresores iban en un auto y una moto, y que dispararon contra un grupo de personas que había en la vía pública. En tanto los vecinos de la zona dijeron que los tiros fueron a mansalva y al voleo, contra varias viviendas de la cuadra. La imagen posterior al hecho lo graficó: en tan solo 100 metros hay más de 50 balazos desparramados en distintas casas y vehículos. Algunas marcas son del ataque del jueves y otras de los hechos ocurridos los días previos.
"¿Ahora vienen?", preguntó con indignación una vecina de la cuadra al ver que desde la noche del jueves, luego del crimen de Paredes, un móvil del Comando Radioeléctrico custodia la zona. "Antes les pedimos por favor que pasen y se nos reían en la cara", agregó. "Este hombre vino cinco minutos a buscar a la hija y mirá cómo se lo devuelven a la familia, adentro de una lata. Así como le pasó a él le puede pasar a cualquiera porque vienen, tiran y no les importa nada", sostuvo la mujer.
El crimen de Paredes, delante de su propia hija, es el segundo con las mismas características ocurridos esta semana. Poco después de las 9 de la mañana del lunes Kevin Alejandro Leguizamón, de 23 años, fue asesinado a tiros cuando caminaba por pasaje Monteros al 6400, en el barrio Yrigoyen y a dos cuadras del Apeadero Sur del ferrocarril. Junto a él iba su pequeña hija de 4 años, a quien llevaba al jardín. Entonces fue abordado por delincuentes que se movían en un auto y lo mataron de al menos cuatro balazos, Smientras la criatura resultó ilesa y fue protegida por vecinos del lugar.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Violencia y policía
Más allá de una presunta disputa por el territorio para la venta de drogas como móvil de los distintos hechos violentos que se dieron en la semana en la cuadra de Felipe Moré al 600 bis, el panorama a la vista deja otras aristas de una problemática más compleja. Por un lado el comentario de los vecinos ubica a jóvenes del propio barrio que en los últimos tiempos se involucraron en el narcomenudeo, lo que implica -al menos en territorios como éste- meterse también en disputas violentas. Por otro lado hay un punto en común en los distintos testimonios que apuntan a la crítica muy dura a la policía, con especial foco en las comisarías de la zona: la 12º y la 20º.
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Después del crimen del miércoles los vecinos hablaron de los jóvenes del barrio, a quienes vieron crecer, que custodian los puntos de venta de drogas de la zona. Lo mismo ocurre en otros sectores del barrio y es entonces cuando aparecen las disputas. En ese marco hay quienes hablan concretamente de un punto de venta en la zona de Felipe Moré y French, mientras que otros lo niegan y aseguran que los ataques de esta semana tienen la finalidad de meter miedo en el vecindario para afianzar el narcomenudeo. Es que en zonas hostiles, en las que reina el temor a denunciar, el ambiente se vuelve propicio para las actividades ilegales.
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No es algo nuevo en este sector de Empalme Graneros, aunque los vecinos advierten que últimamente hay un exceso en el uso de la violencia. "Si me decís que vienen, disparan y les responden, lamentablemente se matan pero entre ellos. Pero ya vienen y tiran al montón. Quieren meter miedo, quieren venir a vender drogas acá", señaló una vecina. Ese contexto cambió de manera rotunda el estilo de vida del barrio. "No puede ser que a las cinco de la tarde no quede nadie acá. No podemos ni salir a comprar. Tenemos que sacar plata de donde no hay para hacer una compra para todo el mes y quedarnos en casa. Estamos presos en nuestras propias casas", agregó.
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En esa situación se funda la crítica de los vecinos al hecho de que la custodia policial se instalara en la cuadra después de varias balaceras, dos crímenes y dos heridos a balazos. Pero también aparecen sospechas sobre si la deficiencia en la seguridad pública en el barrio se debe a inacción o connivencia. Un vecino lo expresó así: "Nosotros vemos cómo se enfierran los pibes y andan por la calle armados. ¿De dónde sacan esas armas, metras y pistolas con cargadores largos? En la calle valen 300 lucas. ¿Quién se las da? La policía se las vende, las mismas que secuestran y después desaparecen".
Esa declaración se dio en un contexto determinado. El miércoles pasado, horas antes del crimen de Bulnette en Felipe Moré al 600 bis y a 15 cuadras de ese lugar, la Brigada de Inteligencia de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) allanó en Garzón al 900 bis una vivienda en la que secuestraron 11 pistolas, de las cuales algunas habían sido secuestradas en operativos anteriores y debían estar bajo custodia en la Sección Balística de la Unidad Regional II. Por eso el día siguiente se hizo un allanamiento en esa dependencia.
Otras acusaciones fueron a las comisarías de la zona: tanto a la 12º como a la 20º. En ese sentido un hombre indicó: "Los policías venden los datos. Lo digo porque lo sé, no por hablar al pedo. La policía vende datos y dice quién manda en cana a quién".
Quién era David Paredes
En lo que va del año se registran 85 homicidios en el departamento Rosario, la mayor parte de ellos según informes oficiales tienen como móviles disputas vinculadas al narcomenudeo. Muchas de esas víctimas son personas que de alguna manera participan de ese entramado, generalmente de su estrato más bajo y por lo tanto más expuesto a la violencia. Pero hay muchos otros que son víctimas colaterales, que quedaron en el medio de ataques a balazos, como fue el caso de David Paredes este jueves.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
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David tenía 40 años y trabajaba en mantenimiento en el Colegio San José. Con su pareja, empleada del comedor de un club, alquilaban una casa de pasillo en Génova al 2100, donde vivían con sus tres hijas. La familia es oriunda de Las Toscas y habían llegado a Rosario para un mejor pasar laboral. Ahora, tras el asesinato de David, analizan la posibilidad de abandonar la ciudad.