Newell’s descartó contratar a otro futbolista en este mercado de pases, cuyo cierre se fijó para este viernes, a las 20 horas. En consecuencia los que están, principalmente Juan Ignacio Ramírez y el repatriado Juan Manuel García, por tratarse de los centrodelanteros del plantel, se encuentran frente a la misión de incrementar el caudal goleador del equipo en lo que resta de la temporada.
Este aspecto del juego es tan deficitario que la Lepra es el segundo conjunto con menos gol de la Liga Profesional (6). Solo supera a Barracas Central, por apenas un tanto.
Nada que no se haya observado del conjunto rojinegro en la primera mitad de la temporada. A tal punto que, en la tabla anual también está penúltimo en relación a los goles convertidos (19). Un gol aebajo se ubica Sarmiento.
El déficit goleador, por dificultades en definición pero también en generación, es el principal problema que afecta a Newell’s. Con tan poco gol, le resultó imposible clasificar a los cuartos de final de la Copa de la Liga, quedó eliminado en octavos de final de la Copa Argentina y se ubica 24º de 28 clubes en la Liga Profesional, fuera de los puestos que otorgan un cupo a una copa internacional.
Menos gol en la Lepra
Este defecto ofensivo lo traía desde el ciclo de Mauricio Larriera y se profundizó con Sebastián Méndez. Allí radica uno de los motivos por los que el entrenador uruguayo tuvo mayor grado de tolerancia por parte del hincha. Porque con algo más de gol, el equipo insinuaba que podía despegar, aunque al final nunca sucedió.
En cambio, con el Gallego Méndez creció la dificultad para convertir, la campaña empeoró y la continuidad del DT se puso en duda más temprano.
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El Newell’s conducido por Larriera señaló 19 goles en 21 partidos entre los de la Copa de la Liga, Liga Profesional y Copa Argentina. El promedio del gol del equipo fue de 0,90. Casi un gol por presentación.
En tanto, desde la llegada del Gallego Méndez, el conjunto rojinegro anotó 3 goles en 9 encuentros. El promedio de gol es de 0,33. Es decir, cada 3 partidos señaló un gol.
Con uno y otro entrenador, Newell’s tiene inconvenientes comunes: las dificultades para atacar, por adentro o afuera, y para poner un pase de gol. Pero lo que empeoró fue la definición.
Juan Ignacio Ramírez, apenas uno
Desde la llegada del actual DT, le cuesta una enormidad hacer un gol. El Colo Ramírez anotó uno. Tomás Pérez, otro. Y el restante fue en contra, del arquero de Barracas Central. El equipo lleva cinco partidos sin meterla.
Todo esto obedece a que Ramírez anda torcido frente al arco y a que Juanchón García, que llegó para ser su reemplazante, jugó un rato en el clásico, pocos minutos con Racing, se lesionó y faltó los últimos tres partidos.
Encima tampoco se puede esperar demasiado de los demás futbolistas ofensivos. Fernando Cardozo, Lucas Besozzi, Francisco González y Matko Miljevic no son jugadores que acostumbren a meterla.
Y sería injusto exigirle eso a Mateo Silvetti, un juveni que recién empieza en primera y que su posición es de extremo, aunque el DT en ocasiones lo ubique de nueve.
Sí es posible esperar algo más de Ever Banega, que desde su regreso al club no registra goles.
Ante semejante sequía colectiva, para la Lepra resulta imprescindible que Ramírez afine la puntería y que algunos otros aporten su cuota de gol. De lo contrario, no existirá ninguna solución.