Central tenía que hacer lo que hizo siempre en este ciclo de Miguel Angel Russo cada vez que le fue mal, siempre de visitante: recuperarse de local. Y en el retorno a un Gigante de Arroyito cuyo campo de juego lució mejor que en la vuelta ante Banfield pero que aún le falta, doblegó bien a Gimnasia. El resultado fue ajustado, 2 a 1, pero la diferencia pudo ser más amplia en base a lo que mostró en un primer tiempo que no lo terminó bien por el penal que cometió Damián Martínez. Alcanzó de todas formas, por los gritos anteriores del madrugador Carlos Quintana y de Luca Martínez Dupuy y llegará entonado al clásico del domingo 25 en cancha de Newell's.
Central viene de perder ante Independiente y necesita una rápida recuperación. Y por eso rápidamente se sacó la mochila de encima con el espléndido cabezazo de Quintana entrando a la carrera en el medio del área, luego del tiro libre muy bien ejecutado por Jonatan Gómez desde la derecha.
La primera intervención de Gomito como titular en su regreso al club fue bárbara, aprovechando el tiro libre que supo generar Kevin Ortiz, cuando fue a buscar decidido la pelota con la cabeza y Pablo De Blasis, de espaldas, elevó demasiado la pierna.
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Al toque llegó el inexplicable parate de parte de los hinchas auriazules detrás del arco de Regatas, donde fue precisamente el gol, encendiendo bengalas que demoraron la reanudación varios minutos, justo en el mejor momento de Central. A veces la gente juega a favor y otras en contra.
Por eso el trámite empezó a hacerse peleado, aunque siempre con un equipo de Leonardo Madelón sin imaginación. Central jugó tranquilo y esperó su oportunidad.
Y llegó a los 29'. Sández rechazó largo de cabeza, Elías Ocampo la bajó y maniobró bárbaro entre tres jugadores del Lobo, asistiendo mejor a Martínez Dupuy. El delantero, que regresó en este partido en este sistema 4-4-2 que ideó Russo, metió un sablazo de goleador para el 2 a 0.
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La ventaja de dos hizo que Central se tranquilizara aún más, ante un Gimnasia sin ideas. Pero llegó el instante que alteraría las cosas y que solo vio el VAR, que ya que el árbitro Facundo Tello no se percató.
Es que el centro desde la izquierda al área canalla de Abaldo pareció demasiado largo como para que los dos jugadores del Lobo llegarán. Sin embargo, el VAR llamó y Tello vio el codazo que le dio Damián Martínez, que regresó tras la final con Platense, a De Blasis, que pareció además innecesario. El penal lo convirtió la misma víctima de la falta.
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El 2 a 1 con que se inició el complemento fue de otro partido, pero Central buscó asumirlo con la decisión de no dejar progresar a Gimnasia y a la vez inquietar de contragolpe.
Para eso fue clave Martínez Dupuy, que empezó a fabricar faltas cerca del área rival. Con eso fue aplacando el ímpetu inicial de Gimnasia, que tampoco tuvo muchas lucidez para resolver en tres cuartos.
Así, Gimnasia se fue llenando de impotencia y Central promediando la etapa empezó a notar que con sacrificio en las divididas, con mantener la intención de jugar en campo contrario, le alcanzaba.
Russo metió cambios con varios jugadores al límite físico, como Quintana y Ortiz, mientras que sacó también a Gomito. Lo llamativo es que a Campaz recién lo metió a quince del final, por un Malcorra que no está como entonces, y Lovera directamente lo vio desde el banco.
Los cambios de Gimnasia tampoco cambiaron la ecuación de una suerte que rápidamente se percibió echada. La tapada a los 48' de Isfrán, tras el centro de Campaz, fue el prólogo al festejo definitivo canalla. Con la ilusión puesta por supuesto más allá.