Rusia acusó con cargos de mercenarismo a 25 extranjeros a los que –dijo– intenta localizar, y en cuyo listado incluyó a combatientes de nacionalidad argentina.
Rusia acusó con cargos de mercenarismo a 25 extranjeros a los que –dijo– intenta localizar, y en cuyo listado incluyó a combatientes de nacionalidad argentina.
El Comité de Investigación ruso, organismo que depende de la Presidencia, señaló que su propósito es enjuiciar a los “mercenarios” por los presuntos crímenes cometidos desde el bando ucraniano tras la invasión del Kremlin a ese país en febrero de 2022.
"En el marco de la investigación de un caso penal de mercenarismo, las pruebas reunidas durante la investigación permitieron presentar cargos en rebeldía contra otros 25 extranjeros, entre ellos ciudadanos de Australia, Austria, Argentina, Bélgica y otros países”, reza el comunicado del Comité de Investigación de Rusia tras una reunión encabezada por su director, Alexander Bastrykin, en el Donetsk, la provincia del este de Ucrania de mayoría rusoparlante que está ocupada parcialmente por las fuerzas del Kremlin.
En total, ya son más de 200 los extranjeros que son objeto de procesos penales por cargos similares, informó el Comité.
“También se recibió información sobre la participación de instructores de Canadá, Gran Bretaña y Estados Unidos en el entrenamiento de personal militar de las Fuerzas Armadas de Ucrania incluso antes del inicio de la Operación Militar Especial”, como llaman en Rusia a la guerra que comenzó el 24 de febrero de 2022.
Según el sitio web del Comité, hasta el momento se dictaron sentencias en persona y en ausencia (“en rebeldía”) contra más de 100 imputados ucranianos en causas penales por asesinatos contra civiles y el daño a infraestructura protegida por el derecho internacional, que van desde penas de prisión de 12 años hasta cadena perpetua.
En junio pasado, Bastrykin había dicho que para entonces había procesado a “160 extranjeros de 33 países”, y había mencionado a Georgia, Estados Unidos, Letonia y Suecia. “El Comité continúa la investigación de la causa penal por hechos de reclutamiento y participación en combates del lado de formaciones armadas ucranianas”, expresó en ese momento.
Un mes antes, los informes oficiales hablaban de más de 2.000 mercenarios de 71 países.
A poco de iniciada la guerra, Kiev invitó a ciudadanos extranjeros a unirse a las fuerzas del país contra la invasión de Rusia a través de la creada Legión Internacional para la Defensa Territorial de Ucrania. A mediados de marzo de 2022, el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, aseguró que casi 20.000 extranjeros se alistaron en las primeras 24 horas de habilitar una página de Internet para facilitar el trámite.
De Bombal a Bakhmut
El 4 de setiembre pasado La Capital publicó una nota con Nazareno Moreyra, un joven de 25 años criado en Bombal, a 90 kilómetros de Rosario, hijo de un veterano de Malvinas. Con dos meses como soldado voluntario, Moreyra fue distinguido con una medalla por su heroica acción durante un combate donde le salvó la vida a un compañero herido por el fuego ruso, cerca de la ciudad de Bakhmut.
“La guerra es cambiante. Hay días tranquilos que se hacen largos porque no pasa nada (...) o 20 minutos que son un caos. Es muy aburrido o muy intenso”, declaró a este diario desde la zona de combate.
Con relación a situaciones riesgosas que le tocó afrontar, recordó un día en que “llegamos a una pendiente de unos 20 o 30 metros donde nos tiraron con un RP6 (una especie de bazooka) y una ráfaga, por las que nos quedamos tirados por la explosión, y apareció un drone que zumbaba como una abeja. Para mí el drone nos vio y nos dieron el aviso de evacuación de los compañeros heridos”...
También contó las alternativas de un amanecer en que “salimos del bosque donde dormimos. Yo iba último, con un español delante mío. Estábamos subiendo y de repente apareció un tanque, que disparó. Al español lo acostó por la onda expansiva de la explosión y a mí me dejó de rodillas. Él empezó a gritar que lo ayudara, entonces pensé: lo dejo ahí tirado y voy a llevar ese cargo de conciencia toda la vida o vuelvo, lo saco y lo cargo pero me juego la vida porque sabés que te van a tirar. Entonces fui a sacarlo entre un montón de ramas y un tronco que tenía encima. Le corté la mochila y pude cargarlo. Volvía y cayó un tiro de mortero muy cerquita, que es como si te dieran un patadón en la espalda. Nos metimos en unos pozos, donde empezaron a caer algunas bombas, una de las cuales le pegó a una mina, que explotó. Tiene un ruido especial. Fueron 15 minutos pero parecieron toda una mañana”.