Guillermo Francella vuelve a un rol que le sienta al dedillo y se mueve como pez en el agua. Quizá eso, que es tan cómodo para su labor profesional, sea el punto débil de “Granizo”. Es que Francella viene dando pruebas de que es un actor que le gusta asumir riesgos y es allí donde sale lo mejor de sí. Lo demostró en “El secreto de sus ojos”con su recordado Pablo Sandoval; también con el temible Arquímedes Puccio en “El clan”; y con “Animal”, “El robo del siglo” e incluso en las sutilezas de “Los Marziano”. Pero aquí compone a un personaje previsible en una historia no menos previsible, en la cual el tema central es exponer las miserias de la cultura de la cancelación. Y sobre ese eje se mueve el director Marcos Carnevale -que ya había dirigido a Francella en la fallida “Corazón de león”- para contar las andanzas de un meteorólogo respetado y famoso que de la noche a la mañana pasa de ser el más odiado de todos. Francella interpreta a Miguel Flores, un cordobés residente en Capital que está atravesando el mejor momento de su carrera. Tanto es así que lo paran por la calle para pedirle selfies, para preguntarle si lloverá o no a la noche con el fin de definir si la fiesta del cumple del nene la hacen adentro o afuera, y también para felicitarlo. Es que, por primera vez en la televisión de aire, habrá un programa del pronóstico del tiempo en el prime time de un canal poderoso y él será el conductor estrella. El problema es que en el primer envío Miguel Flores, a quien apodan “el infalible”, dejará de serlo. Porque anuncia que por la noche habrá buen clima en la previa de una mañana de sol y ocurre todo lo contrario: una tormenta de granizo destruye hasta el Obelisco y “el infalible” deberá huir escondido tras sus gafas oscuras para que no le tiren piedras en la puerta de su casa. En ese replanteo existencial y laboral, se irá a Córdoba, donde se reencontrará con su hija, una pediatra respetada que vive sin demasiados problemas hasta que llega su papá el famoso, que le daba bastante poca bolilla hasta ese momento. Es aquí donde el director aborda otro de los temas relevantes de la película que es la grieta entre los del interior y los de Buenos Aires. Carnevale es nacido en la localidad cordobesa Inriville y conoce de qué se trata esa rivalidad. Aquí acciona como un componente más del personaje de Miguel, quien mientras sufre que lo hayan echado del programa por un mal pronóstico recibe felicitaciones en Córdoba porque “cagó a los porteños”. En este tránsito, la historia tiene algunos buenos momentos entre la relación de Miguel y su hija Romina Fernándes, a quien la destruyeron por las redes porque su personaje no respeta la tonada cordobesa. Las mismas redes que bombardearon a Miguel Flores, como una metáfora de los tiempos que corren. La estética y la luminosidad casi televisiva de las películas de Netflix es otro punto en contra. Porque hay poco lugar para la sorpresa y la resultante es una filme pasatista que por momentos entretiene. Eso sí, los fans de Guillermo Francella disfrutarán con su rol de Miguel Flores, aunque eso no suba la vara de la película.