Dani Pérez es uno de los personajes ineludibles de la escena independiente rosarina del siglo XXI. Desde la segunda mitad de los noventa y hasta 2018, encabezó los Sucesores de la Bestia, aquella criatura entre el rock, el funk y el pop que marcó una época del under local con su entonces novedosa propuesta groove. A comienzos de agosto, el músico y productor lanzó “Estribillos”, su segundo disco solista, acompañado por una nueva generación de artistas, en modo celebración del encuentro. Este jueves 19, a las 20.30, lo presenta en Casa Brava (Pichincha 120), con promesa de invitados.
Para el vivo de “Estribillos” (y “otras aventuras”), Dani cuenta con Los Versos: Guido Castellotti en batería, Lisandro Valdelomar en bajo e Ignacio Seret en teclados. Lo que puede parecer una casualidad o apenas un simpático juego de palabras, tiene todo que ver con el espíritu que el álbum invoca en sus diez canciones.
“La idea de ‘Estribillos’ empezó a aparecer como una cuestión medio técnica y nerd mía, con una canción del disco que se llama ‘Bill Murray’, una de las primeras canciones que terminó siendo para el disco y que dura casi dos minutos. Me gustaba mucho, es super cancionera, re cantable, pero no lograba que tenga dos estribillos”, contó Pérez en diálogo con La Capital. Finalmente, decidió ignorar la máxima formal de que un tema debe tener dos estribillos. En ese gesto en apariencia menor, esa reivindicación de los versos (que como su banda son lo que sostiene eso que parece ser el centro) apareció una idea.
“Venía pensando mucho, y la idea de no encajar empezó a sobrevolar en todas las canciones. Por un lado estaba la celebración del encuentro pero el contraste eran todos los años en que sentí que no encajaba dentro de la música”, apuntó Dani. De esa forma, se manifiesta una de las claves identitarias del disco: el reconocimiento y el festejo de los encuentros que habilita el presente, en oposición a un camino marcado por cierta sensación de inadecuación.
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“Estribillos”, como toda la obra de Pérez (según él mismo asegura haber descubierto hace un tiempo), hace foco en los vínculos, pero no sólo en los románticos. Las canciones están atravesadas por la intimidad en múltiples formas, tanto la de un encuentro sexual como la de una cena con amigos, la de un amor que florece o una banda que conecta en un ensayo. Esas escenas se transmiten desde la sonoridad, afianzada sobre la canción como formato y como eje.
“En el encuentro con los otros está lo inesperado, la pregunta, la sorpresa. Me parece que en esa tensión aparecen las novedades. Para mí ‘Estribillos’ fue un viaje a múltiples encuentros en este sentido: a hacer un disco sin el colchón de Los Sucesores de la Bestia, a hacer un disco teniendo cuarenta y pico de años en una escena re joven, con nuevos músicos de otra generación, con una nueva escena en la que no sabía si tenía un lugar”, compartió Dani.
A sus 44 años, Pérez cuenta más de la vida de su vida tocando en vivo. Antes de Los Sucesores, pasó por Hijos del Reina. Era apenas un adolescente cuando empezó a habitar los escenarios de un under rosarino “más rockero”, marcado por una idiosincrasia más cruda, donde primaba más la competencia que la colaboración entre artistas.
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“Yo siempre fui muy curioso pero no era tan normal en mi generación investigar qué pasaba en la escena. Los Sucesores arrancamos en una escena, en los noventa, en la que éramos muy chicos y todas las otras bandas eran por lo menos cinco años más grandes. Siempre éramos vistos como los pibitos y esa diferencia se marcaba mucho. Había mucha subestimación. También curtíamos otra onda musical. Yo no tomo ni alcohol y era visto como un careta. Quedaba afuera de algunos códigos. Y estaba muy presente el culto al ídolo”, recordó Dani, sobre esa cultura en la que siempre se sintió un poco “sapo de otro pozo”.
Una nueva escena donde encontrarse
“En las nuevas generaciones, si estás en esa sos un salame. Es todo más horizontal y es mucho más del afecto, de mostrar lo que se siente, ser más sensible, mostrar admiración por un colega. Son cosas con las que yo empaticé enseguida porque soy bastante así. Empecé a flashear con todos estos artistas, rompiéndola con su obra, con sus temas, con sus shows. Y tuve la fantasía de en algún momento poder hacer algo con ellos, pero no sabía cómo iba a ser recibido. Hoy en día con la mayoría somos amigos, o somos colegas con los que nos tenemos afecto y respeto. Para mí es alucinante, es como encontrarme finalmente en casa en un punto”, agregó el artista.
A través de Barfeye, Pérez se fue acercando a la nueva escena rosarina. El interés y admiración genuina por esos músicos más jóvenes se manifiesta no sólo en la conformación de Los Versos, sino también en los invitados de “Estribillos”: las tres primeras canciones (que fueron a su vez los tres singles adelanto) cuentan con la presencia de artistas rosarinos de distintos géneros como fasciolo y la China Roldán (en “Tus Libros”), Bifes con ensalada (en “Riri”) y Amelia (en “Sin nombre”). En “Desequilibrista” (un hit total) acompañan Luisina Cali y Naisir Catriel.
El disco, que empezó en la soledad de la pandemia en Audio Buró (el estudio de grabación que funciona en su casa y donde además de él mismo gestan su música muchas bandas de la ciudad), encontró su impronta y tomó forma en esos encuentros con “nuevos amigos musicales”, en ese salir a la luz y hacia los otros después de un momento difícil. Incluso antes del confinamiento, Pérez estaba atravesando un proceso complejo: “En 2018, empecé un duelo personal respecto a Los Sucesores, con los que toqué veintitrés años y también respecto a mi amigo Piturro (Benassi), tocó en Los Shocklenders y conmigo en Hijos del Reina, y falleció por esa época también. Él había sido siempre un faro para mí, un ejemplo a seguir. Estaba en una encrucijada y también muy reacio a formar una nueva banda”, confió el artista.
A diferencia de “La sombra del primero” (su primer disco solista, de 2015), que Dani definió como “un ejercicio de ver qué pasaba si grababa un disco solo”, para este nuevo álbum dejó de “insistir con un montón de cosas que tenían que ver con el mercado de la música, con la idea de carrera, con la idea de éxito”. Si aquel proyecto comenzó a abrir un camino posible, sembró “una semillita” por fuera de Los Sucesores, este afirma un presente donde queda claro que ser solista no es estar solo, y donde la música es tan profesional como siempre pero se disfruta más que nunca.
“El disco se fue cocinando de a poco, junto con la cocina de la banda que hoy es Los Versos. A veces uno siente que tarda un montón en hacer las cosas, porque en la música independiente cumplir cualquier objetivo lleva más tiempo del que uno pretende. Eso antes lo vivía con bastante frustración, con sufrimiento, pero esta vez no. Esta vez viví como algo positivo ese tardar más, y poder tomarme el tiempo. Hoy en día no es muy común tomarse un tiempo para algo. Aparecieron Los Versos, aparecieron nuevos amigos y hasta una nueva voz, porque también estuve tomando clases de canto. Apareció todo esto que me hizo sentir que valía la pena sacar música nueva, para la escena de hoy. Reconecté con un montón de cosas que me gustan sin pensar tanto. ‘Estribillos’ apareció de una forma feliz”, concluyó Dani.