Lucas Leonel Álvarez tenía 35 años y fue asesinado este martes alrededor de las 15.30 cuando estaba dentro de un taller mecánico de motos ubicado en Chubut al 7500, en el barrio Supercemento de la zona oeste de la ciudad. Según testigos, al lugar llegaron dos hombres en una moto, el acompañante bajó y entró al taller donde la víctima estaba junto a Facundo, dueño del local, y otras dos personas. Entonces el asesino increpó directamente a Lucas y le disparó dos veces a quemarropa: un proyectil le impactó en la cabeza y otro en el brazo izquierdo. Álvarez vivía a unas cuatro cuadras del taller, en el mismo complejo Fonavi donde era muy conocido, querido y donde lo mataron.
Según testimonios de vecinos que andaban por la zona, dos hombres jóvenes llegaron al taller “Pájaro Loco”, que no es más que un garaje de cortas dimensiones en la vereda par de Chubut al 7500. La moto Honda Wave 110 en la que se trasladaban ingresó desde la colectora de avenida de Circunvalación José María Rosa y Chubut, y se estacionó frente al taller. Nadie se percató de sus ocupantes: uno entró y en no más de medio minuto increpó a la víctima, le disparó dos veces y salió para escapar con su cómplice. Los pocos vecinos de la zona que hablaron con los periodistas (muchos no quisieron hacerlo) contaron que la víctima intentó defenderse y cubrirse, pero se desplomó cuando un tiro le dio en la cabeza.
Al parecer, quienes estaban dentro del taller no llegaron a reaccionar y el asesino huyó como perseguido por perros feroces para treparse a la moto que lo esperaba y tomó por Chubut y a gran velocidad hacia el este, en dirección a Circunvalación.
Tras los disparos que alertaron a los vecinos, quienes circulaban por Chubut al 7500 se acercaron para ver la escena y algunos llamaron al 911. Poco tiempo después arribaron policías del Comando Radioeléctrico junto a los médicos de una ambulancia del Sies, quienes constataron que la víctima había fallecido. En tanto, los peritos de la Policía levantaron dos vainas servidas calibre 9 milímetros que quedaron sobre la vereda y un plomo tirado dentro del taller.
La fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos, Carla Cerliani, ordenó que se resguardara la escena y al llegar los agentes de la Brigada de Homicidios y el Gabinete Criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) recogieron testimonios de los familiares y amigos de Lucas.
El crimen conmocionó a los vecinos del barrio conocido como Supercemento, ya que Lucas Álvarez vivía hacía muchos años en un departamento de White al 7500, a sólo cuatro cuadras de donde lo mataron. Los amigos de la víctima, confusos y doloridos, no querían notas periodísticas de ningún tipo y fueron hostiles con la prensa. “¡Váyanse de acá, no hace falta sacar fotos, ni cámaras, ni mostrar nada!”, dijeron a los trabajadores de prensa que se acercaron a cubrir el homicidio número 169 que se registró en Rosario en lo que ha transcurrido del año. En tanto, la familia de la víctima mantuvo un celo de privacidad. “Loco, ¿por qué no se van? Mi hermana está hecha mierda, ¿qué quieren ver?”, increpó una mujer a sus propios curiosos vecinos.
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No obstante, otra gente del barrio contó a La Capital que Lucas era un antiguo habitante, muy amigo de Facundo, el dueño del taller, y que solía andar por la zona con su hija. “Era un chico trabajador, muy correcto y no se lo veía como que anduviera en nada raro. No parece que fuera un robo lo que quisieron hacer, porque se ve que lo buscaban a él o a otro parecido. El muchacho creo que no tenía antecedentes. Se lo veía un buen hombre, muy correcto, la familia es muy buena”, dijo un hombre que aseguró conocer a los Álvarez.
En tanto, otro vecino sostuvo que “los muchachos del taller tampoco tienen problemas con nadie. Trabajan todo el día... no sé, pero es raro esto”. Mientras, algunos curiosos que estaban dispersos en la zona explicaron que “en la esquina de Chubut al 7500, cuando cruza José María Rosa, se vende merca hace mucho. Por ahí se confundieron y quisieron amenazar a los pibes del taller. O se confundieron todo”, dijo una mujer joven. Otros testigos, los más, dijeron no saber nada ni conocer a Lucas Álvarez.