La idea estaba puesta en sumar de a tres ante un rival directo. Era lo ideal en la previa y en los números que arrojan los promedios. Y Central buscó cumplir con esa meta, con más empuje que ideas futbolísticas y no le alcanzó para hacerla realidad ante un Colón que se plantó de la misma forma. El empate, al final, no hizo otra cosa que premiar a los dos en un juego intenso, de ida y vuelta. Entretenido. El resultado no hizo otra cosa que reflejar que los problemas internos, de atrasos salariales _con intervención de Futbolistas Argentinos Agremiados para solucionar el conflicto_ y el enojo de Diego Cocca por la venta de Maximiliano Lovera a Olympiacos de Grecia quedaron atrás. O disimulados detrás del resultado. La igualdad instaló la tranquilidad para transitar la previa para el clásico con Newell’s, que esta vez será algo más extensa por la inactividad del próximo fin de semana por la fecha Fifa. Pero que será, como siempre, el que pueda establecer un antes y un después de acuerdo al marcador final.
A la hora de los mates y en la previa al almuerzo el canalla se presentó en el Brigadier López con el afán de mostrar que todos los inconvenientes fueron dejados de lado al momento de la acción. Y es lo que se observó en la soleada mañana dominguera en Santa Fe, donde los de Cocca lucieron despiertos (salvo en el gol de Aliendro). Al menos en gran parte del enfrentamiento.
Si existía una incógnita a dilucidar en la previa la misma era saber la respuesta del plantel después de días que habían sacado de eje al grupo. Después de la medida de no concentrar la semana pasada al canalla se le escapó la victoria frente a Patronato que dejó instalado cierto fastidio por los puntos desperdiciados. Si bien lo económico se solucionó, la transferencia de Lovera dinamitó la paz interior de Cocca, quien pensó en algún instante _según sus propias palabras_ en dar un paso al costado.
Muchas situaciones se acumularon en pocos días que, aunque se intente dejar de lado, afectan. Igualmente, los jugadores desayunaron bien temprano en Santa Fe con el fin de archivar los malos momentos transitados en apenas una semana. Y le metieron mucha enjundia, más allá de que eso no es sinónimo de buen juego o de un despliegue aceitado. Por algo Cocca dejó en claro que hubo complicaciones que nacieron por méritos propios. Es decir, porque sus propios dirigidos no lograron desatar el nudo de los inconvenientes que le generó el sabalero en ofensiva. Por algo la zaga central esta vez dejó más dudas que certezas y tuvieron una mañana olvidable.
A favor se debe sostener que por primera vez el canalla arrancó en desventaja y supo recuperarse gracias al día fatídico del arquero Burián. Por supuesto que es mérito también de Gamba que fue a apretarlo y a forzar al error para generar esa jugada que terminó con Riaño inflando la red sabalera.
Se dijo una y otra vez que era un partido de esos considerados de “seis puntos”. Por ende, no debía darse el lujo de perder en esta carrera en la tabla del promedio. Y si bien no terminó de satisfacer a pleno, al menos la igualdad dejó cierto sosiego por el punto obtenido tras una levantada después de arrancar perdiendo por primera vez en el torneo.
Central continúa sin perder, un detalle para destacar dentro de un fútbol sin grandes “cucos”. Sí, lo ideal y necesario era sumar de tres, pero también era valioso no trastabillar por primera vez. Menos después de días agitados, de tránsito congestionado y, sobre todo, en la antesala al clásico. El encuentro más esperado y que genera un mundo de pasión o activa un volcán de cuestionamientos según el resultado. Pero para ese primer superclásico rosarino de Cocca faltan varios días por transitar.