La necesitada y rápida transferencia de Maximiliano Lovera a Olympiacos de Grecia le allanó por completo el camino a Lucas Gamba. El ex Huracán supo aprovechar al máximo la primera chance que se le presentó de ser titular en Central. Ayer se movió como pez en el agua en territorio sabalero. Hizo olvidar al juvenil formoseño en un abrir y cerrar de ojos. Y el plus es que volvió a formar dupla ofensiva con Claudio Riaño. Incluso el gol del empate canalla ante Colón llegó mediante la combinación de los delanteros, pese a que todos los flashes apuntaron luego más sobre la figura del ex puntero de Boca e Independiente, entre otros equipos.
Gamba terminó mudándose de Parque Patricios a Arroyito por petición insistente de Diego Cocca. El entrenador siempre lo tuvo como primera alternativa, pese a que Lovera estaba rindiendo mejor. A eso hay que sumarle que el DT sabía que podía quedarse de un momento a otro sin el formoseño porque el club estaba tratando de ubicarlo como sea en cualquier institución debido al apuro por recibir dólares frescos para poder cumplir con las obligaciones tomadas en su momento.
Fue así que ante la primera oferta clara se desprendió del único juvenil que le quedaba a mano. La venta a Olympiacos se cocinó el pasado miércoles en un par de horas. Cocca tomó nota y puso el grito en el cielo. Primero con los directivos y luego públicamente. Incluso afirmó: “Pensé en irme, pero no voy a dejar en banda a mis jugadores”.
Pero la plaza libre en materia ofensiva fue ocupada velozmente por Gamba. No había otra alternativa además si el atacante venía entrando en cada partido por Lovera. La diferencia es que esta vez terminó teniendo esa gran chance que esperaba y que a la vez tanto deseaba el técnico auriazul.
Y la supo aprovechar porque ayer fue uno de los mejores hombres que mostró Central a lo largo del partido ante Colón. El ex Huracán no se sintió ajeno al juego. Menos al equipo. La pidió siempre. Corrió y metió, sea por el frente de ataque como cuando debió bajar para dar una mano con los volantes. Otro punto saliente fue cuando presionó al uruguayo Leonardo Burián y expuso al arquero al error que terminó decantando en el gol de Claudio Riaño, cuando iban 40 minutos del primer acto. El ex tatengue incluso potenció al centrodelantero. Al menos esa fue la sensación tras el partido.
La dupla ofensiva canalla se mostró firme. Con dos puntas que demostraron además sentirse cómodos. Jugaban, por momentos, como de memoria. El hecho de que habían actuado juntos cuando defendían la camiseta de Unión facilitó el real desenvolvimiento de ambos ante el sabalero y esperan repetir en la próxima cita, que será nada menos que ante Newell’s en el Gigante.