Para Central, como para el resto de los equipos, se hará camino al andar en esta nueva edición de la Liga Profesional. Pero en el canalla hay una situación especial, signada por la obligación de mejorar la paupérrima performance del campeonato pasado, donde terminó último en su zona. Y el empate sin goles contra Lanús entregó rápidamente algunos indicativos importantes en relación a los problemas que el equipo aun tiene y con los que deberá lidiar de aquí en más para potenciar la credibilidad. Sin dudas el resultado lo más saliente de lo poco bueno que mostró, por las contingencias mismas de un trámite que a mucho del final se rompió de manera desfavorablemente para Central. Sólo desde ese lado puede entenderse el conformismo que generó el empate. Porque también quedaron expuestos los escasos recursos que hay hoy en Arroyito. Faltan no sólo refuerzos, sino también la sustentabilidad de una idea superadora desde el juego, que estuvo lejos de apreciarse.
Somoza alzó un poco la voz en la previa del partido cuando hizo alusión a la falta de caras nuevas, que le permitan al entrenador contar con algo más de material. El hecho de que el equipo tuviera que salir a la cancha con los nombres que terminaron el semestre pasado era una incitación lógica a la desesperanza.
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Nazareno Romero ingresó y se paró en el anillo central, junto a Yacob. Hizo un buen aporte en su debut.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Si con este equipo, Central no había podrido marcarle diferencia a un Sol de Mayo que milita en el Federal A, ¿por qué pensar que iba a estar capacitado para mostrar una versión superadora con apenas dos semanas más de trabajo? Por eso se vio lo que se vio.
Quizá no suene lo más conveniente que el entrenador haga público su fastidio porque los refuerzos no llegan, pero eso tiene que ver con el “modo” en el que se aborda el tema. Lo que no está mal es que piense que mientras no lleguen jugadores que inviten a un salto de calidad, la cuesta al canalla le será demasiado empinada.
Tarde o temprano se deberá asumir o dejará de oficiar como excusa la idea de que jugadores como Marco Ruben o Emiliano Vecchio no están más en el plantel. Porque a esta nueva historia este cuerpo técnico y este plantel deberán escribirla con lo que hay, o lo que quedó. Y lo que quedó es claramente poco, por eso el pensamiento de que la llegada es indispensable. Lo que desde estas páginas se dijo sobre que Central arrancaba con menos potencial, al menos frente a las posibilidades de recambio, se vio reflejado ya en este primer partido, donde frente a la contingencia de jugar con uno menos, el técnico en cierta forma se vio atado de pies y mano en el momento de pensar alternativas viables en medio de ese trámite en inferioridad numérica.
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Somoza trabajó durante la pretemporada con este plantel, pero no logró que su equipo mejore.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
¿Cómo es eso? Simple. Somoza hizo un solo cambio (el ingreso de Nazareno Romero por Lucas Gamba), con la idea de armar dos líneas de cuatro y fortalecer el aspecto defensivo. Los por qué se ese solo retoque hay que buscarlos en la conformación del banco de suplentes, donde casi todos eran chicos con su primera experiencia en primera. Hubiese sido demasiado arriesgado acudir a jugadores como O’Connor, Oviedo, Iglesias o incluso el propio Chipi Frías (estaban también Velázquez, Torrent y e chico Kevin Silva). Los dos primeros fueron al banco por primera vez si los dos restantes tienen un puñadito de minutos en primera. Si eso no es falta de alternativas de recambio, cómo llamarlo.
Igual, pensar que con un par de caras nuevas Central va a jugar de una a otra cosa suena un tanto utópico. Y ahí entra a tallar otra de las grandes falencias de este equipo: el nivel de juego. Fue muy pobre lo que hizo el canalla en ese primer tiempo de 11 contra 11, en el que nunca le encontró la vuelta al partido, que careció de dinamismo, pero sobre todo de inteligencia frente a la apuesta de Lanús de tomarle bien a los receptores y obligar a que fueran los centrales loe encargados de romper líneas.
El Central del primer tiempo contra Lanús fue prácticamente el mismo que el de Sol de Mayo por Copa Argentina. Es decir, todas aquellas esperanzas que alguien pudo tejer en la previa, pensando que algo podía llegar a cambiar, quedaron en la nada.
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Benítez cometió una falta descalificadora y dejó a Central con uno menos en el inicio del complemento.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Después, que Central se haya acomodado mejor que Lanús tras la expulsión de Benítez por supuesto habla de que hubo cierto mérito, que por supuesto merece ser destacado. Pero todo fue dentro de un contexto especial, que lejos estuvo de todo aquello que Somoza imaginó en la previa.
Bajo esas coordenadas transcurrió el debut de un Central que lo mejor que hizo fue sumar, pero que dejó en evidencia que necesita refuerzos y que, también, que mientras esos jugadores no lleguen por el momento no tiene una propuesta superadora a lo del semestre pasado.