Marcelo Bielsa supo ganarse un lugar entre los mejores entrenadores del mundo por sus conocimientos y vocación al trabajo. Por su conducta, seriedad y tratar a todos por igual. No todas esas virtudes o deficiencias, según quien las observe, fue aceptado en el mundo del fútbol y por eso debe afrontar cuestionamientos intensos. El Loco, mote bien ganado, es una persona a la que se acepta o no, no existen medias tintas, pero los que lo conocen de cerca o conviven con él a veces lo padecen por su exagerada obsesión. Pero todo esto es aceptado por el propio técnico, que se consideró una persona "tóxica" y alguien que sólo ve el error. "Lo vivo como un karma", aceptó.
Bielsa es consciente de su deficiencia para relacionarse y seguirle el ritmo no es para cualquiera. Es metódico y vive para y por el fútbol, pero no todos pueden aceptar esa alta exigencia que demanda. Es por eso que en diferentes clubes y selecciones en los que estuvo afloraron las rispideces, aunque también un enamoramiento de jugadores que lograron elevar su juego gracias al trabajo y consejo del DT. Claro que en la selección de Uruguay le costó hacerlo y la derrota por goleada ante Estados Unidos por 5 a 1 puso en duda una vez más su continuidad, algo que desterró de plano: "Tengo la misma fuerza desde el primer día para seguir en la selección hasta el Mundial".
Más allá de despejar la incógnita que se había instalado en el vecino país, el Loco hizo un mea culpa de su personalidad, esa que lo llevó a tener conflictos en el útimo tiempo con figuras uruguayas. "Soy una persona tímida, soy una persona obsesiva, soy una persona mecanizada, no me gusta el desorden, me siento incómodo en ese escenario. Evidentemente, humanamente todavía no he logrado una aceptación de este grupo que yo conduzco", sentenció Bielsa con total sinceridad.
Bielsa cada vez que habla lo hace sin mirar el reloj, se toma todo el tiempo del mundo para hacerlo y escucha cada pregunta que pueda aparecer. Pero también se analiza en voz alta, sin titubear, tan es así que se definió como "una persona tóxica. Relacionarse conmigo empeora al que se relaciona conmigo. Sí, tóxico. Hay tipos tóxicos que sólo ven el error, que demandan, que nunca están satisfechos con nada".
El Loco lo vive como un karma
No es común que alguien de la trascendencia de Bielsa acepte ante el mundo una personalidad que para el afuera pueda ser chocante. O no, depende del receptor. Pero él fue duro en una conferencia como si se tratara de una terapia grupal. "Soy una persona que va a comer y lleva un diario para no integrarse con el resto. Lo vivo como un karma. ¿Saben en qué se basa esa conducta? En el miedo. Uno no disfruta por ganar. Teme por perder mucho más de lo que disfruta por ganar", afirmó en una verdadera masterclass donde se hizo cargo de lo que considera sus defectos.
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Las palabras emitidas por el DT de la selección de Uruguay impactaron porque se hizo cargo de lo que es, un entrenador responsable pero que le gustaría ser como aquellos "irresponsables, a los que hay que aplaudir y celebrar. Uno le decía esto a Menotti y creía todo lo contrario a lo que pienso yo. Vivía todo lo contrario. Y yo quisiera vivir todo lo contrario de lo que vivo".
Exigía en Newell's y nunca cambió
El Loco siempre vivió su trabajo con intensidad y lo hizo incluso en sus inicios al frente en Newell's, donde también cosechó amores y odios. Muchos jugadores llegaron a idolatrarlo, pero también hubo otros que no aceptaron su alta exigencia.
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"«Vos manejate como quieras, que sos una inmundicia. El día que no corras más, no jugás nunca más». Jugué todos los partidos. No tengo más que palabras de agradecimiento para él. Era bastante rebelde en esa época", reconoció en una ocasión Cristian Ruffini.
“Marcelo está a un paso enorme del resto. No estoy ni cerca de alguien de su talla, vincularme en algo con él es faltarle el respeto", sostuvo Gabriel Heinze tiempo atrás.