—Ayer vi "Argentina 1985", vos eras amiga de Mabel, integrante del joven equipo de Strassera, ¿no?
Por Laura Vilche
El equipo de jóvenes profesionales del fiscal Strassera y su adjunto, Moreno Ocampo, en la ficción.
Foto: Info Cañuelas
El equipo de jóvenes profesionales de Strassera durante el Juicio a las Juntas. A la derecha de saco gris, Mabel Colalongo.
—Ayer vi "Argentina 1985", vos eras amiga de Mabel, integrante del joven equipo de Strassera, ¿no?
—Sí, este es el grupo de colaboradores completo. Mabel es la primera a la derecha, se la ve de perfil, de pelo corto y saco gris. Hay otra foto en la que se le ve la mano, sacándose la cutícula, como siempre hacía.
El diálogo y la foto en cuestión fueron un ida y vuelta por WhatsApp, este domingo, con Laura Tasada, una histórica militante de derechos humanos en Rosario y hermana de Adriana y su pareja Hugo Megna, ambos desaparecidos.
Hablábamos este domingo de la fiscal Mabel Colalongo, porque el día anterior había ido a ver la película "Argentina, 1985", sobre los juicios a las juntas militares de la última dictadura cívico-militar y eclesial, encabezados por los fiscales Julio César Strassera (protagonizado por Ricardo Darín) y su adjunto Luis Moreno Ocampo (actuado por Peter Lanzani). Un ejemplo internacional en materia de juzgamiento civil a responsables de la represión ilegal durante una democracia aún endeble.
No hay platea que no termine aplaudiendo al final de esta película, elegida por Argentina para enviar a los premios Oscar. Aunque tal vez esa ovación en cada sala del país, y también de Rosario, sea el mejor galardón de este necesario y oportuno filme en momentos de avanzada de la derecha en todo el mundo (alcanza ver el resultado de las elecciones en Italia o el caudal de votos que este domingo siguió apoyando al violento de Bolsonaro y su política neoliberal de hambre y desigualdad, en Brasil). Y basta recordar que en Argentina se escuchó hablar del "curro" de los derechos humanos y con escandalosa actualidad de "guerra" por lo que se vivió y sufrió del 76 al 83 y no de crímenes de Estado juzgados.
Esta película seguramente se queda corta en muchas referencias. Hace eje en dos "héroes" de la historia. Se leen opiniones sobre que el relato debió darle más relevancia al accionar de los organismos de derechos humanos o debió aludir a la política económica de la dictadura, motor de los crímenes con los que se justificó la lucha contra el comunismo. Cada uno recordará su película y seguramente verá la que falta.
Pero esta adaptación centrada en el juicio creo que es valiosa por rescatar al equipo de jóvenes que trabajaron con Strassera. Y si bien nadie actúa particularmente por ella en el filme dirigido por Santiago Mitre, cabe recordar que en ese equipo estuvo Mabel Colalongo, nacida la ciudad de Cinco Saltos (Río Negro), graduada en la UBA, fiscal en Rosario y fallecida en 2016, a los 61 años.
Es a quien refiere Tasada como su "amiga" y a la que apunta como la de "perfil, de pelo corto y saco gris" en la foto del grupo "completo" de Strassera en los juicios.
Una muchacha de apenas 30 años por entonces que había trabajado en la Conadep y que junto al joven Lucas Palacios, incorporado por Moreno Ocampo, trabajaron con los testimonios de la Noche de los Lápices.
Pero no todo terminó allí para esta abogada.
Tal vez con la experiencia vivida en esa causa, la 13/84 conocida popularmente como Juicio a las Juntas y que hoy se revive como "épica" en las pantallas, Colalongo aprendió que para hacer Justicia debería seguir enfrentando al poder real y a la corporación judicial. Y así lo hizo.
Colalongo estuvo en el primer juicio por delitos de lesa humanidad en Rosario: la causa Guerrieri I, que terminó nada menos que con cinco condenas a prisión perpetua. Y si eso no fuera ya arriesgado, valiente y contundente como acto de justicia, impulsó la investigación de enterramientos en el cementerio La Piedad. Gracias a ello se exhumaron 121 cuerpos que permitió al Equipo de Antropología Forense identificar a decenas de personas desaparecidas.
Quienes la conocieron y la vieron actuar como fiscal aseguran que Colalongo trabajaba mil horas y a puertas abiertas. Recuerdan a sus declaraciones como una clase de derecho penal. Aseguran que con los represores ella era "implacable", frente a los magistrados "altiva" y con los familiares de las víctimas y los sobrevivientes, "una compañera, una mano tendida".
Las personas que estuvieron cerca de ella, como Tasada, aseguran también que esa forma coherente de ser y actuar no le hizo la vida fácil.
Se enfrentó con los magistrados de la llamada "familia judicial", por ejemplo, cuando pidió investigación sobre ex jueces en connivencia con la dictadura como Guillermo Tiscornia. Y desempolvó documentación que probaba que el ex juez Víctor Saccone rechazaba hábeas corpus en plena dictadura (hecho que hizo que en 2010, a sólo un mes de iniciarse el juicio oral y público por la Causa Díaz Bessone, ex Feced, la fiscal federal del caso Adriana Saccone renunciara a su cargo).
Colalongo también enfrentó a la policía federal, cuando comprobó que un agente fue asesinado por un narco cuando había ido a pedirle una coima en Pérez.
Fue la misma abogada y fiscal que cruzó al poder económico por causas de evasión de la Afip y también a la división de Drogas, al denunciar a quienes terminaron echados de la policía por sus complicidades con el narcotráfico.
En Rosario, una de sus últimas actuaciones fue en el caso de Franco Casco, donde impulsó el allanamiento a la comisaría 7°.
Colalongo fue velada y luego cremada en Casilda, donde viven sus hermanos. En esa localidad se plantó el año pasado un árbol en el espacio de la Plaza de Los Mástiles, ubicada frente al palacio municipal, como parte de la campaña nacional lanzada por la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo "Plantemos memoria".
Esta película, sin dudas, también es un homenaje para ella.
Por Tomás Barrandeguy