Múltiples regiones de Ucrania, incluida su capital, sufrieron un ataque masivo de misiles rusos, la mayor andanada de ataques en semanas dirigida contra centrales eléctricas y otras instalaciones críticas. Las sirenas sonaron en todo el país. El jefe militar de Ucrania, el general Valerii Zaluzhnyi, dijo que Rusia disparó 69 misiles contra instalaciones eléctricas y que las fuerzas ucranianas derribaron 54 de ellos. Pero Rusia además usó drones. Los bombardeos no solo destruyeron infraestructura eléctrica sino también viviendas. El ataque dañó al menos 18 edificios de departamentos y 10 instalaciones de infraestructura en 10 regiones del país. En este contexto de agresión continua de Rusia contra las ciudades ucranianas, es prácticamente imposible que se abran negociaciones, como piden algunas potencias europeas.
Hacia el mediodía el 40% de los habitantes de Kiev no tenían suministro eléctrico, situación que afectaba al 90% de los residentes de Leópolis, en el extremo oeste del país. Según Volodímir Kudrystkyi, director del operador estatal de electricidad Ukrenergo, la situación era muy difícil en Jarkov, Kiev, Odesa, Nikolayev, Jersón y Leópolis.
La destrucción deliberada y sistemática de la red eléctrica se da cuando el clima invernal con mínimas bajo cero se extiende por toda Ucrania. La interpretación que hacen los analistas es que el Kremlin trata de lograr de esta forma lo que no pudo obtener en el campo de batalla.
Varias personas fueron heridas en Jersón y Kiev. Varios edificios habrían resultado dañados, también. Autoridades locales dijeron que por lo menos dos personas murieron alrededor de Jarkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania. Los ataques además dejaron siete heridos, aunque la cifra de víctimas iba aumentando a medida que autoridades evaluaban los daños.
El Ministerio de Defensa de Ucrania indicó que el ataque dañó 18 edificios residenciales y 10 instalaciones de infraestructura crítica en 10 regiones.
Rusia despachó drones explosivos a regiones seleccionadas durante la noche antes de ampliar el bombardeo con "misiles de crucero aéreos y marítimos lanzados desde aviones y buques estratégicos’’ durante la mañana, informó la Fuerza Aérea ucraniana.
El ataque generalizado fue el más reciente de una serie de ataques rusos contra los suministros de energía y agua, que han aumentado el sufrimiento de la población ucraniana. Moscú ha lanzado este tipo de ataques casi semanalmente desde octubre, mientras que sus fuerzas terrestres luchan por mantenerse firmes y avanzar, pero sin mayor éxito.
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Destrucción de un edificio de departamentos en Kiev durante un bombardeo anterior, de los muchos que ha sufrido.
En Kiev, los sistemas de defensa aérea se activaron para repeler el ataque con misiles. Se podían escuchar las explosiones en la ciudad. El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, advirtió que podría haber apagones en la capital y pidió a la gente que almacenara agua y cargara sus dispositivos electrónicos. En el distrito de Bortnychi en el sudoeste de Kiev, una explosión aplastó una casa y rompió las puertas, los techos y las ventanas de varias otras. Yana Denysenko caminaba entre vidrios rotos, sacando artículos personales de la vivienda de sus abuelos. Aunque no vive allí, vino inmediatamente después de la explosión y halló heridas a su madre, hermana y sobrina de 14 años, en ambulancias. Denysenko abrazó a su abuela Anhelina, quien estaba en su trabajo cuando ocurrió el estallido.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, condenó a Rusia por lanzar los misiles durante las vacaciones de invierno y lo calificó como un acto de “barbarie sin sentido. No puede haber neutralidad frente a tales crímenes de guerra masivos. Pretender ser `neutral’ equivale a ponerse del lado de Rusia’’, tuiteó Kuleba.
Después de más de 10 meses de guerra, Rusia y Ucrania están enzarzadas en una dura batalla de desgaste. El ejército ucraniano ha liberado franjas del territorio ocupado por Rusia en el noreste y el sur del país, y continúa resistiendo los persistentes intentos de Rusia de apoderarse de la región industrial de Donbás, en el este. Pero la guerra se presenta bloqueada, con intentos rusos y ucranianos por capturar pequeñas franjas de terreno en el este del país, en el Donbás.
Rusia sufrió enormes pérdidas de hombres y materiales al inicio de su invasión, lanzada el 24 de febrero, cuando pretendía vencer y ocupar toda Ucrania en cuestión de días. Sus mejores divisiones fueron derrotadas y debieron retirarse a inicios de marzo, dejando un escenario de destrucción de ciudades y poblados y miles de civiles muertos en acciones que son delitos de guerra, actualmente investigados por la Corte Penal Internacional.
Luego Moscú se dedicó a una ofensiva en el Donbás, pero entrentanto perdió terreno en la provincia de Jarkov y la ciudad de Jersón, en el sur. Desde entonces Moscú ataca las instalaciones eléctricas de Ucrania y otras obras clave de infraestructura en un intento por debilitar la determinación del país y obligarlo a negociar bajo los términos rusos. Sin embargo, el tiempo entre ataques ha aumentado en las últimas semanas, lo que lleva a algunos a suponer que Rusia está tratando de racionar sus misiles. Esto resulta factible, dado que el embargo total que se impuso a Rusia de parte de naciones occidentales dejó a su industria militar sin acceso a componentes electrónicos clave para construir armas, no solo misiles, sino también cazas, tanques e incluso fusiles.
Aunque el ejército ucraniano informó haber tenido éxito en derribar misiles rusos y drones explosivos después de ataques anteriores, algunos sí alcanzaron sus objetivos. La mayoría de las ciudades se han quedado sin calefacción, internet y electricidad durante horas o días seguidos.