El lanzamiento de la primera cápsula privada al espacio puede leerse como parte de un plan del gobierno de Estados Unidos para reducir los costos de los servicios por vuelos espaciales.
El lanzamiento de la primera cápsula privada al espacio puede leerse como parte de un plan del gobierno de Estados Unidos para reducir los costos de los servicios por vuelos espaciales.
Si tiene éxito, SpaceX se convertirá en la primera empresa privada en alcanzar el puesto orbital de 100.000 millones de dólares que flota alrededor de la Tierra.
"Es un paso importante, casi un paso gigante, para los vuelos espaciales comerciales", dijo Michael Lopez-Alegria, un ex astronauta de la Nasa y ex comandante de la estación espacial internacional.
El cohete Falcon 9 y la cápsula Dragon de SpaceX tienen programado su lanzamiento para hoy. Si todo sale de acuerdo a lo planeado, llegará a la estación espacial internacional el martes.
Desde el retiro de los transbordadores espaciales el año pasado, la Nasa depende de sus socios Europa, Japón y especialmente Rusia para volar a la estación.
En vez de construir un reemplazo para el transbordador, la agencia espacial estadounidense está gastando cerca de 3.000 millones de dólares anuales en un nuevo cohete y cápsula para enviar astronautas a la luna y finalmente a Marte.
Para alcanzar la estación espacial internacional, la Nasa está invirtiendo en cinco compañías estadounidenses: SpaceX y Orbital Sciences Corp para el transporte de carga, y SpaceX, Boeing, Sierra Nevada Corp y Blue Origin -empresa de propiedad del fundador de Amazon, Jeff Bezos-, para aeronaves de pasajeros.
Todas las empresas involucradas están contribuyendo también con sus propios fondos, en un quiebre a las prácticas tradicionales de compras por parte del gobierno de Estados Unidos.
En vez de reembolsar costos, los socios comerciales de la NASA reciben pagos cuando alcanzan hitos predeterminados, como el contrato con Space X de Elon Musk.