Gastón M. se hizo cargo ante la jueza de Instrucción María Laura Sabatier de
haber participado en el homicidio del cabo primero de la policía Ramón Eliseo Mansilla el 14 de
abril pasado en un supermercado de Virasoro al 2100. Según aceptó era quien manejaba la Honda Wave
color azul en la que la dupla de delincuentes llegó al súper chino "Niní" con fines de robo.
El muchacho, que tiene al menos cuatro antecedentes en su prontuario, la mayoría
con uso de arma de fuego, indicó que su cómplice —un joven que ya está identificado—
disparó dos veces contra Mansilla. Una de ellas impactó en su rostro y lo dejó agonizante. Otro
dato que surgió con esta captura es que el 4 de abril, domingo de Pascua, ambos maleantes habían
robado en el mismo negocio.
Gastón M. fue detenido el jueves a las 18 cuando estaba a punto de subirse a un
micro de larga distancia que lo conduciría a la localidad norteña de Vera, para luego de permanecer
allí unos días emprender viaje hacia la ciudad de Corrientes. El cabo primero Mansilla tenía 36
años. Cayó mortalmente herido cuando se encontraba junto a su hija Micaela, de 10 años, en el
supermercado chino.
En ese momento irrumpieron dos ladrones que habían llegado en moto. Uno de los
hampones fue hacia la cajera, Gastón según su declaración, y el otro avanzó hacia el interior del
local. El vigilante, que vestía de civil porque se encontraba bajo licencia médica, escuchó desde
la parte trasera que algo malo había ocurrido y al advertir que se trataba de un robo empujó a su
hija hacia el interior del local, se identificó como policía e intentó intervenir. Como respuesta
recibió un balazo que le dio en el ojo derecho. Murió un día después en el Heca.
Una semana oculto. Cuando vestidos de civil los efectivos de la Unidad
Agrupaciones Especiales y de la División Judiciales se le abalanzaron sobre Gastón M. el jueves por
la tarde en una de las plataformas de la estación de colectivos, el joven no se resistió. De esa
manera terminaban para él ocho días de vivir aguantado en distintos domicilios —el de su
novia y el de varios amigos— en zona sur. Gastón, como todos lo conocen en el asentamiento en
el que vivía en Flammarion al 5000, tiene al menos cuatro antecedentes penales entre los que hay
abuso de arma, amenazas y robos calificados. Se le sumarán ahora dos hechos más: el robo calificado
al "Niní" el 4 de abril y el homicidio de Mansilla, diez días más tarde en el mismo lugar.
Según pudo reconstruir LaCapital, Gastón y su cómplice —ya identificado e
intensamente buscado— trabajan juntos sus tropelías desde hace un año atrás y viven en el
mismo barrio. Tras sus pasos se realizaron cinco allanamientos.
La mañana del miércoles 14 de abril el cabo primero Mansilla, quien estaba con
carpeta médica por haber sufrido un accidente de tránsito en 2007, pasó junto a su hija Micaela, de
10 años, por las oficinas de Medicina Legal para realizar trámites concernientes a esa lesión.
Luego regresaron al barrio en el que vivían y pasaron por el súper chino.
Casi en paralelo, Gastón y su socio hicieron inteligencia en el negocio para
poder robar sin contratiempos. Uno de ellos, aparentemente Gastón, ingresó a "Niní" compró dos
yogures y visualizó el escenario.
La dupla de delincuentes estaba, como se dice en la calle, muerta y necesitada.
Por eso fueron a robar el súper chino. No fue un atraco al boleo. En ese momento Mansilla no estaba
en el lugar. Luego regresaron cerca de las 12.45. Detuvieron la Honda Wave azul en la vereda e
ingresaron a robar. El compañero de Gastón, armado con un revólver calibre 38, ingresó más allá de
la línea de las dos cajas r y se topó con Mansilla, quien le daba la espalda.
Cuando el policía giró se encontró con el hombre armado frente a sí. Trató de
correr del peligro a la pequeña Micaela, intentó sacar su arma reglamentaria de la cintura y
entonces recibió el disparo. Todo sucedió ante al menos cuatro testigos, empleados del lugar.
La patente. Los testigos hablaron de un sólo disparo, pero Gastón ante la jueza
refirió que fueron dos. "Cuando escuché los dos tiros, me fui a la mierda", le dijo. Mientras el
policía caía ensangrentado frente a su hija, los hampones huyeron en la moto. La pistola
reglamentaria quedó tirada debajo de una góndola. Un vecino de la cuadra, que llamó al 911 esta
semana y dejó su testimonio, contó que presenció la huida y que había anotado el dominio del
rodado.
Mansilla tenía 36 años, estaba separado y Micaela, su hija, era el amor de su
vida según coincidieron sus familiares y colegas. Ninguno de los investigadores que trabajaron en
la escena del crimen deja de recordar el angustiado llanto de la pequeña aferrada al cuerpo de su
papá. Mansilla tenía 14 años en la policía y había prestado servicio en la seccional 11ª, en barrio
Saladillo; el Comando Radioeléctrico; el destacamento Pueblo Esther de Seguridad Rural y la
seccional 17ª, de Fisherton.