La miniserie en clave de thriller “Santa Evita” tiene todo lo que se necesita para que sea un proyecto logrado. No solo porque está basada en la novela homónima de Tomás Eloy Martínez, sino porque Natalia Oreiro es la actriz a medida para el personaje de Eva Duarte, al tiempo que Darío Grandinetti, en una interpretación que va de menor a mayor, cumple con creces en el difícil rol de Juan Domingo Perón. Pero hay más que eso: para que esta producción llegue a las tripas fue clave la dirección de arte de Mercedes Alfonsín para ambientar las décadas del 30, de Evita quinceañera en Junín; del 50, con las distintas etapas políticas de los inicios del peronismo y la salvaje dictadura de Rojas; y la década del 70, con la investigación periodística sobre el destino del féretro de Eva. También fue determinante el experimentado Chango Monti en la dirección de fotografía, y hasta la participación de Salma Hayek, la popular actriz mexicana, en la producción ejecutiva, quienes pusieron toda la carne al asador para abrochar una verdadera súper producción. Concebida en siete capítulos de 45 minutos, “Santa Evita” narra el derrotero del coronel Moori Koenig (que suena Moriqueni), quien se obsesiona con el cadáver embalsamado de Evita. En una interpretación brillante de Ernesto Alterio, la trama recorre el perfil primero condescendiente (cuando Perón le encomendó que asista a su mujer) y después de deseo, admiración, devoción y hasta temor por la figura de Eva. Pero lo llamativo es que estos últimos sentimientos el coronel los tuvo sobre el cuerpo inerte y embalsamado de una Eva ya muerta, aunque la paradoja refleje que estaba más viva que nunca. La miniserie recorre la leyenda que surgió cuando el cadáver de la entonces primera dama argentina se mantuvo a la espera de ser enterrado durante tres años, mientras se construía un mausoleo que nunca se hizo. Lo cierto fue que en 1955, las fuerzas militares de Argentina derrocaron al presidente Perón y ocultaron el cuerpo de Evita durante 16 años, con el fin de evitar que se convirtiera en un arma contra el régimen. La serie, mechada con imágenes reales de la época, muestra las dos caras de una Argentina, que va desde las conquistas del peronismo (voto femenino y derechos para los trabajadores) hasta la perversión e ingenuidad de los militares, que pensaban que “muerto el perro se terminó la rabia”. “Santa Evita” habla del legado de Evita, de su ambición, su pasión, su amor a Perón y su entrega por los que menos tienen. Y de un país que, como el coronel que interpreta Ernesto Alterio, siempre está al borde de la locura.