“Seguime, Chango”. Para varias generaciones, esa frase remite directamente a las notas de José Bernardo Kerzer, más conocido como José de Zer, en Nuevediario, en las que invitaba a su camarógrafo a poner el foco en historias increíbles y muchas veces insólitas. Leo Sbaraglia encarna al mítico periodista en “El hombre que amaba los platos voladores”, la película escrita y dirigida por Diego Lerman, que se estrena el próximo viernes 18 de octubre en Netflix.
Sin pretensiones de biopic, pero basado en hechos reales, el film tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de San Sebastián. A partir de la figura de José, que pasó de cubrir espectáculos a generar su propio fenómeno televisivo con sus coberturas ufológicas en los años ochenta, Lerman indaga en la construcción de verdad y traza desde ahí una conexión directa con el paisaje de medios actual.
La idea apareció en las vacaciones del director de cine en Córdoba, donde la huella de de Zer y la mitología extraterrestre tienen jerarquía. “Me puse a indagar en el personaje y encontré un montón de artistas interesantes para hacer una película. Fue un precursor en términos de medios, un generador de lo que hoy llamamos fake news, y que él introdujo a través del noticiero. Fue toda una novedad en la época, y tenía ratings de 40 o 50 puntos”, contó Lerman en diálogo con La Capital.
Entre sus múltiples facetas, el realizador subrayó la capacidad narrativa del notero. “Fue un gran creador de ficciones, que de golpe se encontraba en medio de la montaña con su camarógrafo, en un pueblo donde no había demasiado, y diagramaba toda una puesta en escena que era transmitida por la tele. Eso generó un fenómeno”, agregó Diego, en referencia a las grandes oleadas de personas que se fueron a instalar en las inmediaciones del Uritorco, además de las multitudes que seguían las crónicas en la pantalla chica.
En el rol del Chango, el fiel camarógrafo de José, está el tucumano Sergio Prina, el protagonista de “El motoarrebatador” (la celebrada película de Agustín Toscano de 2018). El elenco lo completan figuras como Norman Briski, Daniel Aráoz, Mónica Ayos y Osmar Núñez, acompañadas por un reparto de no-actores oriundos de las zonas donde el film fue rodado.
Un personaje multifacético
“Es un personaje que se puede plantear o mostrar de muchas maneras. Vi muchos videos y hablé con mucha gente que lo conoció, como su hija o gente que trabajó con él en Canal Nueve. Es como un trabajo de detective que uno hace, en búsqueda del alma de ese personaje”, compartió por su parte Sbaraglia, sobre la construcción del rol.
“Cada uno desde su lugar te va devolviendo diferentes facetas. Algunos hacían énfasis en lo cariñoso que era, otros en lo workaholic que era, otros en que era una persona alterada que no dormía ni paraba de fumar, otros en su parte actoral o en su genialidad inventiva. Cada uno nos iba devolviendo una parte del rompecabezas, en ese ejercicio actoral de repetición, musical, rítmico, que se va metiendo en el cuerpo. La pieza que nadie te dio se va completando con el guion, con el director y con la imaginación”, agregó Leo, que ofrece una interpretación destacable, sin caer en la búsqueda de mímesis.
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Vale recordar que el actor viene de encarnar al expresidente Carlos Menem en la serie “Síganme”, que todavía no tiene fecha de estreno. “Es un trabajo fascinante. Si antes me gustaba la actuación, desde que me ha tocado interpretar personajes que han pertenecido a la vida real, me fascina todavía más. Porque uno se convierte en una especie de médium que trae del más allá y vuelven a estar en este plano. Paula de Zer nos dijo en el día del estreno que sintió que su padre estaba otra vez entre nosotros, entre lágrimas y agradecimientos”, apuntó Sbaraglia.
“El hombre que amaba los platos voladores” escapa en partes iguales al rigor limitante de la biografía y al reduccionismo de la sátira. “El desafío era encontrar el tono. No es una biopic en un sentido tradicional, sino que retoma las notas más trascendentes de un personaje público y a partir de eso cuenta la historia de un hombre que va perdiendo la cordura”, aseguró Lerman, que irrumpió en el paisaje cinematográfico nacional en 2002 con su celebrada “Tan de repente” y viene de realizar “El suplente”, protagonizada por Juan Minujín, que fue un éxito en Netflix.
Una particularidad notable de la película es el trabajo técnico que reconstruye la reconocible estética televisiva de los ochenta. Para lograr esa textura, utilizaron cámaras U-Matic de la época. Sergio Prina aprendió a usar el equipo y filmó de verdad a Leo como José, mientras las cámaras cine los filmaban a ellos. A su vez, Lerman contó que usaron lentes anamórficos, que redondean y deforman los bordes del cuadro, para transmitir también visualmente la noción de realidad distorsionada que plagaba las crónicas de de Zer.
El personaje de José está lleno de matices, pero está atravesado por una cuestión casi mesiánica, de propagar una voluntad de creer en eso que narraba con tanta convicción. “Me parece que la película habla un poco de eso, de esa energía luminosa que es el poder creer en un entramado invisible. Ese entramado en la película está construido en comunidad, en solidaridad, con amor y respeto. Eso me parece que es un mensaje, un lenguaje que la película maneja”, consideró Sbaraglia.
“Me pasó en el proceso de investigación que fui un canal receptor de un montón de gente que me contaba experiencias. Yo escuchaba con mucho respeto, y en medio del proceso de escritura todo sumaba. Buscaba no juzgar y sostener siempre un lugar de ingenuidad, de curiosidad. El año pasado la NASA salió un comunicado diciendo que iba a desclasificar información sobre OVNIs, así que quién sabe. Soy un ávido lector desde hace mucho tiempo de todo tipo de fenómenos. Me encanta, me apasiona”, apuntó por su parte el director.
El viernes 18, la película se estrenará a través de Netflix en 190 países en simultáneo. “Ojalá podamos llegar a otros planetas”, dijo Lerman entre risas. “Había una duda más personal que tenía que ver con qué se leía de esta historia tan local en el afuera, y eso quedó saldado en San Sebastián, donde tuvo una respuesta muy contundente. Nos vamos dando cuenta que más allá de José de Zer, la gente conecta desde diversos lados con la película. Otros países tuvieron su propia versión de José de Zer, incluso se nombró ‘La Guerra de los Mundos’ de Orson Welles”, cerró el cineasta.
“A mí nunca me pasó de vivir una cosa así. Es para agradecer tener la posibilidad de que una película tan argentina y con un lenguaje tan argentino llegue a tantos lugares. Es una película con una gran calidad estética y narrativa. Y eso es gracias a una acumulación de tanta investigación que ha hecho el cine argentino, de la que se ha nutrido tantos años. Si bien es una película financiada al 100% por Netflix, está hecha por gente que se ha formado en el cine nacional y eso nos tiene que dar mucho orgullo a todos”, cerró por su parte Sbaraglia.