Jazmín Varela no sólo es una de las dibujantes más destacadas de la ciudad, sino también de su generación. Eso demuestra con “Campeón”, su reciente novela gráfica, publicada en noviembre por Editorial Sigilo. A lo largo de 352 páginas, narra con crudeza y con ternura la vida de los perros de una familia a lo largo de dos generaciones. El próximo jueves 4 de diciembre, lo presenta con entrada libre y gratuita en El Diablito (Maipú 622), junto a la también autora y dibujante Julia Barata.
“Campeón” es el cuarto libro de Jazmín, que antes publicó “Guerra de soda”, “Tengo unas flores con tu nombre” y “Cotillón” (todos en la editorial Maten al mensajero). Además, la dibujante fue parte de varias antologías y es la autora del arte de tapa de “Cometierra”, la reconocida novela de Dolores Reyes.
En esta nueva obra, Varela “despliega una madurez estilística y narrativa poderosísima, sensible a lo más duro y a lo más tierno de sus personajes”, según definen los editores.
"Terror, ternura y perros"
Es que, a diferencia de la mayor parte del contenido que actualmente tiene a los perros como protagonistas, “Campeón” es una exploración brutalmente honesta que aborda todo lo que los animales representan en la vida de los humanos: son compañía fiel, son amigos, familia, siestas dóciles en el sillón, pero también caos, ferocidad, complejidades y dolor.
La novela gráfica es una obra atravesada por terror doméstico, donde el eje narrativo es una maldición familiar: un destino trágico parece alcanzar a todos los perros que llegan a la vida de un hombre, de su pareja, y más adelante de su hija. De esta manera, “Campeón” se articular a partir de una serie de “relatos que conforman una memoria sentimental”.
“Tenía varias anécdotas familiares dando vueltas en la cabeza, que me parecía que podía servir para una novela gráfica. Eran anécdotas que se repetían muchísimo. Cada vez que me juntaba con mi mamá o mi papá nos poníamos a hablar de perros que ellos tuvieron y volvían estas historias, que siempre tenían una especie de final trágico. Me parecía bueno tener un mapa familiar de esas historias y pensar cómo mis papás iban construyendo su vínculo a partir de esas cosas que les pasaban”, contó Jazmín en diálogo con La Capital.
“A partir de esa idea, me junté con ellos por separado, les pedí que me vuelvan a contar las anécdotas y las grabé. Les fui haciendo preguntas sobre detalles, sobre cosas que no tenía muy claras y fui juntando estas historias que por supuesto después deformé. La historia de mis papás o esta cosa más autobiográfica es sólo un punto de partida, después todo fue mutando”, agregó la autora.
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Cuando los primeros bocetos se convirtieron en las primeras páginas, Varela empezó a reunirse con el editor José Sainz, quien a partir de “Campeón” se oficializó como “editor de cómic y libro álbum contemporáneos” de Sigilo. “Vengo trabajando con él hace un montón y le mostré lo que tenía, porque él es siempre mi primer lector. Empezamos a trabajar juntos en la historia, y se empezó a desarrollar”, compartió Varela.
La potencia artística de “Campeón” se condice con la audacia de Jazmín, en tanto se mete de lleno y sin ingenuidad en una temática sensible y poco abordada. Pero sobre todo, la obra se destaca por su ejecución: blanco y negro, líneas sueltas, muy poco texto, y un trazo que se muestra sucio, enmarañado, como el universo que ilustra.
“Empezó medio por azar porque empecé a bocetar así, en blanco y negro y lineal. Varias veces me pregunté o puse en duda si hacerlo a color, o con otra técnica, o pulir más los dibujos. Pero a medida que iba siendo claro que era una novela gráfica y de una extensión bastante larga, me pareció que requería un estilo simple, sintético, que el dibujo no esté muy terminado, que hasta sea medio deforme o medio trash, y eso iba en sintonía con lo que iba contando”, detalló Jazmín sobre este punto.
Maitena, que comenta en libro en la contratapa, dice al respecto: “En cada nueva novela gráfica de Jazmín Varela la expresividad se eleva al siguiente nivel. Acá el blanco y negro y la línea suelta dan cuerpo a la tragedia y a la belleza de esta época espantosa”. Efectivamente, en los perros de “Campeón” parece condensarse la convivencia tirante y vital entre luminosidad y oscuridad, una que cobra particular relevancia en este momento histórico.
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Sobre todo, y en un plano más literal, la novela se mete con todas las facetas de la convivencia con los perros, incluyendo las partes más duras y menos representadas, como tener que hacerse cargo del cuerpo del animal después de su muerte. En esa escena que se repite, Jazmín da cuenta de una instancia de intimidad total, cuerpo a cuerpo, que los humanos tienen con los perros y no con los humanos. “Me gustaba contar también ese proceso y el impacto que tiene en la vida de uno, en la salud mental”, apuntó la autora.
“Los vínculos con los animales son súper intensos. Para mí están al mismo nivel de intensidad que un vínculo con humanos. Pero la gran diferencia es que son vínculos que sabemos que duran poco porque los perros viven menos que nosotros, así que ese vínculo va a estar inevitablemente atravesado por el dolor o la pérdida. Y esas son emociones súper intensas también. Quería explorar esos duelos porque siento que es algo de lo que no se habla mucho y que no se tiene tan en cuenta”, contó Varela.
Si bien la mayor parte de la obra transita “entre el realismo y el terror”, tiene un inesperado y por lo mismo increíble giro fantástico. “Este libro lo empecé en 2023, y en ese tiempo tuve una tragedia con mi perra en la que alguien se le cayó encima y la lastimaron mucho. Yo justo estaba trabajando en esto y me pareció que era un buen final que no termine con las historias de mi familia, sino con una más propia. Y ahí me di la licencia de irme completamente hacia la ciencia ficción o la fantasía”, detalló la autora al respecto.
Por supuesto, Jazmín le dedicó el libro a sus dos perras: “Pezón está acá conmigo y es un poco la perrita que aparece al final del libro. Y Panceta se murió el año pasado”, cerró.