"Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende". El texto de Eduardo Galeano pertenece a "El mundo", y en boca de Juan Carlos Baglietto fue la brasa que calentó las almas en el inicio del recital que ofreció junto a Jairo ante un teatro El Círculo tan agotado, que obligó a hacer una nueva función el sábado 1º de julio (ver aparte).
Ese fuego, que el poeta uruguayo incluyó no casualmente en "El libro de los abrazos", fue más que suficiente como para que al final de la noche, y después de más de dos horas con 24 temas, deje la llama de la canción popular bien arriba.
"Historias con voz", así se tituló el espectáculo que encabezan el músico rosarino y el cordobés, quienes demostraron que, parafraseando otro poeta uruguayo, Mario Benedetti en este caso, son "mucho más que dos". Más allá de la metáfora, en escena fueron cinco, ya que los acompañó un trío que estuvo largamente a la altura de las circunstancias: Adrián Charras, en teclados y acordeón; Leonardo Introini, en bajo y contrabajo; y Yaco González, hijo de Jairo, en percusión.
El desafío no era menor. Porque aunque esta juntada nació casi de casualidad ante la buena repercusión que tuvo una presentación de ambos en un programa de tevé (lo dijeron en una entrevista realizada por Escenario), y sobre todo por la amistad y el respeto artístico que tienen uno del otro, no era fácil suponer que funcionarían como dúo.
Pero la excelente respuesta en el debut en Santa Fe el viernes pasado, el teatro lleno el sábado en Rosario, con el público de pie varias veces a lo largo del show, que hasta llevó a dar luz de sala alterando el clima intimista de la puesta, son una prueba irrefutable que Jairo/Baglietto o Baglietto/Jairo no sólo deben seguir tocando juntos, sino que sería ideal que saquen un disco de estudio para que la sincronía de esas voces se pueda disfrutar en toda su magnitud.
Pocos artistas pueden interpretar temas de autores de la Trova Rosarina (Abonizio/Fandermole); Paco Ibañez; del repertorio de Serrat (Machado/Hernández), más Daniel Salzano, Chico Buarque, Atahuapa Yupanqui, la dupla Falú-Dávalos y hasta Sui Generis y Simon & Garfunkel. Bueno, Jairo y Baglietto no sólo lo hicieron de maravillas, sino que lograron una puesta escénica tan impactante en el diseño de iluminación, como sutil en la combinación de colores y en las imágenes de los compositores versionados.
"Cuando", "La balada de Corto Maltés", "Carpintería José", "Hispano", "Juan y María" y "Mienten" conformaron una suerte de primer bloque. Y sirvió para entender que temas supuestamente tan dispares podían convivir en una misma noche no por casualidad sino por causalidad. Baglietto sacó a relucir su empuje de líder natural y Jairo le devolvía todas las paredes para que el rosarino la cuelgue en el ángulo.
En la previa de "El valle y el volcán", Baglietto recordó que esa canción la tarareaba cuando iba caminando al colegio. Los dos se rieron, en un gesto de complicidad que se reiteró a lo largo de la noche, como cuando recordaron a los dúos famosos -antes de interpretar "Rasguña las piedras" y "El boxeador" en castellano- y aludieron a "Gath & Chaves, Thompson & Williams, Ortega y Gasset, y Joaquín y Lucía".
En la rockeada "Piedra y camino", Baglietto, con guitarra eléctrica, demostró por qué es una de las grandes voces de la música popular. Tanto que hasta Jairo se sumó al "ooooooooo" de la gente. También emocionó con "Salzanitos" a solas, luego de que Jairo brilló en solitario al interpretar "Los enamorados".
"Para la libertad" llegó tras una mención al Día de la Memoria e "Indio toba", en los bises, sucedió al pedido de Baglietto para apoyar la cruzada pediátrica rural de La Higuera en el Impenetrable Chaco. También hubo tiempo de reivindicar al oficio de sus padres en "Ferroviario" y hasta un momento muy emotivo con Jairo, cuando recordó la última vez que vio a Astor Piazzolla, en la previa de "Milonga del trovador". "Angel y demonio" demostró el punto más alto de efectividad y sutileza del dúo, que cerró bien arriba con "El témpano" y la ya citada "Indio toba", que fue celebrada de pie. El final fue con "Los poetas no se rinden jamás", tema que tocaron dos veces, en un nuevo homenaje a Daniel Salzano.
Baglietto y Jairo hicieron honor a aquel "mar de fueguitos" de Galeano de la apertura del show. Bienvenido sea el fuego eterno de la canción popular.