La Unidad Fiscal de Delitos Económicos ya tiene en su poder más de 30 demandas contra el financista local Luis Herrera, cuya agencia Fernández Soljan entró en crisis el año pasado. Por ahora se trata de ahorristas de pequeña y mediana escala, pero en el segundo piso del Centro de Justicia Penal consideran que ese esquema puede variar, en función de estar "en una etapa de recepción creciente de denuncias". Informalmente, se habla de un desfalco superior a los u$s 30 millones, pero hasta aquí nadie pudo comprobarlo: se trata de una misión difícil, pues gran parte de los damnificados operaban con él de manera ilegal.
Herrera es desde hace muchos años el titular de la agencia fundada por su suegro, Paulino Fernández Soljan -fallecido en 2018-. Desde allí construyó una carrera prácticamente intachable, que lo llevó a presidir en dos ocasiones el Rofex, el mercado de futuros más importante del país. En paralelo, supo conducir una mesa de dinero en la que recalaban desde grandes productores agropecuarios hasta simples trabajadores, que le confiaban sus ahorros en busca de rendimientos superiores a los tradicionales.
Contador y licenciado en administración, el financista acuñó una relación de extrema confianza con sus clientes, que nunca dudaron en entregarles desde unos pocos miles de dólares hasta cifras con cinco o seis ceros, que él personalmente prometía invertir con operaciones cruzadas en el mercado de Chicago. ¿Quién iba a dudar de uno de los pocos operadores que tras el estallido del 2001 logró preservar hasta el último centavo de sus inversores?
A finales de 2015 Herrera tuvo una muy alta trascendencia pública, cuando en su carácter de titular del Rofex le entregó al juez Claudio Bonadio la nómina de operaciones de dólar futuro, en el marco de la causa en la que estuvo imputada -y luego sobreseída- la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por esos meses, y por la misma condición, fue protagonista de las discusiones que había en el seno del macrismo sobre qué hacer con la paridad cambiaria.
Durante el gobierno de Cambiemos, al igual que muchos jugadores del mundo de las finanzas, le sacó provecho a una etapa que en Fiscalía resumen como “Disneylandia de la especulación”. Fueron años de jugosos retornos para los conocedores del paño, con operaciones cruzadas en diferentes mercados que recibieron con los brazos abiertos la ola amarilla.
Pero un día todo terminó. Durante el primer semestre de 2021, Herrera dejó de atender asiduamente a sus clientes, quienes comenzaron a recibir diferentes excusas ante la imposibilidad de retirar sus ahorros. En septiembre la crisis se precipitó: renunció a su cargo como tesorero en el Rofex y al día siguiente recibió una suspensión -para su agencia- por parte de la Comisión Nacional de Valores (CNV) a la agencia Fernández Soljan. El organismo regulador mencionó un “faltante teórico preliminar en el marco de la conciliación de saldos líquidos comitentes”.
Muchas preguntas
Hasta aquí nadie sabe a ciencia cierta qué pasó, pero las diversas fuentes consultadas coinciden en una teoría que no por repetida pierde validez: Herrera habría incurrido en una variante del sistema piramidal o esquema Ponzi, que comenzó a complicarse con la pandemia y terminó de derrumbarse en 2021. Durante años, pudo pagar jugosos dividendos respaldado en un flujo de fondos continuo, que siempre creció. Cuando el año pasado recibió, en poco tiempo, el pedido de varios clientes para retirar el 100% de sus fondos, la bicicleta dejó de funcionar.
La principal sospecha es que el financista jamás habría invertido el dinero de sus clientes en Estados Unidos, por más que enviaba periódicamente un correo con la leyenda "Resumen de operaciones Chicago Board of Trade". Para avalar o descartar tal hipótesis, el Ministerio Público Fiscal (MPA) envió un pedido de información a Chicago, que aún no fue contestado.
WhatsApp Image 2022-04-08 at 10.27.00 AM(1).jpeg
Los resúmenes que enviaba Luis Herrera a sus clientes
Al tratarse de operaciones en las sombras, no resulta tarea sencilla poder demostrar la supuesta estafa. En las entrevistas, los damnificados exhiben los documentos con los que Herrera acreditaba la recepción de los fondos a una supuesta cuenta comitente. “Unos recibos absolutamente desprovistos de toda legalidad. Imaginate que para ingresar dinero en una cuenta en Chicago, de mínima se tendría que haber hecho por una transferencia bancaria, no en efectivo”, relata una fuente del MPA, cuya estrategia seguramente estará centrada en comprobar que los damnificados, desprovistos de información, confiaron en la palabra de Herrera, quien directamente los engañó.
WhatsApp Image 2022-04-08 at 3.45.40 PM.jpeg
Recibos que Luis Herrera brinda a sus clientes cada vez que recibía fondos
Aún no llegaron a la Justicia demandas de “peces gordos” de la plaza local. Se trata, en los más de 30 casos que se acumulan en la Unidad de Delitos Económicos, de pequeños y medianos ahorristas, algunos con una relación relativamente cercana a Herrera. Todos manifiestan lo mismo: que siempre fue una persona confiable, que cumplió en tiempo y forma con la palabra y que le confiaron los ahorros de “toda su vida”. En paralelo, un estudio jurídico prepara una demanda colectiva de otros 60 damnificados.
Al principio de la crisis, Herrera prometía un amplio y decoroso plan para devolver los fondos. Ahora, en las cada vez más infrecuentes reuniones con clientes, explica que quienes se sientan damnificados tendrán su respuesta en el marco de la convocatoria de acreedores que solicitó en diciembre -pero que aún la Justicia no habilitó-. Ese esquema deja afuera a la gran mayoría de ahorristas. “Él ya tomó una decisión: al 98% de sus clientes, que operaban de manera ilegal, les va a dar la espalda”, indicaron fuentes judiciales.
La naturaleza del caso invita a la reflexión sobre los riesgos de confiar dinero propio a un tercero bajo un esquema 100% ilegal, basado en el único atributo de la confianza. Si bien durante años Herrera cumplió a rajatabla con tasas de entre el 8% y 12% anual en dólares, los intercambios siempre fueron en efectivo, nunca a través del sistema bancario.
El financista no pronunció hasta aquí declaraciones públicas. Casado y con cinco hijos varones, se recluye desde hace meses en el seno íntimo de su familia y en los esporádicos paseos en su velero.