El marcado descenso del nivel del río Paraná durante enero hizo temer que la bajante histórica volviera a registrar cifras negativas, pero la realidad es que, desde entonces, se dio un aumento progresivo hasta llegar a los 2,97 metros que notificó este martes Prefectura Naval. Si bien la coyuntura es alentadora, desde el Instituto Nacional del Agua (INA) remarcaron que para dejar atrás la bajante se necesita gradualidad y anticiparon que el nivel de aguas medias puede volver a descender, aunque no a niveles extremos. Por su parte, producto de la alta demanda por la ola de calor extendida, desde Aguas Santafesinas (Assa) indicaron que las plantas potabilizadoras trabajan “al 100% de su capacidad”.
El 2022 terminó auspicioso respecto del nivel del río Paraná ya que estuvo por encima de los tres metros hacia mitad de noviembre. Tras ello, comenzó un marcado descenso en los registros: el 16 de enero, la escala hidrométrica de Prefectura notificó sólo cuatro centímetros, marcando un piso tras un metro y medio de descenso durante las dos primeras semanas del año. Desde entonces, el nivel se fue recuperando gradualmente.
El río sigue en condición de bajante, a pesar de los repuntes que viene experimentando desde noviembre (con la excepción del tramo entre mitad de diciembre y mitad de enero) y del importante ascenso de estas últimas semanas.
El informe semanal del INA indicó que “de acuerdo con la perspectiva meteorológica y los caudales previstos desde la alta cuenca, los niveles se mantendrán en el rango de aguas medias”. Este nivel, en Rosario, se ubica por encima de los 2,40 metros. A su vez, agregaron que “si bien las condiciones son, en general, mejores que las observadas en 2020 y 2021, la perspectiva climática aún no permite establecer un límite temporal del escenario de aguas bajas predominantes, iniciado en marzo de 2020”.
En ese sentido, en el “Informe de perspectivas hidroclimáticas en la Cuenca del Plata”, elaborado en conjunto por el INA y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) para determinar “posibles escenarios para el trimestre marzo-abril-mayo” de este año, señalaron que en los próximos meses pueden esperarse descensos en los registros del río Paraná a la altura de Rosario, pero que los mismos no serán extremos como los registrados en años anteriores.
“Durante marzo se observará el efecto combinado del tránsito de ondas de crecida desde el río Paraguay y el Alto Paraná sobre el Paraná Medio e Inferior. A la vez, de acuerdo al régimen hidrológico del río Paraná, es esperable que se produzca un descenso de los derrames y en los valores de base durante otoño/invierno”, expresaron en el informe, para agregar que a pesar de ello, “la recuperación del almacenamiento en el Alto Paraná y la perspectiva climática indican que los niveles mensuales tienen altas probabilidades de ser sensiblemente mayores a los observados durante los últimos tres años”.
¿Cuándo finaliza la bajante?
Consultado sobre qué factores deben darse para salir del escenario de bajante, el subgerente de Sistemas de Alerta Hidrológico del INA, Juan Borús, explicó a La Capital que, en primera instancia, se deben normalizar el patrón climático y la condición hídrica de los suelos.
Haciendo hincapié en la gradualidad, detalló: “La normalización del patrón climático debe darse, especialmente, en la región formadora de los grandes ríos, en la llanura pampeana y donde las lagunas se secaron”.
“En principio, esa normalización la vemos en las nacientes de los ríos Paraná y Paraguay. Pero yendo más al sur, sobre el litoral, lo ideal es que la frecuencia de eventos se normalice”, expresó. El ingeniero manifestó que las lluvias que se dieron en esta zona “son dispersas, erráticas”.
Borús dijo que después de darse esto, se debe normalizar la condición hídrica de los suelos para que se produzcan excedentes de las precipitaciones que vayan a los ríos.
Como última instancia para salir del escenario de aguas bajas, agregó: “Los niveles en los caudales que entran a territorio argentino se deben estabilizar en valores dentro de la franja de oscilación normal”.
“La mejora es gradual, y esa gradualidad se da con escalones. Las lluvias que se dieron en octubre, con la crecida importante en Iguazú, que no se daba hacía ocho años, fue un escalón”, explicó y concluyó: “con estos escalones, las probabilidades de tener niveles extremadamente bajos es cada día más baja”.
Por su parte, frente a la alta demanda de agua que está generando la prolongada ola de calor, que lleva más de dos semanas, desde Assa indicaron que están trabajando al tope de capacidad.
En diálogo con La Capital, el vocero de la empresa, Guillermo Lanfranco, remarcó que “las plantas potabilizadoras están trabajando al 100% de su capacidad”.