Lo que quedó del partido ante Talleres fue ese sabor amargo en Central por la forma en la que al equipo de Matías Lequi se le escaparon dos puntos que hubiesen sido de enorme valor, pero en el desguace de esos 90 minutos hubo un hecho particular que en cancha llamó un poco la atención y fue la ejecución del primer penal, convertido por Ignacio Malcorra, luego de que Enzo Copetti tomara la pelota y después se la entregara en mano al 10 y capitán. Fue algo así como un acting, que tuvo más que ver con una maniobra de distracción que con otra cosa. El designado para patear un penal en ese partido era justamente Nacho Malcorra. Es más, Copetti no era ni siquiera el segundo en la lista.
La mención que se hace sobre esa acción en particular tiene que ver con las especulaciones que se generaron en el momento, una vez que Copetti tomó la pelota. Es que el centrodelantero había ejecutado el único penal que tuvo Central este año, tanto en la Copa de la Liga como en la Liga Profesional, y lo erró. Fue en cancha de Unión, en la derrota frente al equipo de Kily González, en el final del encuentro, lo que hubiera significado el empate canalla.
Se sabe que cuando un goleador viene enemistado con el gol, uno de los mejores atajos para revertir esa situación es justamente a través de un penal. Para Copetti la historia cerraba por todos lados. No sólo por aquella ejecución fallida frente a Unión, sino por las chances malogradas en la derrota ante Boca. Es decir, a Copetti más que a nadie le hubiese venido al pelo hacerse cargo del penal.
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Nacho Malcorra le da con la cara interna del pie izquierdo y marca para Central, en el Gigante.
Virginia Benedetto / La Capital
Copetti para Malcorra, "la" imagen
Y hubo una imagen muy clara en la tarde-noche del domingo en el Gigante. Es que después de que Yael Falcón Pérez marcara la infracción de Federico Girotti sobre Damián Martínez, quien tomó el balón fue Copetti. En ese momento todos aquellos que estaban en el estadio pensaron que Enzo iba a ser el encargado del remate. Pero no. Mientras Copetti tenía la pelota en sus manos, Malcorra se fue arrimando de a poco al punto del penal y el delantero le entregó en mano el balón al 10.
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Nadie alcanzó a percibir el más mínimo diálogo entre ambos porque directamente no existió. Lo único que hubo fue el traspaso de la pelota de las manos de Copetti a las de Malcorra. El resto es historia conocida: el 10 caminó lento hacia la pelota, repiqueteó, detuvo su marcha y definió a media altura contra el palo derecho de Guido Herrera para marcar el empate transitorio.
Pero se insiste, no fue algo que charlaron y definieron entre los futbolistas en ese mismo momento, sino que ya estaba establecido de antemano por parte del cuerpo técnico. Pudo haber otra lectura en la previa, la de considerar que de haber un penal el responsable era Copetti, justamente por la necesidad de volver a convertir (el único gol que anotó desde su llegada a Arroyito fue en el empate 1-1 ante Godoy Cruz, en Mendoza), pero Lequi y sus colaboradores entienden que el mejor ejecutante es Malcorra y por eso lo que finalmente sucedió.
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Allegados al cuerpo técnico no sólo ratificaron toda esta información, sino que apuntaron que esa situación de que un jugador tomara el balón y después fuera otro el responsable del remate tenía más que ver con una acción para distraer, para no entregarle de un principio toda la información al arquero rival.
En el segundo, también
Una acción similar se dio en el segundo penal, cuando varios jugadores de Central (además de Malcorra estaban Jaminton Campaz y Mauricio Martínez) se pararon frente al balón, hasta que Herrera le pidió a Falcón Pérez que se identificara el pateador.
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Es más, también contaron que, si por alguna razón Malcorra no estaba en cancha al momento de la ejecución de un penal, el segundo en la lista era Caramelo Martínez.
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En el segundo penal, Campaz estuvo al lado de Malcorra también para despistar. Lo mismo había hecho Caramelo Martínez.
Virginia Benedetto / La Capital
Antes de este partido, Malcorra había pateado un solo penal (lo convirtió) en el año, en la definición por esa vía en el duelo ante Douglas Haig de Pergamino por la Copa Argentina, mientras que Copetti la única vez que lo hizo fue en esa misma cancha, pero contra Unión, por la Liga Profesional.
¿Le hubiese venido bien a Copetti convertir de penal? Seguro. Pero había una decisión ya tomada de antemano, así, eso que pareció un gran gesto del centrodelantero hacia Malcorra no fue otra cosa que cumplir con lo que el cuerpo técnico ya había ordenado en la previa.