El gobernador Antonio Bonfatti se dio el gusto ayer de gozar de la ovación de sus legisladores, funcionarios y seguidores durante la lectura de su discurso en el recinto de la Cámara de Diputados para inaugurar el 133er. período ordinario de sesiones de la Legislatura. Fue cuando volvió a ratificar por enésima vez que el escrutinio provisorio de las Paso fue transparente. "Quedó demostrado que no se alteró la elección ciudadana", resumió el mandatario santafesino.
Ahora ratificado por "el escrutinio definitivo, que se terminó anoche". Saboreó la frase que durante los últimos dos días lo había obsesionado poder pronunciar: "Tenemos un compromiso de honor: el de garantizar la democracia en su máxima expresión, la transparencia electoral. Eso hemos hecho, y eso haremos. Está en juego el resultado de una elección, pero también la honorabilidad de un gobierno y la calidad de nuestra institucionalidad democrática".
Fue en sus últimos párrafos, cuando estaba al borde de quedarse sin voz luego de leer más de dos horas sin parar. Apenas minutos antes había encarado el tema de coyuntura más actual y expectante: "Tal como quedó demostrado con el escrutinio que se terminó en la noche de ayer (por el jueves), los apoderados y fiscales de todos los partidos tuvieron la posibilidad de comprobar que no se produjo ninguna irregularidad que tergiversara la elección ciudadana. Se cometieron errores —admitió— durante el escrutinio provisorio, que hemos asumido y nos comprometemos enfáticamente a subsanar" para las elecciones generales del 14 de junio.
"Esos errores han sido instrumentales, sin la menor injerencia en la soberana voluntad popular", despejó.
Para entonces ya lo habían aplaudido en 63 ocasiones (en las que, incluso, dos veces Mario Barletta desatendió su celular y lo aplaudió en 3 de ellas). Aún restarían unos cuatro aplausos finales. Todo un récord, que pareció buscado deliberadamente.
Hubo un único capítulo del discurso en el que nadie se animó a batir palmas: en el que se refirió a la seguridad y en el cual se quejó de que "Santa Fe no es ese territorio tomado por las mafias que reproducen como única imagen muchos medios nacionales: es la segunda economía productiva del país, tierra de trabajo, de esfuerzo y de producción, capital nacional del cooperativismo, sede de dos de las universidades públicas más importantes del país, poseedora de una sociedad civil intensa como pocas en toda la Argentina. El principal problema que afecta a nuestro país, y las provincias están sometidas a su amenaza y enfrentadas al desafío de combatir su avance de manera contundente".
Fueron en total dos horas y cuarto las que le demandó repasar su gestión, que cumplirá cuatro años en diciembre, aunque pareció no dejar de pensar en el 14 de junio. No fueron pocas las definiciones que dejó y que pueden interpretarse como respuestas directas al principal candidato a sucederlo y que su partido debe vencer en las generales: Miguel Del Sel.
Desde el inicio se notó esa intención. Habló de "doble continuidad" —expresión seguramente no elegida al azar— en relación al "Frente Progresista y del Plan Estratégico diseñado para 20 años". La coalición de gobierno atraviesa estos días a consecuencia de la derrota en las Paso un convulsivo estado interno que se ha vuelto una verdadera prueba de fuego a su espíritu societatis y si el socialismo no gana en junio se frustra el mencionado plan. "Rechazamos abiertamente la idea de que el gobierno sea concebido como una mera administración de recursos públicos guiada por el criterio de eficiencia económica", mensuró.
Derechos y eficiencia. "El criterio de la eficiencia económica no puede tener lugar cuando de garantizar derechos se trata porque si no somos eficaces, sencillamente no hay garantía posible", aseguró Bonfatti, para luego mencionar el ejemplo del Laboratorio de Industrias Farmacéuticas, que fabrica un medicamento porque el mercado no lo hace; o el de los equipos de profesionales del Ministerio de Educación, que salen a buscar chicos casa por casa para que retomen sus estudios secundarios.
"Eso no es eficiencia neoliberal, eso es eficacia progresista", subrayó en respuesta al reclamo del candidato del PRO, quien hablara recientemente de un Estado más chico y eficiente. Los socialistas acusan a Del Sel de reencarnar un retorno a "los 90".
Ayer lo escucharon todos los ministros, los intendentes Mónica Fein y José Corral, el presidente de la Corte, el arzobispo de Santa Fe, los diputados nacionales, Hermes Binner, Mario Barletta, Oscar Martínez, Pablo Javkin, senadores y diputados provinciales. Del PRO, sólo estuvieron los diputados Raúl Fernández (provincial) y Gisela Scaglia (nacional).
"Un gobierno progresista encuentra un solo camino posible: el que señala el horizonte de la igualdad a través de la garantía irrestricta y universal de derechos. Un Estado progresista se transforma para los ciudadanos y los territorios, y también se construye con los ciudadanos y los territorios", mencionó Bonfatti, poniendo de relieve que "este es un gobierno que no está detrás de los escritorios.
También hizo un reconocimiento a Binner, "quien con su gobierno sentó las bases para la transformación solidaria, transparente y participativa". Luego desgranó sus acciones de gobierno, formuló anuncios (ver aparte) y se despidió saludando a los trabajadores en su día y, en otra de sus varias respuestas a Miguel Del Sel, que los irritó recientemente, expresó su agradecimiento en particular a los trabajadores del Estado y a sus gremios "por su compromiso con la defensa de lo público".