La definición de listas para las elecciones primarias y generales fue el primer paso para la redistribución de liderazgos políticos en la provincia. Los comicios que vienen definirán algo que con el cierre de nóminas de candidatos en el último minuto del viernes empezó a ordenarse. En el régimen electoral de Santa Fe hay una fuerte y llamativa peculiaridad. Y es que si bien el cargo de gobernador regula las jefaturas de partidos y coaliciones, desde hace más de una década el contorno de los que mandan se dibuja también en trazo fino en la elección de diputado provincial.
El gravitante poder que tiene la Cámara de Diputados para la gobernabilidad se advirtió con claridad en 2011. En esa ocasión el socialista Antonio Bonfatti fue elegido para ocupar la Casa Gris pero la elección de diputados provinciales la ganó la primera candidata peronista María Eugenia Bielsa. Por primera vez entonces quedó planteado el empinado desafío para un mandatario de gobernar en minoría legislativa. Los costos y los efectos de tal novedad llegan hasta hoy. Se instaló en 2013 una suba del esquema de subsidios al Senado, conocido como "Programa de Fortalecimiento Institucional", que fue una especie de seguro para la gobernabilidad. Siempre existieron los subsidios pero nunca de la dimensión acordada. Una montaña de dinero para 19 legisladores que nunca más se desactivó.
En Santa Fe la lista ganadora de diputado provincial se lleva 28 bancas de manera fija en tanto que las 22 restantes se distribuyen proporcionalmente entre los nucleamientos que llegan a un piso de votos. En 2011 por primera vez desde la sanción de la Constitución de 1962 hubo un gobernador de un signo y una Cámara baja dominada por otro. La lista de Bielsa conquistó los 28 escaños y la del Frente Progresista, que llevaba a tope a Raúl Lamberto, obtuvo 15. Bonfatti quedaba ante el reto de gestionar con 35 diputados opositores.
El alto precio que supuso eso lo decidió a no optar, como solía ocurrir con gobernadores sin reelección, por un cargo electivo nacional. Se postuló a diputado provincial en ese 2015 y ganó con holgura: sacó un 40,6% de los votos, se convirtió automáticamente en presidente de la Cámara y mantuvo la preeminencia en su partido pese a que el socialismo había colocado a Miguel Lifschitz como su sucesor en la Casa Gris. Un gobernador raramente no es jefe. Por eso el socialismo, por aquellos años, tuvo dos, los nombrados, envueltos en una tensión bajo regulación empeñosa que sin embargo no pasó inadvertida. El Frente Justicialista encabezado por Héctor Cavallero alcanzó en esa pulseada un 17,84% de votos y ganó 10 bancas. Roy López Molina, del PRO, cosechó 18,03, también con diez asientos.
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Lifschitz cumplió sus cuatro años y escogió el mismo camino. Obtuvo el 38,7 por ciento, superando los 705 mil votos, y se aseguró los 28 escaños además de la jefatura de Cámara. Con ese resultado le dejó a Omar Perotti, que se había convertido en gobernador, un escenario idéntico al que Bonfatti tuvo con Bielsa. En términos numéricos, peor incluso. Porque la lista del PJ que encabezó Leandro Busatto había conquistado 7 de los 50 escaños de diputados. La sorpresiva muerte de Lifschitz reconfiguró de manera inesperada y abrupta el paisaje de toda la oposición. Con su presencia, la oferta electoral actual en la principal alianza que busca recuperar la provincia se torna poco menos que inconcebible. Tendrá que pasar esta elección para que los nuevos líderes allí queden demarcados.
La Legislatura le dio sofocones persistentes al actual gobernador. Mínimo peso en Diputados y un Senado hostil, al principio pero no ahora, en particular en la misma tropa peronista. Perotti no alteró la tradición abierta por Bonfatti y se anotó como primer candidato a diputado provincial en una nómina donde inscribió en los lugares decisivos a sus colaboradores de mayor confianza. En el campo del PJ hay otras cuatro listas. El Movimiento Evita (lidera Lucila De Ponti), El Frente Renovador (Cachi Martínez); La Cámpora (Alejandra Rodenas) y La Corriente (Norma López). Las primarias distribuirán y mezclarán los nombres de cada sector allí. Se da por descontado que Perotti será entre los peronistas el más votado en las Paso. Pero es pensable que en la lista que llegue a la general haya representantes de los cinco sectores.
La gran incógnita es si Perotti, como pasó con sus dos antecesores en la Gobernación, ganará las generales. Parte del handicap notorio que, por nivel de conocimiento y estructura, otorga ser el gobernador. También contará con aquellos que valoren positivamente su mandato. Esos activos contrastan con la prueba de fuego que es el desempeño a alcanzar en Rosario, el distrito de peso electoral mayoritario, donde su gestión tiene en el sensible terreno de la seguridad su déficit más marcado.
La ventaja que tendrá Perotti es que al contemplar sus principales rivales, las listas del Frente Unidos por Santa Fe, no hay entre los primeros candidatos figuras que hoy estén a la altura de su relevancia pública, sin que esto implique valoración negativa para los desafiantes o menoscabo a sus trayectorias. La lista a la Gobernación de Carolina Losada propone a Dionisio Scarpin como primer diputado. La de Maximiliano Pullaro a José Corral. El socialismo aporta a Clara García y al ex gobernador Bonfatti. Ninguno parece estar en el escalón de presente visibilidad o presencia pública del actual gobernador. No obstante cuando las Paso ordenen el formato final de las listas que la oposición pueda triunfar en Diputados no sonará a sorpresa. Gravitará la elección a gobernador, donde el PJ con Marcelo Lewandowski no parte como favorito, y el clima nacional donde la gestión presidencial de Alberto Fernández tampoco empuja hacia arriba.
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El senador y precandidato a gobernador, Marcelo Lewandowski.
El que gane la interna en Juntos para Cambiar Santa Fe quedará muy fortalecido como líder en el espacio propio y en la coalición mientras esta tenga vida. Si esta alianza corona la victoria la gobernadora o gobernador (Losada, Pullaro, Fein) tendrán, es obvio, el atributo más fuerte. En los espacios de conducción, por supuesto, también tendrá fuerza lo que pueda pasar en las dos mayores ciudades de la provincia. Si Pablo Javkin en Rosario y Emilio Jatón en Santa Fe son reelectos en la redistribución de poder sus perfiles quedarán notoriamente robustecidos e impulsados.
El sistema de boleta única que se utiliza en Santa Fe desde 2011 posibilitó tres veces el triunfo en Diputados de una fuerza política distinta de la que se consagró ganadora en la categoría de gobernador. Esto porque los nombres propios tienen un especial y determinante peso específico. Lo indiscutible es que quien hoy gana el escalón de diputado santafesino tonifica como nunca antes el vigor para ejercer en la provincia jefaturas políticas.
En ese sentido Perotti, hoy gobernador, hace una apuesta fuerte, que no podría no hacer. Si pierde su figura afrontará un esperable retroceso en especial si Lewandowski, por quien claramente optó bajando de su lugar previsto a Roberto Mirabella por segunda vez en dos años, hace una elección buena. Si Perotti gana seguirá con muy apreciable fuerza en el peronismo aún cuando Lewandowski consiga un gran resultado.