Tres jóvenes oriundos de Villa Gobernador Gálvez seguirán detenidos al menos un año más imputados por el crimen de Osvaldo Maximiliano “Popito” Zalazar, un hombre vinculado a un acérrimo rival de Los Monos que fue asesinado en un brutal ataque armado contra el furgón del Servicio Penitenciario que lo trasladaba en el marco de una salida transitoria en agosto de 2022. En una audiencia de revisión de la medida cautelar, el juez Alejandro Negroni resolvió la prórroga extraordinaria de la prisión preventiva hasta el 14 de agosto de 2025 para Jonatan Urquiza, de 29 años; Milton Joel Rivero, de 22, y Damián Constantini, de 24. Los tres están imputados por el fiscal Patricio Saldutti como coautores de un homicidio calificado por el concurso premeditado de tres o más personas, el intento de asesinato de un guardia que resultó herido, resistencia a la autoridad por haber disparado contra empleados penitenciarios y policiales y hasta el encubrimiento del robo del vehículo en el que realizaron la maniobra.
Por el hecho también está imputado un conocido segunda línea de la banda surgida en La Granada, Nicolás “Pupito” Avalle, que en octubre pasado fue acusado como quien ordenó el homicidio de Zalazar desde la cárcel federal de Ezeiza donde estaba preso. La acusación refuerza la teoría de que el crimen de Popito, sindicado como hombre del detenido narco villagalvense Luis “Pollo” Bassi, pudo haber sido una venganza por el crimen del asesinado líder de Los Monos Claudio “Pájaro” Cantero. En tal sentido se recuerda que algunos de los involucrados —aunque no estaba acusado del homicidio, Popito fue juzgado por otro delito en ese juicio que terminó con los acusados absueltos— sufrieron atentados o los asesinatos de sus familiares.
Salida transitoria
Popito purgaba una condena a 12 años por el asesinato de Aldo Acosta, un hombre de 58 años atacado a tiros el 19 de diciembre de 2014 en Villa Gobernador Gálvez. Había sido condenado en 2017 en un procedimiento abreviado junto con su hermano Claudio “Polo” Zalazar, un acuerdo que incluyó un intento de homicidio y tres asaltos a camiones repartidores de garrafas. Unos meses antes había sido condenado en el juicio oral por el crimen del Pájaro a tres años y tres meses de cárcel, pero por la portación de un arma de guerra que no había sido empleada en ese hecho.
Para marzo de 2022 Zalazar, de 28 años, se había incorporado al régimen de salidas transitorias que le permitían pasar dos horas por mes con familiares —y custodia de guardias sin uniformes— en un templo evangélico de Cabín 9. Desde allí regresaba, el 4 de agosto de ese año, rumbo a la cárcel de Piñero donde estaba alojado cuando pasadas las 17 el furgón del Servicio Penitenciario (SP) fue emboscado en el cruce de Los Talas y Chajá, donde un Ford Focus se puso a la par del móvil y sus cuatro ocupantes comenzaron a disparar con una ametralladora FMK3 y una pistola 45.
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El móvil del SP recibió 27 impactos de bala, 23 de ellos en el lateral izquierdo donde iba sentado Popito, en la parte de atrás. Uno de los balazos impactó en uno de los cuatro penitenciarios que iban en el vehículo, Marcelo Alejandro M., quien resultó herido en el abdomen y debió ser internado en grave estado. Zalazar también terminó en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca) con al menos cuatro heridas graves en la espalda. Tres días después, la mañana del 17 de agosto de 2022, Popito falleció.
Consumado el ataque, el conductor del móvil del SP intentó guarecerse en la Unidad Penitenciaria Nº 16 de Pérez, distante a 15 cuadras de donde había sido el ataque. Para entonces ya había patrulleros buscando a los ocupantes del Ford Focus, que intentaron escapar por Los Tordos hasta la avenida Las Palmeras, límite entre los municipios de Rosario y Pérez. Allí, minutos después de la balacera, fueron avistados por personal de la subcomisaría 18ª y la comisaría 22ª de Pérez que patrullaba la zona.
Una persecución se extendió por más de 40 cuadras hasta el cruce de las rutas 33 y 14, donde los sospechosos abandonaron el Ford Focus para seguir huyendo a pie. Momentos después los tres fueron apresados en la ciudad de Pérez: Constantini fue alcanzado en 25 de Mayo al 700 mientras que Rivero y Urquiza cayeron a cuatro cuadras.
En el Focus, que había sido robado ocho días antes y por cuya adquisición los tiradores fueron imputados también de encubrimiento, se secuestró la pistola ametralladora empleada en el ataque. Los detenidos iban a ser imputados por otros delitos pero la audiencia coincidió con la muerte de Zalazar, por lo que terminaron presos por homicidio.
Desde Ezeiza
En cuanto a los motivos del feroz ataque mortal, desde un primer momento la investigación no podía desconocer que Zalazar había sido juzgado en el marco del juicio por el crimen de Cantero en 2017. Había llegado a ese debate acusado en una causa conexa pero no por el homicidio del que estaban imputados el Pollo Bassi, Milton Damario y Facundo “Macaco” Muñoz. Si bien estos tres fueron absueltos por el beneficio de la duda, todos sufrieron los asesinatos de sus padres u otros familiares.
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Más de un año después del crimen surgió una conexión con Los Monos a partir de la imputación a Pupito Avalle, gerente de los negocios de la organización en Villa Gobernador Gálvez y preso desde 2019 por una vasta serie de delitos, muchos de los cuales se le achacan haber sido cometidos desde la cárcel. En este caso lo sindicaron como quien se comunicó desde el penal de Ezeiza con Constantini vía WhatsApp a las 13.13 del 14 de agosto de 2022 para encomendarle el ataque perpetrado cuatro horas después y proporcionarle información para ejecutarlo.
Avalle fue imputado como instigador del crimen de Zalazar a fines de octubre del año pasado en el marco de una extensa audiencia en la que nueve fiscales acusaron a él y a otras 26 personas de integrar una organización a la que se le achacaron casi medio centenar de balaceras, extorsiones, aprietes al menos a sindicatos y varios homicidios.