El domingo, minutos antes de que el candidato Sergio Massa saliera a reconocer su derrota en el ballotage presidencial, Héctor Miguel Gaitán, un hombre con antecedentes policiales de 34 años, era bajado de un auto en inmediaciones de Liniers y Riobamba, en Parque Oeste, y ejecutado con al menos dos balazos. Hasta ese punto en el guion podía hablarse de otro asesinato en Rosario. El número 232. Pero un pedazo de papel escrito en letra manuscrita hizo que la muerte de Gaitán tomara relevancia nacional. De un lado del papel decía: “Si gana (Javier) Milei van «aver mas muertes»" (sic). Y del otro: “para buen entendedor pocas palabras”. Si bien los investigadores siguen buscando despejar la incógnita sobre qué hay detrás del crimen con mensaje que menciona al presidente electo le han comenzado a bajar el tenor.
“Este tipo de mensajes buscan ganar espacio en la opinión pública. Es muy rústico para pensar en que detrás del cartel hay ideales u objetivos políticos. Todo parece estar más ligado a la locura en la que se mueven sicarios y tiratiros en las calles de la ciudad que otra cosa”, explicó un investigador. “El tema de los carteles ya es irrelevante en cuanto a la investigación de este tipo de homicidios. Usan un cartel para amplificar. Buscan la espectacularización”, indicó otro pesquisa consultado.
Desde mayo de 2018, cuando la maquinaria de la banda de Los Monos incorporó a las balaceras intimidatorias carteles con mensajería tumbera, en las calles de Rosario se ha panfleteado con distintos tenores. Mensajes de presos encarcelados con distintos destinatarios y tenores diferenciados en las amenazas. Hubo para jueces, fiscales, bandas rivales, candidatos políticos, empresarios, comerciantes y distintos vecinos de a pie.
Pero seguramente en esta línea de tiempo siempre resaltará el atroz asesinato de Lorenzo Jimi Altamirano la noche del miércoles 1º de febrero pasado a las puertas del Coloso del Parque, en medio de una disputa entre facciones de Los Monos con repercusión en la barra de Newell´s. El de Jimi Altamirano marcó, también, que a las bandas no les importa matar a una persona ajena a cualquier contienda callejera para el mensaje que quieren dar llegue al destinatario.
La identidad del cadáver se pudo confirmar recién la tarde del lunes. Intervinieron funcionarios de Dactiloscopía y la Sección AFIS (Automated Fingerprint Identification System) de la Policía Federal Argentina, luego de que el cuerpo fuera remitido al Instituto Médico Legal de Rosario. Gaitán tenía residencia en inmediaciones de los monoblocks del Fonavi de Rouillón y bulevar Seguí. Tenía antecedentes por robo y portación de armas, y violencia de género.
Según confiaron desde la investigación, en manos del fiscal Alejandro Ferlazzo, “no hay hasta el momento nada que lo vincule a ninguna banda delictiva”. Según se indicó el domingo alrededor de las 20.30 Gaitán fue bajado de un vehículo y posteriormente ejecutado con impactos de arma de fuego en la cervical derecha, en la mandíbula izquierda y en el ojo derecho. Los vecinos dijeron haber escuchado dos detonaciones. Y luego vieron escapar a tres personas: Uno, en una bicicleta; otro, en moto; y el restante en un auto.
El auto en cuestión podría tratarse de un Peugeot 208 que apareció minutos después incendiado en Valparaíso al 1800 y del que los vecinos dieron alerta al 911. En su interior había una vaina 9 milímetros que fue enviada a peritar.
Tierra del Dulce y de Iván
Durante la última década Parque Oeste se dividió entre dos usinas de violencia callejera: La banda de Walter Daniel "El Dulce" Abregú, condenado a ocho años de prisión por tráfico de drogas en noviembre de 2021, y la de Iván Tripi, sentenciado a siete años de prisión en un proceso abreviado homologado por el Tribunal Oral Federal 2. Bandas que se movieron en un contexto atravesado por el narcomenudeo; una demencial circulación de armas, como en la mayoría de los barrios periféricos; y el desapego por la vida ajena que alarma.
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El territorio donde fue ejecutado Gaitán es un punto en el mapa de la violencia que este año volvió a ganar espacio. Primero en agosto, cuando en entre el 18 y el 22 de agosto fueron ejecutadas tres personas.
El 18 de noviembre en Pedro Lino Funes y Ancuña las víctimas fueron Nicolás Acedo, un joven de 24 años que en mayo pasado había sido condenado a 3 años de prisión condicional en la misma causa que juzgó a los hermanos Tripi, y Juan Manuel Acevedo, de 34 años, quien murió doce días después. Y el 22 de noviembre en inmediaciones de un kiosco de Pedro Lino Funes al 2200 Lourdes Martina Guzmán, de 17 años, recibió un balazo en la cabeza cuando circulaba en un Renault 11, junto su hermana de 24 años y un hombre de 46 años.
La saga continuó el último miércoles 8 un comerciante de 56 años fue atacado a balazos por dos hombres en moto que llevaban cascos a las puertas de su negocio en Riobamba al 5500, en inmediaciones de la tira 32; y el viernes 10 pasado a las 2.30 AM sobre Cerrito al 5500, a la vuelta del ataque contra el comerciante, fue ejecutado con cinco balazos René Alan Vallejos, de 20 años. Y el último, por el momento, fue Gaitán.