Los vecinos de los monoblocks de Parque Oeste deambulan entre el acostumbramiento y el miedo. Transitan dos realidades paralelas ante la ausencia de seguridad estatal con la paradoja de que este barrio está a pocas cuadras de la base de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE), ubicada en Rouillón al 1900. Esta semana el Fonavi volvió a exhibir postales explicitas de violencia extrema. El miércoles por la noche en Riobamba al 5500, en inmediaciones de la tira 32, un comerciante de 56 años fue atacado a balazos a las puertas de su negocio por dos hombres que llegaron en moto y llevaban casco. Este viernes a las 2.30 AM sobre Cerrito al 5500, es decir a la vuelta, René Alan Vallejos, de 20 años, fue ejecutado con cinco balazos por dos hombres que circulaban en moto. Según los vecinos, Vallejos residía en el barrio desde hacía poco más de un mes.
Caminar por las calles de Parque Oeste _delimitada por calles Ituzaingó, Riobamba, Rouillón y Liniers_ es un desafío. Los vecinos huelen la presencia del extraño preguntón y le responden con el menor nivel de precisión posible. O directamente esquivan la conversación, aunque reconocer que están en medio de un conflicto armado entre bandas que pujan por del poder y territorio. Es una barriada con visiones encontradas y muchas veces contrapuestas.
“Todo esto es entre ellos. Con los vecinos no se meten. Si no, no andas en nada raro no hay porque perseguirse”, comentó una joven vecina ante la consulta de cómo se vive en estos monoblocks.
A la cuadra siguiente un vecino explicó: “Acá hace años que las cosas no hacen más que empeorar. Despreocupate porque nadie te va a hablar. Todos los vecinos están muertos de miedo”. Otro residente le sumó: “De día es bastante tranquilo, lo que no resta que no sea peligroso. Pero de noche si andas por la calle y no sabés rezar, tenés que aprender porque estás en manos de Dios”.
>>Leer más: Granadero Baigorria: sobre las vías en barrio Camino Muerto ejecutaron a un pibe de 16 años
“Amigo, tenga cuidado porque no está para andar preguntar al voleo. Parece tranquilo, pero no está tranquilo” advirtió una vecina al cronista en el corazón de los monoblocks. El miércoles alrededor de las 22, Carlos Ariel M., de 56 años, atendía su kiosco ubicado en la planta baja de la tira 32 sobre calle Riobamba cuando dos hombres en una moto (Honda Twister o Titán) roja y blanca tocaron el timbre del negocio.
Ataque en el monoblock
Cuando el comerciante fue atender el acompañante lo recibió con un balazo en el pecho que lo dejó peleando por su vida en el Clemente Alvarez. “El hombre está delicado. Anoche (por el jueves) se descompensó. Por lo que se comenta está muy mal”, explicó una residente. Al cierre de esta nota Ariel M. continuaba internado en grave estado. El caso es investigado por la fiscal Georgina Pairola.
Ventiocho horas más tarde, Alan René Vallejos, de 20 años, se cruzó desde su casa a un kiosco 24 horas a comprar una gaseosa y fue acribillado por dos hombres que circulaban en moto. Esto sucedió a las 2.30 AM del jueves, según el relato de la pareja de la víctima. Vallejos fue atacado de espaldas y recibió al menos cinco impactos: tres en el pecho, uno en el cuello y el restante en el hombro derecho. “Este pibe hace poco que está en el barrio. Hará poco más de un mes. Este es un barrio complicado si querés hacer la tuya sin tener autorización”, resumió un vecino de la zona. No era la primera vez que Vallejos sentía la incómoda presencia de la muerte.
image (1).jpg
Foto: Virginia Benedetto.
El 11 de enero pasado, sobre las vías del barrio Camino Muerto, un barrio sumergido en la pobreza estructural más bestial en el oeste de Baigorria a metros de lo que fuera el centro clandestino de detención La Calamita, Vallejos acompañaba a Santiago Pacheco, un pibe de 17 años. En el destino de ambos se cruzó el “Metra”, un tiratiros residente en Tablada.
Pacheco cayó fulminado por una descarga de plomo. Vallejos recibió al menos un balazo en la espalda. Ambos fueron trasladados al hospital Eva Perón. Pacheco murió. Vallejos zafó y vivió una meses más. Una de las versiones que más pagaba entre los vecinos era que Pacheco y Alan estaban parados sobre las vías y fueron “desconocidos o reconocidos” por el Metra, quien sería uno de los ejecutores. “Todo acá está contaminado por la droga. Todo”, dijo un joven. El Metra fue detenido tres semanas más tarde, la tarde del 30 de enero, en un pasillo de Biedma y Beruti. Le encontraron una pistola calibre 40 con cuatro proyectiles.
>>Leer más: Parque Oeste bajo fuego: tiros, un crimen, una chica herida y la sombra del narcomenudeo
En Parque Oeste nadie quiso darle mayor profundidad a la muerte de Vallejos. El viernes por la mañana su compañera caminaba por el playón de Cerrito al 5500, donde residían en inmediaciones de la tira 29, desolada por el dolor arropada por un puñado de familiares. La investigación del caso quedó en manos de la fiscal Gisella Paolicelli.
El Dulce y Tripi
Durante la última década Parque Oeste se dividió entre dos usinas de violencia callejera: La banda de Walter Daniel "El Dulce" Abregú, condenado a ocho años de prisión por tráfico de drogas en noviembre de 2021, y la de Iván Tripi, sentenciado a siete años de prisión en un proceso abreviado homologado por el Tribunal Oral Federal 2. Bandas que se movieron en un contexto atravesado por el narcomenudeo; una demencial circulación de armas, como en la mayoría de los barrios periféricos; y el desapego por la vida ajena que alarma.
Pero con la caída de las grandes marcas del barrio parece que en el tablero comenzaron a aparecer violentos jugadores con área de influencia en las inmediaciones de los monoblocks.
Cuatro meses atrás, las calles del barrio padecieron una oleada de violencia que dejó tres personas asesinadas en una semana. La noche del 18 de agosto pasado un grupo de personas que estaban en la puerta de una vivienda de Pedro Lino Funes y Ancuña fue atacado a balazos desde un Renault 18 azul.
Nicolás Acedo, un joven de 24 años que en mayo pasado había sido condenado a 3 años de prisión condicional en la misma causa que juzgó a los hermanos Tripi, recibió un disparo en la cabeza y murió horas después. Entre los heridos estuvieron Melina Tripi, hermana de los sindicados jefe de la banda, y dos jóvenes más: Ezequiel Andrés V. y Juan Manuel Acevedo, de 34 años, quien murió doce días más tarde.
El 22 de agosto en inmediaciones de un kiosco de Pedro Lino Funes al 2200, Lourdes Martina Guzmán, de 17 años, recibió un balazo en la cabeza cuando circulaba en un Renault 11, junto su hermana de 24 años y un hombre de 46 años. El ataque se produjo en cercanías del cruce de Pedro Lino Funes y Cerrito.
Lourdes resultó herida en el cráneo y murió horas más tarde. En la escena se recolectaron vainas servidas de distintos calibres: 12 de .380 y 2 de 9 milímetros. Lourdes era hermana de Nerina Yanet Guzmán, una joven de 24 años que en diciembre de 2021 fue ejecutada con más de treinta balazos en un descampado en las inmediaciones del centro de adopción del Instituto Municipal de Salud Animal (Imusa) de la zona noroeste. Junto a Nerina asesinaron a Ricardo Sequeira, de 38 años.