“No naturalizamos las balaceras”. Pintado en negro sobre un trapo blanco los vecinos de barrio Agote sentaron posición tras una serie de ataques a balazos contra tres locales comerciales en inmediaciones de Tucumán y Cafferata. Una serie de ataques a balazos que se dieron a escasos 40 metros de la comisaría 7ª, o lo que queda de ella; y a 400 metros de la Estación Terminal de Ómnibus Mariano Moreno. El último de los ataques se produjo este viernes alrededor de las 18, en las que dos hombres en moto descargaron al menos 17 disparos calibre 9 milímetros contra una ferretería y un negocio de impresiones gráficas. A la granja ubicada en la esquina, ya la habían atacado a balazos en marzo pasado. “Todo esto es por un problema que tiene la propietaria, o mejor dicho el hijo, con personas que nosotros no conocemos y que le exigen el pagó de 30 mil dólares para cesar con las agresiones. Y en el medio quedamos nosotros. Dicen que si no arreglan en 48 horas va a correr sangre”, explicaron alguno de los inquilinos. Al menos uno de los inquilinos, el de la ferretería, aseguró que no abrirá más. Que se irá del lugar.
Tucumán y Cafferata, corazón de barrio Agote, mediodía del sábado. Tres integrantes de la vecinal "Doctor Laureano Maradona", que representa a los barrios Pichincha y Agote, colocaron una escalera en la esquina antes mencionada y colgaron un improvisado pasacalle sobre la esquina del supermercado Delfín que ponía en palabras el sentir de la barriada: “No naturalizamos las balaceras. Barrio Agote”. Eran Víctor De Batista, el presidente de la vecinal; y dos de integrantes la comunidad: Damián Longhi y Melisa Herrero, quien es la encargada de seguridad de la vecinal. Tal cual se lee: una vecinal rosarina tiene una encargada en seguridad.
La Laureano Maradona forma parte de red de vecinales contra la inseguridad. “Entendemos que ya no se puede seguir así. Atacaron estos negocios a las 18 de la tarde de un día viernes. Tenemos que agradecer que no mataron a nadie. O que porque como hay pandemia no hay clases (en un radio de dos cuadras hay dos escuelas). No nos podemos acostumbrar a vivir así”, explicaron.
Si bien las amenazas extorsivas expuestas en el caso de los tres locales de Tucumán y Cafferata tiene como raíz, según los dichos de los vecinos, deudas contraídas por un privado con el mundo de la narcocriminalidad, la mano de obra puesta “a aplicar mafia” es parte de un sistema extorsivo ya visto tanto en los barrios de la periferia como contra distintos tipos de negocios. Los últimos en distintos negocios gastronómicos de Pichincha. Según explicó el concejal Roy López Molina, autor de un pedido de informes en el Concejo Municipal respecto a amenazas sufridas _mensajes por WhatsApp con amenazas de balear locales en caso de no pagar una suma de dinero_ contra propietarios de locales gastronómicos, lo que queda a la vista en el mundo Pichincha es que “la economía legal y la ilegal están empastadas”. El el edil sugirió en su pedido de informe que la “posible vinculación con algunas bandas criminales que operan en la ciudad, los cuales buscan con la adquisición de estos negocios pasar al circuito formal de dinero obtenido del circuito informal”.
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Foto: Sebastián Suárez Meccia.
Esto por fuera de la innumerable cantidad de balaceras descriptas diariamente en los medios rosarinos respecto deudas por drogas, batallas por el control de territorio, usurpaciones de viviendas, extorsiones por el préstamo usurario de dinero, aprietes contra comerciantes para que paguen un canon por el sólo hecho de trabajar, entre otras modalidades. Una modalidad que puede tener “hasta 20 balaceras” por día según graficó la fiscal regional María Eugenia Iribarren en septiembre pasado. La marca de agua más registrada: “Con la mafia no se jode”.
“Los vecinos que laburamos, que pagamos los servicios, que hacemos todo bien para estar en regla, también le tenemos que pagar a los choros. Esto es de locos”, reflexionó un ocasional cliente de los negocios de barrio Agote.
Un barrio de laburantes
Agote es un barrio típico de clase media trabajadora. Una barriada ubicada a 10 minutos del centro de Rosario. La historia del padecer de los inquilinos de Tucumán y Cafferata comenzó el marzo pasado cuando el frente de la granjita de la esquina fue atacado a balazos. Les dispararon entre 3 y 4 veces. Dos de esos disparos ganaron el interior e impactaron en góndolas y freezer. “Nosotros no entendíamos nada. Pensamos que era uno de los casos que se ven en el noticiero donde la gente no sabe por donde viene la mano”, explicó Mavi, quien junto a su marido trabajan todo el día en un negocio que tiene cuatro ventanales. A partir de ese momento la esquina, en la que hay tres locales contiguos de la misma dueña, los aprietes comenzaron a ser más intensos y menos espaciados. “Leticia, 48 horas o enterras a uno. No hablo más”. “30 mil dólares. 48 horas. Acá corre sangre”. Alguno de los carteles que les fueron acercando a los comerciantes. “Las amenazas son contra la dueña y su hijo”, explicaron los inquilinos. Leticia es el nombre de la propietaria de los locales.
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Así se llegó a la tarde del viernes donde se produjo la peor de las agresiones contra los locales. Alrededor de las 18 una moto, podría tratarse de una Honda CG Titán, con dos ocupantes descargó 17 disparos calibre 9 milímetros contra el frente de la ferretería y un local de impresiones gráficas. “Los vecinos dicen que usaron una ametralladora”, explicó una de las vecinas quien aseguró que el estruendo fue estremecedor. Las detonaciones sacudieron la cuadra. Varios residentes se acercaron al almacén de la esquina preguntando por Lola, la pequeña hija de los comerciantes, de 3 años, que suele estar en la entrada del lugar preguntando “que quiere llevar”. La nena a esa hora estaba en la casa de una vecina. Mavi, su mamá, asegura que la nena está asustadísima con fiebre desde que los tiratiros pasaron por el lugar. La fortuna hizo que no hubiera heridos, aunque uno de los vecinos que venía de la verdulería tuvo que tirarse cuerpo a tierra al quedar a metros de los impactos. “Soy un vecino de barrio Agote y hoy sobreviví a una balacera. #vivodemilagro” postearon los vecinos en el perfil de facebook de la vecinal Maradona.
En un comunicado desde la vecinal indicaron: “Con dolor e impotencia queremos decirles que esto se tiene que terminar. Estamos cansados de funcionarios indolentes que prometieron paz y orden, y la única respuesta es más miedo, más muertes, más balas y más sangre. Basta de promesas incumplidas, basta de mentiras instrumentadas. El hecho que nos ocupa estaba anunciado e informado por las posibles víctimas y los que deben ocuparse de la seguridad nada hicieron, y si hicieron algo, no alcanzó. Aparte de los robos, motochorros, arrebatos, salideras, violaciones, ahora se suman las bandas de narcotraficantes que amenazan intimidan y matan”.
Y agregaron: “Pedimos firmemente que deje de funcionar esa estructura inservible y arcaica que es la seccional 7ª. Ya se solicitó un centro territorial de denuncias, policías caminantes que cumplan realmente con su función y que definitivamente se concrete un puesto permanente bajo el viaducto Avellaneda. Lo que pedimos son paliativos, exigimos al gobierno provincial una urgente convocatoria a todos los sectores sociales y políticos a discutir un plan integral de seguridad. Esto no da para más. Basta de inoperancia, de impericia. Queremos seguridad. Los vecinos queremos transitar libremente por nuestro barrio sin temores. En definitiva queremos paz”, indicó el comunicado de la Laureano Maradona.
En septiembre de 2019, en el marco del Plan de Refuncionalización del Sistema de Comisarías, que suponía el reemplazo en Rosario de las antiguas seccionales por seis estaciones policiales, se indicó que la comisaría 7ª sería demolida al igual que la comisaría 8ª, que funcionaba en Thedy al 300 bis. Tras la balacera los vecinos fueron a pedir ayuda a la seccional de la cuadra, pero no encontraron respuestas. “Si vinieron a hacer el show varios móviles policiales, porque estaban las cámaras del noticiero. Pero eso al vecino no les sirve. Queremos vivir en paz”, explicó una residente de barrio Agote.