Mientras en el Tribunal Oral Federal 3 es juzgado por encabezar una organización que comercializaba droga en Rosario y ciudades vecinas y que operó entre el 20 de febrero y el 15 de mayo de 2020, Jonatan “Gordo” Brezik comenzó a ser juzgado en el fuero provincial por haber instigado el asesinato de Carlos Rodrigo Sánchez en marzo de 2020. Sánchez, quien estaba afincado en el partido bonaerense de Pilar, trabajaba en la empresa Logística Santino SRL de Rosario, una de las firmas que Esteban Lindor Alvarado montó para blanquear el dinero obtenido por su actividad narco criminal. Sánchez visitaba habitualmente a Alvarado en los lugares donde estuvo detenido. Dos semanas atrás Héctor, hermano del Gordo, cerró un proceso abreviado a la pena única de 5 años y 4 meses de prisión efectiva por haber admitido haber robado el Renault Logan con el que emboscaron y mataron a Sánchez. El Gordo fue presentado en el juicio como hermano de crianza de Ariel Máximo “Guille” Cantero, líder de Los Monos.
Junto al Gordo Brezik también se sentó en el banquillo Rodrigo Nicolás “Cepe” Benítez, sindicado como integrante de una facción de la banda de Los Monos con directa injerencia en Villa Gobernador Gálvez liderada por Héctor Daniel Noguera, conocido como “El gordo Dany”. Los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery pidieron para el Gordo Brezik 22 años de condena, acusado de los delitos de robo y homicidio agravados, como instigador, y para Cepe Benítez, 25 como autor de homicidio agravado por uso de arma de fuego y portación de arma de guerra. El Gordo está detenido en la cárcel federal de Resistencia (Chaco) donde cumple una condena a 17 años y 10 meses años de prisión por tráfico de drogas.
La defensa de Cepe alegó que no hay pruebas suficientes para condenarlo y pidió su absolución. En tanto la defensa del Gordo indicó que si bien tuvo participación en el robo del auto, no sabía con que fin sería utilizado. A su entender, la razón por la cual lo vincularon a la causa es la relación que lo une desde hace años con Guille Cantero, motivo por el que su participación en el homicidio no va a poder probarse. Se estima que el juicio durará hasta fin de mes.
Una continuidad
En su alegato de apertura, el fiscal Matías Edery explicó al tribunal integrado por los jueces Patricia Bilotta, Gonzalo López Quintana y Pablo Pinto que el crimen de Sánchez estaba enmarcado como un capítulo más de la disputa entre las bandas de Los Monos y Alvarado. Que fue un hecho de venganza similar al de Claudio “Pájaro” Cantero, el 26 de mayo de 2013, y que para comprenderlo había que remontarse a otras ataques a balazos como el sufrido por Mariana Ortigala, hermana de un antiguo miembro de la banda de Alvarado que terminó declarando en su contra en el juicio que el año pasado terminó en perpetua sindicado narco de la zona oeste. Ortigala fue atacada cuando el viernes 13 de marzo de 2020 cuando salía de su casa en barrio Edén de Roldán. Le dispararon 27 veces, fue alcanzada por cuatro impactos y seis días más tarde fue ejecutado Sánchez.
Edery acusó al Gordo de haber encargado a su hermano Héctor el robo del Renault Logan rojo utilizado en el crimen de Sánchez. Por ese robo y una participación secundaria en el crimen de Sánchez, Héctor Brezik fue condenado el 30 de marzo en juicio abreviado a cinco años y cuatro meses de prisión. También lo acusó de haber instigado el asesinato de uno de los hombres de confianza de Alvarado.
Por su parte, Edery acusó a Cepe Benítez de ser uno de los coautores materiales del homicidio que se perpetró el mediodía del 19 de marzo de 2020 en San Lorenzo y Wilde y haber tenido en su poder un subfusil FMK3 con 25 proyectiles en el cargador, 9 de ellos de punta hueca, en el interior de un Chevrolet Astra secuestrado en un allanamiento realizado en Manuel Belgrano esquina Libertador, en Villa Gobernador Gálvez, el 29 de abril de 2020.
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El 19 de marzo de aquel año, alrededor de las 13, el Logan rojo se puso a la par de la Toyota Hilux que manejaba Sánchez en un semáforo, dos sicarios bajaron y lo ejecutaron con pistolas calibres 45 y 9 milímetros. Tras completar la faena, los asesinos fugaron del lugar y dejaron el auto rojo en Magaldi y Ezeiza, detrás del Mercado de Concentración de Fisherton, en la barriada de Los Gráficos.
El crimen
Apenas pasado el mediodía del 19 de marzo de 2020, Rodrigo Carlos Sánchez, de 44 años, frenó su camioneta Toyota Hilux en el semáforo de Wilde y Urquiza, frente al club "Prado Asturiano". En lo que dura un parpadeo a la par se le puso un Renault Logan rojo y otros dos autos se pararon detrás para cerrar la posible fuga del rodado. Del auto rojo bajaron dos personas encapuchadas que se pararon uno junto a cada ventanilla de la camioneta y dispararon varias veces con dos armas: una 11.25 y una 9 milímetros. Sánchez se desplomó sobre el asiento alcanzado por nueve proyectiles. Finalizada la ejecución, los sicarios volvieron al Logan rojo y escaparon por avenida Bernheim hacia el oeste. Al llegar al pasaje Ezeiza al 600 dejaron el Renault Logan y huyeron en uno de los autos de apoyo. El Logan había sido robado cuatro días antes por el hermano del Gordo a un remisero en Magaldi al 9800.
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Tras completar la faena los asesinos de Rodrigo Sánchez dejaron el Renault Logan rojo en Magaldi y Ezeiza, detrás del Mercado de Concentración de Fisherton.
Foto: Sebastian Suarez Meccia
La víctima no tenía prontuario abierto ni causas pendientes con la Justicia. Parecía un desconocido, pero los investigadores policiales y de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos de la Fiscalía Regional lo tenían agendado como una de las personas más próximas a "Chuchino" o "Rengo", como también se reconoce a Alvarado. Por aquellas horas posteriores al crimen, el Organismo de Investigaciones (OI) lo señaló que su rol era articular las acciones violentas en la calle que diseñaba su jefe, sin actuar él en forma personal, sino eligiendo a los sicarios y proveyéndoles lo necesario para sus despliegues.
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Por drogas
El lunes pasado el Gordo Brezik comenzó ser juzgado por el Tribunal Oral Federal 3, integrado por Eugenio Martínez, Mario Gambacorta y Osvaldo Facciano, por ser la cabeza de un grupo que con la asignación de distintos roles comercializó drogas en Rosario y ciudades vecinas entre el 20 de febrero y el 15 de mayo de 2020, cuando se hicieron allanamientos en los que se incautaron estupefacientes y hubo cinco detenciones. Para los investigadores, el hombre tenía un control estricto sobre su “negocio” y daba directivas para cocinar la droga, guardarla, distribuirla, venderla y controlar las ganancias. Está previsto que el juicio federal se prolongue hasta fin de mes. El fiscal que lleva adelante la acusación es Federico Reynares Solari.
En la pesquisa federal surgió una escucha judicial en la que un tal “Joni” contaba el modus operandi de la venta de drogas por parte de la banda, cuáles eran las formas de pago y la protección que tendría su interlocutor si se asociaba o compraba su mercancía. El hombre detrás del celular era Jonatan Brezik, quien estaba preso en un la cárcel federal de Resistencia, donde supo estar detenido también el líder de Los Monos, Ariel Máximo “Guille” Cantero, cumpliendo una condena por comercialización de estupefacientes.
Al Gordo lo habían detenido en septiembre de 2015 en un operativo policial de rutina en bulevar Seguí y Avellaneda. Circulaba en una moto y llevaba un bolso con 4 kilos de marihuana, distribuidos en 6 trozos compactos, en su interior. Por este hecho, Brezik fue condenado mediante un acuerdo abreviado a pena 4 años y 6 meses y una multa de 2 mil pesos, en diciembre de 2017. Sanción que se unificó con una condena previa en el fuero provincial: en total, la sentencia a cumplir es de 17 años y 10 meses.