"Esto le puede pasar a cualquiera que ande por la calle". "Le puede pasar a gente saliendo de su trabajo". "Esto fue aleatorio, como si hubiera una rueda girando y le tocó a él, sin comerla ni beberla". Esos comentarios se repetían en boca de allegados a Lorenzo Altamirano, el joven asesinado en la puerta del estadio de Newell's el miércoles por la noche, a quien los homicidas le dejaron entre sus prendas un mensaje dirigido a personas vinculadas a Los Monos y a la barra brava leprosa. Los seres queridos de esta nueva víctima de la violencia en Rosario aseguran que el muchacho era ajeno a cualquier tipo de conflicto, que había salido de ensayar con su banda cuando lo levantaron al voleo en un auto que después fue hallado incendiado.
Este viernes por la mañana, desde las 9, familiares y amigos de Altamirano se reunieron en una cochería del macrocentro para el velatorio. Quienes hablaron con La Capital compartieron, además del tremendo dolor por la muerte de un ser querido, la sorpresa e incertidumbre por el final de esa vida: un crimen atroz que al parecer, según indican los primeros avances en la investigación, tuvo como víctima a una persona ajena al posible trasfondo que envuelve al hecho.
Lo primero que manifestaron sus amigos fue el descontento por cómo se comunicó el hecho, ya que consideraron que se pudo interpretar en un primer momento que la víctima estaba ligada a un conflicto vinculado al narcotráfico o a la barra brava de Newell's. "Se buscó vincularlo a esos temas, entonces la gente se queda tranquila en su casa pensando que no les va a pasar algo a ellos porque no tienen nada que ver con la mafia. Pero le puede pasar a cualquiera que ande por la calle", consideró una amiga con quien Lorenzo compartía sus días en una de las bandas en la que tocaba. "Le quisieron dar justificación a algo que no es justificable. El chabón estaba volviendo a su casa, no hay razón para lo que le pasó", agregó un muchacho.
"Es indignante. Nos enteramos de las cosas que pasan en la ciudad pero no pensamos que pueda ser tan heavy, que le pueda tocar a uno", agregó otra chica. A medida que iban llegando los amigos de Lorenzo, el punto en común en cuanto a lo que habían digerido con la noticia del crimen fue la sensación de que "le puede pasar a cualquiera". "Este pibe no tenía nada que ver con nada, era un chabón como cualquier otro. Esto fue aleatorio, como si hubiera una rueda girando y le tocó a él, sin comerla ni beberla", sostuvo otro muchacho que recordó haber compartido con Lorenzo "tiempos de calle y salas de ensayo".
"Está normalizado pero nadie piensa que le puede tocar. Jamás me hubiese imaginado que él iba a estar acá ahora", contó otro amigo del ambiente de la música. "Ninguno de nosotros está metido en nada del narcotráfico o las barras bravas. Somos músicos, algunos son artistas callejeros. Le puede pasar a gente saliendo de su trabajo, nos quieren amedrentar, pero que se maten entre ellos, no a los que no tienen nada que ver", sumó una mujer.
Todos los consultados pidieron mantener sus nombres en reserva.
Los detalles del caso
Lorenzo Altamirano tenía 28 años y domicilio en la zona oeste de Rosario. Según pudo saber La Capital, de acuerdo al relato de sus compañeros de una de las bandas en las que tocaba, pasadas las 21 del miércoles salió de una sala de ensayo ubicada en la zona de Gálvez y Oroño. Eso fue lo último que supieron de él, se fue caminando como cualquier otro día.
"Se iba para la casa como un día normal y de repente se cruza con esto. Nosotros nos despertamos al día siguiente con todo esto. ¿Por qué?", se preguntó uno de sus amigos de la banda de punk-rock Bombas de Rabia. Esa incógnita es la que envuelve también a la investigación en la que desde el jueves, luego de una primera intervención del fiscal de Homicidios Ademar Bianchini, también interviene la fiscalía de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos.
Es que los componentes que hacen al caso son varios y tienen líneas que apuntan a un conflicto ligado al narcotráfico y a la barra brava de Newell's. Quedará develar, entre otras cosas, si es una bronca interna de una misma banda o entre facciones distintas.
Según las versiones preliminares, cerca de las 22.50 del miércoles un Renault Sandero oscuro llegó a Esteban Morcillo al 2600 y frenó a metros de la puerta 6 del estadio Coloso Marcelo Bielsa. En ese instante los homicidas bajaron del auto junto a Altamirano y al menos uno de ellos le disparó tres veces. Minutos después, la víctima fue trasladada al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, donde al cabo de unas horas confirmaron su deceso. El vehículo fue hallado incendiado a pocas cuadras: tenía pedido de captura por un robo ocurrido el 29 de enero en Cochabamba al 45 bis.
Si hay una pieza clave en este asesinato es el mensaje hallado en la escena del crimen, entre las prendas de la víctima según información policial. Era una advertencia, escrita a mano en una hoja cuadriculada, y decía: "Damián Escobar, Leandro Vinardi y Gerardo Gómez dejen de sacar chicos del club para tirar tiro en Rosario". Al menos de los primeros dos se sabe que están presos, por homicidios y causas de drogas, ligados a la banda narco Los Monos y a una de las facciones de la barra brava de Newell's.
"No me atrevo a decir que haya una interna entre barras o un problema puntual que han tenido miembros de la barra. Es muy pronto para afirmarlo y en consecuencia es materia de investigación”, dijo el fiscal Bianchini en conferencia de prensa horas después del crimen. También había incertidumbre en relación a la víctima del crimen: "Desconozco qué buscaban quienes tiraron el cuerpo, pero tiene las características de ser un mensaje. Entiendo que hoy por hoy los únicos que están en condiciones de saberlo son el emisor y el destinatario de ese mensaje”, sostuvo.
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Con ese trasfondo, da la sensación de que a Altamirano lo cazaron en la calle. Sus conocidos aseguran que no tenía ningún conflicto ni relación con el ambiente que rodea su asesinato. Por lo cual una posibilidad es que solo haya sido un mensajero, una persona asesinada al voleo para dejar entre sus prendas lo verdaderamente importante para los autores del crimen: la advertencia hallada junto al cadáver.
"Un gran compañero"
Este viernes por la mañana, los familiares de Lorenzo estaban sumidos en una tristeza profunda, alejados de los medios de comunicación. Solo un cuñado del muchacho habló con La Capital y contó que el crimen fue una sorpresa para toda la familia.
"La verdad que es rarísimo, estábamos comiendo con mi señora y cuando vemos el nombre en la tele la miré a ella y le dije que era una casualidad que no se desesperase. Y bueno, empezamos a llamar por teléfono y nos enteramos", contó el hombre. "No tenía ningún problema. Su sueño era irse de nuevo a Brasil, él viajaba seguido allá porque era mochilero y hacía malabares", agregó.
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Lo mismo dijeron sobre Lorenzo sus amigos, que lo apodaban "Jimi". Era mochilero, malabarista, artista callejero, bajista en al menos tres bandas de punk-rock: "CualkierAA", "Distópicos" y "Bomba de Rabia". "Un gran tipo, tocaba en mi banda, lo podías encontrar seguido en la esquina de 9 de Julio y Oroño haciendo malabares, pero también se movía por otras esquinas", contó una de sus amigas.
Una de las bandas organizó una colecta solidaria para recaudar dinero y ayudar a la familia Altamirano a cubrir los costos del sepelio. Para la mañana del viernes, avisaron que ya había finalizado: "Muchas gracias a todxs lxs que colaboraron con la familia, vamos a ir a despedir el cuerpo terrenal de nuestro hermano. Pero en punk vivirá para siempre. Nos abrazamos".
"Un gran amigo, como pocos, un hermano que la música y la calle nos dejó. Siempre alegrando y tirando buenas energías. Dichosos los que pudimos conocerte y llevarnos un pedacito de tu ser en nuestras vidas. Que en punk descanses Jimi, y que si hay otra vuelta nos volvamos a encontrar porque que clase de vida sería sin tenerte a nuestro lado. Volá bajito que todavía queremos sentirte entre nosotros un rato más", le dedicaron en otro mensaje.