Central está mejor en todos los aspectos, pasados y presentes. Newell’s está en uno de los peores momentos en más de una década y no gana el clásico en el Coloso desde el 2008. Pero es el clásico, señoras y señores. Se sabe, todo siempre puede pasar.
El fútbol al cabo, el más genial de los deportes, que revivirá este domingo una fiesta ciudadana por excelencia en el parque Independencia. Y no habrá nada más importante en Rosario por casi dos horas. Un lujo, amén de que siempre hay ganadores y perdedores, y hay una favoritismo más marcado que nunca. A disfrutarlo.
Juegan los primos. Sí, los primos. Hay que recuperar ese término perfecto que habla de rivalidades extremas, pero también de necesidades mutuas. De afectos eternos más que de odios pasajeros, como se debe reflejar en cualquier familia donde conviven leprosos y canallas.
De saber que uno siempre gozará al otro, pero al otro día compartirán los mismos espacios. De que se trata en fin de un juego, donde la guapeza es la de aquellos/aquellas que saben que una de las posibilidades es perder y se la bancan.
Leer más: Rosarinos que van por la vuelta olímpica después del clásico
La procesión de fe de Newell's
Allá irá la procesión rojinegra hacia el Coloso, mientras la canalla se aglutinará horas antes en Arroyo Seco. Todo pasará afuera hasta que el adentro marcará que es lo único que importa. Que los protagonistas verdaderos, principales, son los que estarán en el verde césped y no otros.
A ellos se les deberá toda la atención, se les respetará porque pondrán la cara por los sueños de todos. Los de Newell’s que tratarán de dejar la mochila que cargan al otro lado de la línea de cal.
Y los de Central que la llevan lunga pero también deberán luchar hasta contra los pronósticos para que no los relajen. Como dijo Mallo, realista él, “los contextos valen poco, todos los últimos clásicos fueron parejos y este será igual”.
Enfocado el que es más favorito que nunca, tratando de transmitir un mensaje de esperanza el otro: “Tenemos con qué salir adelante y ganarlo”. Dixit Navas.
Las valencias de Central
Un equipo por hacer uno, el otro que volvió a ser uno. Refuerzos que necesitan ensamblar este. Casi ni necesidad de refuerzos, aquél. Victorioso, invicto, con sociedades vitales el que visita. Con derrotas que se acumulan en el placard el anfitrión.
Leer más: Todo lo que hay que saber del clásico
Un análisis previo que sale solo. Pero este deporte iguala muchas veces y no hay tiento que no se corte alguna vez. La ilusión sustentada en la lógica de sus potencialidades uno, y en el poner lo que hay poner del otro para ser el instrumento que lo haga posible.
Allá irá Newell’s entonces. Con sus vacilaciones y carencias, un alrededor que puede condicionarlo con su impaciencia, un potencial que, si lo tiene, aún no emergió.
Las cargas de uno y otro
Una historia de la que muchos debieron hacerse cargo por solo vestir la camiseta. Pero con derecho a soñar, porqué no, a partir de Navas, Banega, Silvetti, Cocoliso.
Allá irá Central también. Con sus figuras recuperadas, con las sólidas duplas Mallo-Quintana y Malcorra-Campaz de antaño, con algo ya muy parecido a un equipo que casi no mostró flaquezas.
Con una presión por ganar ínfima, diga lo que se diga y aunque se trate de un clásico. Inmejorable. Tan buena parece su previa que hasta esa puede ser su peor contra, la de que alguno al fin le descubra por dónde entrarle y no lo tenga previsto.
Soso, a todo o nada. Holan, ni ahí. Se puede aplicar casi lo mismo a sus dirigencias. Pero esto es fútbol primero que todo, adrenalina, emoción, en estado puro, Como cada clásico, al fin y al cabo. Newell’s-Central. La pelota antes que nada. Y no se mancha.