Central hizo poco y logró poco. Claro, mereció algo mejor que el empate (1-1) contra Unión, pero nuevamente se dio el lujo de jugar sólo una parte del partido. Y ese fue el ingrediente principal en este partido en el que no debió irse con solo un punto, pero en cierta forma esa igualdad, que llegó a través de Facundo Almada promediando el complemento, fue algo así como un castigo por la anemia futbolística de la primera etapa, en la que el canalla fue superado por el tatengue con un juego simple, de manual. La mejora en el juego, las increíbles tres variantes juntas en ese segmento inicial, el cambio en la actitud y esas varias chances que tuvo en complemento no le alcanzaron para lograr su cometido, el de salir de esta monotonía que en cierta forma preocupa. Porque también es justo decir con todas las letras que Central amaga una y mil veces, pero jamás da el salto.
Tevez había hecho una apuesta fuerte en algunos aspectos con los nombres que puso en cancha y lo que quedó demostrado en el comienzo es que lo que había pensado a Central no le salió. Porque Tevez difícilmente haya ideado que a su equipo le costara tanto generar juego o, lo que es peor, que a Unión le resultara tan sencillo acercarse a Servio, quien en su regreso tras 5 partidos, ya a los 4’ tuvo que volar contra el palo derecho para tapar el remate de Roldán.
Central era un equipo sin juego, con apenas algunas jugadas aisladas, como esa de los 12’, cuando el Colo Rodríguez le dio como venía y la pelota reventó el travesaño. Pero en la contra el propio Rodríguez falló en el cálculo en un centro largo desde la izquierda y a Machuca le quedó servida para poner al tatengue en ventaja.
#TorneoBinance | Fecha 23 | resumen de Rosario Central - Unión
Ya era tal el desconcierto que Tevez ordenó que el equipo se parara distinto, con Ortiz solo más atrás y el resto por delante, pero ni con eso mejoró Central, que tuvo otra vez en los pies del Colo Rodríguez (tras un córner de Buonanotte desde la izquierda) otra chance, que sacó Mele abajo, sobre el palo izquierdo. Ahora, de juego poco y nada allá adelante y tampoco del medio hacia atrás, donde Unión sí le propuso un juego vertical, de transiciones rápidas. Así fue como Zenón lo tuvo cara a cara con Servio y como Marabel corrió en soledad, aunque un pasito adelantado. Ante tal desconcierto, los tres cambios de Tevez. Sí, tres, a los 36’ que lavaron un poquito la cara pero que no cambiaron nada de raíz en ese primer tiempo en el que el Central había hecho muy poco.
Fue otro el partido del segundo tiempo, en el que Central mostró otra cara, más agresiva, más punzante. No tan clara, pero portando los merecimientos necesarios como para no dejar el Gigante con las manos vacías. Es que la pelota fue de Central desde el primer minuto hasta el último de ese complemento. Unión solo tuvo ese mano a mano de Roldán, lo que hubiese sido la sentencia. Pero antes y después fue todo de Central, que asoció a Malcorra con Blanco, a Mac Allister con Ortiz, con Buonanotte ya arrancando desde más atrás.
Mac Allister metió un bombazo en el travesaño de tiro libre, Veliz no alcanzó a conectar debajo del arco el pase (demasiado fuerte) de Malcorra en lo que fueron las jugadas mas claras del canalla en ese complemento. Hasta que llegó el centro de Ortiz, la cabeza de Veliz primero y el muslo de Almada después para poner un cacho de justicia en el marcador.
Fue el mejor momento de Central en el partido, en el que ya nadie se acordaba de la comisión como sí sucedió en el primer tiempo. Y era “el” momento. Porque un minuto después llegó ese mano a mano de Frías contta Mele en el que el juvenil delantero definió de mala manera, al cuerpo del arquero tatengue,
Después de eso Central ya no fue el mismo. Siguió yendo para adelante, pero ya con más ganas que fútbol y con la claridad en disminución. No obstante, Veliz lo tuvo otra vez debajo del arco (centro de Blanco), pero la tiró por arriba. Y ahí prácticamente se apagó el fuego de un Central que no jugó el primer tiempo y cuya reacción le alcanzó para un empate que, por el momento que vive el canalla, sabe a muy poco.