El martes cerrará la primera etapa del ciclo de Mauricio Larriera al frente del plantel profesional de Newell’s. Y como en toda gestión será momento de hacer un balance del rendimiento del equipo, tanto en materia de resultados como en lo referente al nivel competitivo, en lo que del 2024.
El DT uruguayo llegó para reemplazar el mandato irregular de Gabriel Heinze, un referente glorioso de la casa en su etapa de jugador, pero hasta acá su nuevo Newell’s no logró dar un salto de calidad y arrastra varios defectos futbolísticos del año anterior.
Incluso por momentos se asemeja más a una continuidad de la era del Gringo que a una etapa renovada, que haya podido imprimirle un sello de juego propio al equipo y envolverlo de un aura ganadora. Ahí está la principal deuda hasta hoy.
Por el momento el Newell’s de Heinze y el de Larriera, aunque con algunas particularidades tácticas distintivas, más en la disposición de los jugadores que en el rendimiento de los mismos, no alcanzan a diferenciarse claramente. Es complejo poder trazar una línea entre lo que desde el juego y la productividad fue el ciclo anterior y el actual.
Los defectos que ya traía Newell's
Los defectos en la falta de gol y generación de acciones de peligro son similares, a pesar del poder de fuego actual del Colo Ramírez; el bajón pronunciado y carencia de gravitación de los extremos es calcado; el manejo previsible de la pelota en el medio suele asemejarse (salvo algún flash de Ever Banega); y tampoco se logró una mayor solidez defensiva más allá del cambio de arquero, entre Lucas Hoyos y Ramiro Macagno.
A favor de Larriera es que tiene menor tiempo de trabajo, ya que asumió para esta temporada. Y que además sacó adelante el primer cruce de Copa Argentina a diferencia de su predecesor, ambos ante rivales accesibles del ascenso.
La herida fuerte del clásico acompaña a los dos. Incluso la del DT uruguayo fue peor porque se dio en el Coloso, donde el Gringo al menos empató en su primer intento.
Y Larriera tiene un plus que es poder definir la clasificación a los cuartos de final en la última fecha, algo que con Heinze se truncó en la penúltima jornada en la visita a la Bombonera.
El equipo de Mauricio Larriera precisa el volantazo
Las cartas están echadas. Newell’s necesita dar un volantazo futbolístico y de carácter el martes ante Defensa y Justicia. El propio Mauricio Larriera, hombre del fútbol, sabe mejor que nadie que no será un partido más, porque se juega nada menos que lograr el objetivo de mínima del primer semestre de su gestión.
Quizá en esta oportunidad no haya margen para plasmar desde el juego un nivel superlativo que hasta el momento no apareció con regularidad, pero sí desde el temple y el compromiso será un buen desafío para el plantel para dar la cara por el DT y hacer el máximo esfuerzo en pos de clasificar.
Será sin dudas una final con todo el pueblo leproso siguiendo con mucha atención tanto el resultado como la forma en la que se afronte el partido. Ante Boca el equipo fue superado casi en todas las valencias y ofreció muy poca resistencia anímica y futbolística, cuando dependía de sí mismo para clasificar a los cuartos.
La visita a Florencia Varela, fundamental
Ahora queda una ficha más para poner sobre el paño de la ilusión y será el martes en la visita a Defensa y Justicia en Florencio Varela, donde se sentenciará la suerte rojinegra en la etapa inicial de la temporada.
La cruzada no es sencilla, será ganar y cruzar los dedos para poder acceder a los playoffs de cuartos de final de la Copa de la Liga, el objetivo planteado como prioritario y de mínima en la entidad rojinegra en esta etapa inicial del año.
Todos los cañones están en ese partido del martes, luego será el turno de sacar las primeras conclusiones sobre una gestión que por ahora trajo saludables ambiciones de juego, pero a la que le cuesta mucho plasmarlas y así diferenciarse claramente de un ciclo anterior que se fue consumiendo en buenas intenciones. En este punto se exige un click con la era Heinze, un quiebre que aún no se advierte con la contundencia que amerita la situación.