Nació en 1976 y su madre quiso que se llamara Kurt, por el nombre de un personaje de una novela romántica de Corín Tellado. Un nombre alemán y raro, tanto como el propio Kurt Lutman: ex jugador de Newell’s, albañil, vendedor de limones, ex militante político, artista de circo y ahora escritor. Raro.
El nombre difícil de escribir, el mismo que el de Cobain (el ex cantante de Nirvana), no fue aceptado por los funcionarios del Registro Civil de esos años de terror. Era un nombre muy raro. Y por esa razón el nenito, cuyo nombre en alemán significa Conrado, anduvo siete años sin documentos y sorteando obstáculos para ser admitido en la escuela o en la Asociación Rosarina de Fútbol. “Recuerdo entrar a la cancha con mis compañeros, teníamos que firmar una planilla y llevar el documento en la mano: yo iba con un papel grandote que era un certificado de nacido vivo. Me daba vergüenza”, confesó Lutman, ex volante por izquierda, “pero no sobresaliente como (Damián) Manso”, según su autocrítica, y seleccionado Sub 17 en el Mundial juvenil de Japón 1993.
Años raros aquellos y los que siguieron en su vida, de variados capítulos, como su primer libro. “El agua y el pez. Crónicas de fútbol fantástico ”. Así se llama la obra en la que Lutman escribe historias cortas: homenajes a jugadores y jugadas, recuerdos en canchas de barrio y pueblos y semblanzas de puro compromiso social. Un libro que escribió, editó y publicita por Facebook; al que le pone precio (cien pesos) y vende puerta a puerta montado en una bicicleta. El dice que así se “hace cargo” de su obra. Va por la tercera tirada: 1.400 libros, y prepara la cuarta. Si eso ya no fuera un golazo, Kurt fue convocado a sumar el cuento que le da nombre a su libro a “Pelota de papel” (ver aparte), un proyecto del jugador rojinegro Sebastián Domínguez. Todo muy raro.
Las idas y vueltas por su nombre son parte del prólogo del libro, escrito de puño y letra por Luis “Chiche” Lutman, ex técnico de fútbol y papá del autor. Entre los relatos hay uno que habla de “Pipi”, un nene de un taller de fútbol de barrio Bella Vista que ante cada porrazo en el potrero lloraba por mil dolores y penas. Hay historias de su paso por el llamado “fútbol del interior”: en el club Campaña de Carcarañá y en Unión de Villa Eloísa. “Rompí con el fútbol profesional gracias a Eduardo López (ex presidente de Newell’s)”, dijo con ironía antes de aclarar que luego trabajó de albañil, pero que recién volvió a recobrar “la pasión” en la militancia con la agrupación HIJOS. “Un espacio maduro que no tiene filiación sanguínea sino donde todos nos sentimos hijos de una generación e historia”, aseguró.
Pero volvió al fútbol. “En un momento, con mi primer hijo, Juan, y un país con 25 por ciento de desocupación decidí retomar lo que conocía, desde otro lugar: trabajaba y cobraba después de cada partido. Ahí me encontré con muchos buenos jugadores como (Rodolfo) Tapita García. Se me abrió otro mundo. A veces uno cree que salta al vacío si deja algo, pero si encontrás donde meter la pasión, no hay abismo”, afirmó.
El libro está ilustrado por un amigo, Mauro Marra, e incluye un dibujo de su hijo, más tres páginas de agradecimientos (si alguien no se encuentra en esta nota, búsquese allí). El capítulo ocho está dedicado al jugador Mauro Amato, en la Tucumán del ex gobernador de facto Antonio Domingo Bussi, nefasto ideólogo de la teoría del “agua y el pez” del título. Y hay páginas justamente críticas a las pruebas de chicos en fútbol infantil y también un homenaje a un ídolo de su siempre pasión rojinegra: Santiago “Cucurucho” Santamaría. “Pero no es un libro sobre Newell’s, si hasta me lo compraron centralistas”, bromeó.
Son textos que comenzó a publicar sin firma en El Eslabón (periódico rosarino) y que decidió publicar recién cuando un amigo (el Negro Garat) le hizo ver que tenía allí un libro. “No soy escritor de oficio, pero escribo. Hay pibes que te dicen: juego al fútbol pero no soy futbolista, creen que no lo son porque no juegan en primera. Jugando en el campo conocí a personas que sabían contar historias de puta madre sin saberlo, a mí me gusta eso, ese lenguaje. El que escribe es escritor y el que juega al fútbol es futbolista”, dijo Lutman.
El rosarino entró y salió de historias con más cintura que un diez. Lutman se mete, prueba y cuando quieren moldearlo: se va. Pero no le ha ido mal con esa táctica. Dice que “hay que saber poner el cuerpo y también sacarlo” y que se reconoce “en batalla” sin ser un héroe en nada. Dice que supo estar en un póster y ser un “verdadero pelotudo”, y que una vez, cuando su hijita Francisca enfermó, entendió que la vida pasaba por otro lado. Dice que su amor por Newell’s es incondicional y que sigue sufriendo cada clásico. No le gustan las medallas ni los títulos ni que lo traten como un jugador o militante épico. Dice que seguirá escribiendo y se niega a pensar qué va a ser cuando sea grande, porque quiere ser muchas cosas. Toda una rareza el tipo.
Cuentos de fútbol con “Pelota de papel”
Otro leproso rosarino derribó por estos días el prejuicio de quienes creen que el que patea una pelota no puede dedicarse a la literatura. Se trata de Sebastián Domínguez, marcador central de Newell’s, uno de los impulsores del proyecto bibliográfico “Pelota de papel”, un libro que ya comenzó a rodar con miras a salir a la venta en marzo. Contendrá 18 cuentos escritos por jugadores y entrenadores, estará prologado por escritores de primera línea y los ilustradores serán de lujo. “Lo del libro va bien, sólo nos queda firmar el contrato con la editorial”, le dijo Domínguez a Ovación en un descanso de la pretemporada de Mar del Plata.
Serán parte de este “partido”, además del rojinegro, Javier Mascherano, Kurt Lutman, Jorge Valdano, Jorge Sampaoli, Nahuel “Patón” Guzmán, Pablo Aimar, Gustavo Lombardi, Nicolás Burdisso, Sebastián “Papelito” Fernández, Juan Herbella, Fernando Cavenaghi, Jorge Luis Cazulo, Facundo Sava, Rubén Capria y Jorge Bermúdez. “Pelota de papel” (twitter @libropelota) se trata de un trabajo ambicioso integrado por 50 personas; o sea, más de cuatro equipos de fútbol de primera que escribirán gambetas sobre las páginas. Un texto que se perfila como una de las novedades más esperadas en la Feria del Libro de abril en Argentina.
Junto a Domínguez lanzó la pelota Agustín Lucas, poeta y zaguero del Liverpool uruguayo. Los cuentos de los futbolistas tendrán miniprólogos de escritores como Alejandro Dolina, Juan José Panno y Reinaldo Sietecase. También se calzarán los botines Ingrid Beck y Paula Rodríguez. Y dibujarán jugadas los ilustradores Domenech y Tute, entre otros.