Misión cumplida. Un escalón menos. Central vivió una noche caliente en esta norteña y humilde Formosa. Despachó a Belgrano sin brillar pero sin discusiones a la vez. El 2 a 0 ya forma parte del recuerdo para esas almas que fueron testigos privilegiados de esta nueva conquista. Porque el canalla sacó adelante un partido chivo y logró su misión: llegar a la final de esta Copa Argentina que se le negó en las dos últimas ediciones. Se volvió a Arroyito con el pecho inflado y ahora espera al vencedor de River-Gimnasia para coronar este ciclo que caducará en breve.
En el prólogo del partido, Belgrano generó una embestida a todo ritmo. Lértora llevó el balón bajo la suela como si estuviese en el picado y recibió una falta de Salazar sin piedad antes de ingresar al área canalla. Salvo el público del Pirata, que pidió penal, ni los jugadores ni el juez Baliño lo vieron así. Todo siguió su curso normal, aunque en el ambiente quedó la duda. Luego fue Jorge Velázquez quien expuso el paso en falso que hizo la defensa y le entró de lleno a la pelota, pero la mandó afuera.
Ahí el partido se picó. Los protagonistas se olvidaron de hacer supuestamente lo que saben y se dedicaron a tirar manotazos, a poner piernas fuertes y generar una discusión tras otra. Estaba claro que ninguno quería resignar nada. Pero así no era la fórmula para pasar a la final. La desidia les había bloqueado en gran parte el poder de raciocinio a todos.
Central era un flan recién hecho en la última línea. Belgrano lo sabía pero no podía lastimarlo. No obstante, los canallas se las ingeniaron para atacar. Lo Celso se encontró con una buena chance a los 38'. Pero Gio mandó un zurdazo afuera de cualquier objetivo. ¿Y Coudet? Por momentos miró el desarrollo como si estuviera jugando al ajedrez. Y en otros hizo de las suyas protestándole al árbitro cualquier supuesta infracción.
Antes de ir al descanso, Farré le metió un planchazo sin anestesia a Teo. El capitán y ex jugador de Central Córdoba vio la roja directa. Nada para discutir. Mucho para pensar. Y para los dos bandos, que ofrecieron por momentos una lucha de vale todo pero con una cancha de fondo, medias, short, camisetas y botines. Lo que hicieron en el primer acto fue un espanto.
La etapa final mostró poco también. Primero fue Montoya quien pateó tras una asistencia de lujo de Teo en una acción que nació cuando Lo Celso se acordó de frotar el botín zurdo. El remate del volante chaqueño se fue desviado. Si bien el canalla tenía un hombre de más, en el juego no se notaba por más que Gio le sacó un chichón al palo derecho de Olave a los 9'.
Belgrano supo reaccionar con un disparo del ex leproso Bieler, que le cortó la respiración a más de un auriazul durante unos segundos. Pero a los 26' llegó lo inesperado. Teo corrió una pelota que parecía insignificante, tiró un centro atrás genial y Ruben enloqueció al pueblo canalla al vulnerar a Olave.
Parecía partido cerrado desde lo numérico. Pero no. Montoya clavó el 2 a 0 en tiempo de descuento y lo celebró a lo Cristiano Ronaldo. Luego sí. No hubo más tiempo para nada. Central se llevó lo que vino a buscar: el boleto a la final de la Copa Argentina. Ahora espera con otro semblante al vencedor de River-Gimnasia.
El Chacho ganó once de diez llaves
Coudet afrontó su undécima eliminatoria en la Copa Argentina como DT de Rosario Central, de las cuales ganó 10. La única derrota fue en la final del año pasado frente a Boca con el polémico arbitraje de Ceballos.