A solo tres semanas del vencimiento del 9 de enero de 2026, cuando el Tesoro deberá afrontar amortizaciones y cupones de bonos soberanos reestructurados por aproximadamente u$s4.300 millones, el gobierno de Javier Milei enfrenta un test financiero crucial en paralelo a una pulseada política en el Congreso.
El equipo de Luis Caputo asegura que cubrirá el pago sin tensiones ni impacto en reservas del BCRA, pero el panorama se complica por el revés en Diputados: la media sanción del presupuesto 2026 llegó sin el capítulo XI, clave para blindar el equilibrio fiscal al derogar emergencias en discapacidad y financiamiento universitario.
"El presupuesto así no nos sirve", admiten fuentes de la mesa chica oficialista, que evalúan veto presidencial si el Senado no revierte el rechazo antes del 30 de diciembre.
El esquema de fondos combina operaciones probadas. La reciente colocación voluntaria del Bonar 2029N captó cerca de u$s1.000 millones a una tasa efectiva del 9,26%, marcando el regreso al mercado de deuda en dólares tras ocho años. Se suman compras directas del Tesoro al BCRA, que acumulan casi u$s1.000 millones, y los ingresos por concesión de cuatro centrales hidroeléctricas del Comahue, con ofertas garantizadas por más de u$s700 millones.
La herramienta estrella es el "repo niño", un préstamo colateralizado (repurchase agreement) con bancos internacionales como JPMorgan, Citi, Santander, BBVA e ICBC. Consiste en entregar títulos soberanos (Globales, Bonar o Bopreales) como garantía a cambio de dólares frescos, con compromiso de recompra futura más intereses (referenciados a SOFR+spread). Su apodo "niño" refleja montos moderados y complejidad baja frente a swaps mayores. Fuentes indican que se negocia por u$s1.000 a 1.500 millones, aunque las ofertas superan los u$s7.000 millones. Ya probado en 2025 (u$s1.000 millones en enero, ampliados a u$s3.000 millones totales), permite liquidez inmediata sin presionar reservas ni tasas prohibitivas.
Los swaps bilaterales, citados por Caputo como respaldo, generan escepticismo. El swap chino (u$s5.000 millones activados) es más estable pero con limitaciones; el de EEUU (hasta u$s20.000 millones) está "flojo de papeles": falta preaprobación del FOMC de la Fed, canalizado solo vía ESF del Tesoro sin aval del congreso estadounidense ni monetario, lo que lo hace potencialmente revocable y de baja probabilidad de uso inmediato.
El dato es que como refuerzo posterior, el FMI trabaja en un segundo waiver consecutivo por incumplimiento de metas de reservas netas. Si se concede (altamente probable, según fuentes), habilitaría un desembolso de u$s1.050 millones el 23 de enero, recomponiendo liquidez tras el vencimiento.
Lo que viene
Con todo, la ecuación del gobierno es sencilla: anunciar un programa de recompra de reservas, empujar un presupuesto superavitario en todos los órdenes, forzar una reforma laboral y pagar -como sea- el vencimiento de enero. Así, estiman en la Casa Rosada que el riesgo país iría a parar a la zona de los 450 puntos, necesarios para adoptar una política de roll over de vencimientos hacia adelante, lo que descomprimiría aún más la prima de riesgo y, finalmente, bajaría, incluso, la tasa de interés doméstica.
En el frente legislativo, la media sanción en Diputados (132 votos afirmativos) se tiñó de derrota: gobernadores aliados como Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca) y Gustavo Sáenz (Salta) se desmarcaron, votando contra el capítulo XI pese a beneficios previos (ATN, cargos). Casa Rosada los tilda de "traidores" y apunta al kirchnerismo por bloquear el blindaje fiscal. "La sociedad votó orden fiscal y fin del déficit", insisten oficialistas. Ahora buscan revertirlo en Senado, en inferioridad numérica, antes del fin de extraordinarias. De no lograrse, Milei evalúa veto total o parcial, prorrogando el presupuesto 2023 por tercer año consecutivo.