
Dos parejas utilizaron un local de Italia al 700 para atraer clientes a los que convencían de invertir dinero con la promesa de intereses de hasta un 30 %
Cuatro personas imputadas por una estafa piramidal con un local de alta costura como pantalla.
Cuatro personas, que conforman dos matrimonios, fueron imputadas por la Justicia provincial por un llamativo caso de estafa piramidal. Los principales acusados son comerciantes a cargo de un local céntrico de vestidos de alta costura, fachada que utilizaron para engañar a las víctimas y convencerlos para una supuesta inversión con promesa de intereses que nunca tuvo devoluciones.
La fiscal María Teresa Granato imputó a dos hombres y dos mujeres por estafa reiterada. El juez Hernán Postma dispuso la libertad para los cuatro acusados como alternativa a la prisión preventiva, por lo cual deberán cumplir con una serie de reglas.
Los acusados son María Alejandra Tedesco, de 54 años y Jaime Mestre, de 60 años, pareja a cargo del local de vestidos Alesca ubicado en Italia al 700. Los otros son María Eva Juncos, de 43 años, y Rodrigo Ruggeri, de 44 años, también una pareja que utilizó su local de peluquería para captar clientes que cayeron en la estafa.
La fiscal Granato le atribuyó a Tedesco haber desplegado maniobras engañosas al menos desde abril de 2023 hasta septiembre de 2024. Dichas actividades "indujeron a error a un número plural de personas, provocando que al menos 37 víctimas realizaran disposiciones patrimoniales en su favor, mediante la entrega de dinero en efectivo y por transferencias bancarias, en pesos y en dólares, con el consiguiente perjuicio económico", explicó la fiscal.
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Tedesco prometía rendimiento mensuales determinados, instrumentados mediante la suscripción de pagarés. De acuerdo a la imputación, se aprovechaban de la confianza generada por su actividad comercial y su trato personal con los inversores. Finalmente la mujer no aplicaba los fondos al supuesto destino que prometía, sino que lo utilizaba para un beneficio patrimonial propio e ilegítimo.
En tanto Juncos, empleada del local y con conocimiento de las maniobras de Tedesco, según la fiscal prestó colaboración al intervenir en la recepción del dinero de las víctimas y otras maniobras relacionadas a la administración de cobros y futuros pagos que no se concretaban. Ruggeri, pareja de Juncos, era quién promovía el ingreso de las víctimas al plan de estafa. Recomendaba las "inversiones", asegurando confianza y rentabilidad. Mientras que a Mestre, pareja de Tedesco, le endilgaron también maniobras con el dinero.
La fiscal Granato expuso que en el comercio de Italia al 700 "se exhibían diversos modelos de vestidos de fiesta, como así también fotografías con personalidades tales como futbolistas de renombre y sus familiares, quienes se suponían clientes del local". "Con ello la propietaria se jactaba para darle entidad al relato de solvencia económica y respaldo de su comercio", explicó.
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Los imputados fueron acusados de utilizar la larga trayectoria del local como un elemento de credibilidad para captar a los supuestos inversores que no fueron más que víctimas. Los denunciantes describieron a Tedesco como una persona accesible, dada a hablar, que atendía a los clientes del local y les contaba que también recibía inversiones para financiar la compra de telas y elementos de importación para la confección de alta costura.
La promesa que terminaba por seducir a las víctimas eran los intereses de 30 %, 20 % y 18 % según los montos aportados. "La cercanía con alguno de los inversores era tal que, pasado cierto tiempo, les consultaba respecto de la posibilidad de que realicen nuevos aportes de dinero", indicó la imputación.
El sistema de estafas creció tanto que Tedesco abrió una nueva oficina. Lo hizo en Italia al 800, a metros del otro local, para destinarla exclusivamente a la operatoria de recepción y retiro de dinero por parte de los inversores. De esa manera buscaron separar dicha actividad del público habitual del comercio de vestidos.
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Pero con el tiempo los imputados como cómplices de Tedesco y Mestre también resultaron damnificados. Juncos y Ruggeri también pusieron dinero. "Las inversiones fueron realizadas con conocimiento de que sus intereses serían abonados con el dinero ingresado por nuevos inversores y, en definitiva, ante la caída del sistema, resultaron también damnificados", explicó la Fiscalía.
En ese contexto Juncos realizó su propia denuncia, a la vez con la presunta intención de despegarse de las actividades ilícitas. De la mano con este revés, también las demás víctimas comenzaron a cuestionar a Tedesco. A partir de entonces las víctimas se dieron cuenta de que eran varias decenas. Tedesco argumentó que sus antiguos empleados le habían robado, pero para entonces ya avanzaba la investigación judicial que terminó por imputarla a ella, su pareja y su presuntos cómplices.


