Cuando se observan una serie de indicadores, efectivamente, la tensa situación que tiene epicentro en Ankara y Buenos Aires no deja lugar a dudas, se trata de dos situaciones que pican en punta y se alejan del pelotón de los otros países del Sur. La valuación de las principales empresas de esos países se depreció cerca de un 50 por ciento en un año en el caso de Argentina y casi el 60 por ciento para el caso turco. El segundo pelotón compuesto por Sudáfrica e Indonesia ronda una depreciación del 20 por ciento; en Brasil en tanto se ve una baja en torno al 15 por ciento. Un "dibujo" similar se ve cuando se analiza el valor de las monedas locales contra el fortalecido dólar.
Sin embargo, las grandes preocupaciones pueden venir de los gigantes asiáticos que, en caso de encontrar más "viento de frente" puede implicar un problema serio para el mundo "emergente" y los países en desarrollo.
El diario The Guardian destacó que durante la época del "dinero barato", que está llegando a su fin, las compañías indias se endeudaron fuertemente y ahora la preocupación surgen porque tienen que pagar esos préstamos. Puntualmente, para marzo próximo se acumulan vencimientos y "patearlos para adelante" implicará mayores tasas de interés. India es un gran importador y los datos del mes pasado pusieron de manifiesto el mayor déficit comercial en los últimos cinco años para el que dentro de poco será el país más poblado de la Tierra.
Las medidas proteccionistas anunciadas por Donald Trump tiran hacia arriba las expectativas de inflación local. Y la rupia, si bien mostró una caída moderada comparada con las que registraron el peso argentino y la lira turca, llegó en los últimos días a su menor valor histórico.
Los analistas también siguen mirando con detenimiento a China para evaluar cuán fuerte es para capear el temporal internacional. La economía del gigante asiático dejó de crecer a "tasas chinas" y ahora avanza a marcha forzada, lo que se profundizó a partir de la "guerra comercial" con Estados Unidos.
The Guardian explicó que el Banco Central con sede en Beijing está inyectando dinero en el sistema financiero local para abaratar el acceso al crédito, pero esto ha tenido como efecto una mayor devaluación del Yuan. La estrategia enfurece al presidente estadounidense, Donald Trump, que acusa a los chinos de contestar a la "guerra comercial" con una "guerra de monedas", de modo de lograr con la devaluación recuperar la competitividad que le quita el proteccionismo norteamericano.
¿Y qué pasaría entonces si la Casa Blanca dobla la apuesta, en un contexto en el que durante las últimas semana las mayores compañías chinas reportaron una baja en sus ganancias? Por ahora, de todos modos, los ojos siguen posándose en los gobiernos de Turquía y Argentina.
Los trascendidos de las agencias internacionales indicaron que el gobierno de Mauricio Macri reconoció en Wall Street que aún le falta financiamiento para cubrir sus necesidades hasta diciembre de 2019, al contrario de lo que se había asegurado cuando el FMI firmó un préstamo por u$s 50 mil millones. Que en ese contexto, el "riesgo país" de la Argentina sea el mayor del mundo emergente no llama la atención.
Se aguardan las medidas que pueda tomar Turquía para capear su crisis. Allí aparece de telón de fondo la tensión política ya que la retórica nacionalista de Recep Tayyip Erdogan va en contra de la "amarga medicina" que "los mercados" esperan que aplique para reordenar la economía. Y en ese contexto también se habla de la posibilidad de que el líder turco recurra al cada vez más activo FMI. Por lo pronto, Erdogan obtuvo un préstamo de 15.000 millones de dólares por parte del emir de Catar, el mismo monto del primer desembolso que la Argentina obtuvo por parte del FMI.