Un matrimonio de Fray Luis Beltrán buscaba ayer contrarreloj poder adoptar a un joven nigeriano de 17 años que llegó a un puerto privado de Puerto San Martín como polizón, y sobre quien pesaba la orden de deportación que debía cumplirse ayer mismo.
Por Marcelo Castaños
Un matrimonio de Fray Luis Beltrán buscaba ayer contrarreloj poder adoptar a un joven nigeriano de 17 años que llegó a un puerto privado de Puerto San Martín como polizón, y sobre quien pesaba la orden de deportación que debía cumplirse ayer mismo.
Sin embargo, al cierre de esta edición, la pareja compuesta por Darío Rainoso y su esposa Gabriela Amata esperaba que al muchacho se le permitiera permanecer dos semanas más en el país hasta que ellos cumplimenten los trámites que le permitan quedarse definitivamente.
El caso trascendió ayer y hasta el dueño de la empresa de seguridad que tuvo la custodia del joven puso un abogado y cursó una nota urgente a Migraciones para que atendiera la demanda del matrimonio. Anoche, el resultado era incierto.
Bobby Akwaowo acusa 17 años y llegó a principio de mes escondido en un barco desde Nigeria. Tras varios días de navegación fue descubierto en Terminal 6, en Puerto San Martín. El consulado de ese país africano dio la orden de que fuera recogido del hotel para llevarlo a Ezeiza y de allí volver a su tierra natal. Bobby fue alojado el sábado pasado en el hotel Almirante, en Alberdi y Nerbutti, a pocos metros de la barranca del arroyo San Lorenzo, con una custodia privada contratada, se presume, por la agencia de navegaciones que trasladó involuntariamente al chico, y ayer por la tarde efectivos de Prefectura lo buscaron para llevarlo a Ezeiza.
"Nos pidieron una habitación con ventanas enrejadas, y nos dijeron que el pasajero iba a permanecer bajo custodia. Nos preguntamos a quién traerían", contó Mailén, recepcionista del hotel. "Cuando lo vimos llegar, esposado, se nos partió el alma. Era un chico que estaba huyendo de la realidad horrible de su país", dijo. Mailén domina inglés y fue la que pudo intercambiar algunas palabras con el muchacho, aunque no recogió muchos datos, salvo los de su orfandad y su deseo de permanecer en el país.
Pero la que se sensibilizó hasta el compromiso fue Gabriela Amata, cocinera del hotel, quien no dudó en la posibilidad de que Bobby pudiera quedarse con ella y con su esposo para iniciar una nueva vida. Así fue que comenzó junto a su marido una carrera frenética para impedir, o postergar, la partida del muchacho.
Gabriela y su esposo tienen 51 años, él es carnicero y ella, cocinera del hotel. Tienen dos hijos: Iván, de 29 años, y Bárbara, de 27, quien ya les dio dos nietas. Iván está en Estambul (Turquía), y Bárbara reside en Fray Luis Beltrán, igual que sus padres.
El matrimonio comenzó hace algunos años a recibir estudiantes de distintos puntos del mundo en programas de intercambio. Para ellos, es normal tener a un extranjero, pero en este caso Gabriela reflexiona: "Si lo hago desde hace todo este tiempo, ¿cómo no hacerlo con alguien que realmente lo está necesitando?
Angustia. En diálogo con La Capital, Gabriela contó que cuando vio al chico se angustió mucho, y que pensó en tenerlo en adopción. "No sabía que se podía hacer algo, hasta hoy (por ayer), en que me dijeron que hiciera un reclamo formal y un pedido de adopción", contó la mujer, que no había querido tener un contacto demasiado fluido con el muchacho porque no quería sembrar falsas expectativas en ambos. "El se quiere quedar acá, yo estoy dispuesta a recibirlo de la mejor manera, pero hubiese sido muy doloroso para los dos si no me lo permiten y tiene que volver a su país", dijo la mujer.
Pasadas las 16, personal de Prefectura recogió al muchacho y lo llevó hacia Buenos Aires. El vuelo a Nigeria salía a la medianoche.
Darío contó a este diario que aún tenían una esperanza, pero que debían esperar. Es que el matrimonio entregó la documentación pertinente para lograr la permanencia del chico. "Hicimos una petición a través del abogado que nos proporcionó el dueño de la empresa de seguridad que lo custodió", contó el hombre.
En efecto, Darío Zamora, ex comisario y titular de la empresa DZ Seguridad, fue otro de los que se sensibilizó por el caso y, con el asesoramiento de su abogado Francisco Scarignano, envió a Migraciones una nota solicitando se tuviera en cuenta la inquietud de un matrimonio local para tutelar al muchacho.
Encariñado. "Fue todo demasiado rápido", contó a este diario el dueño de la empresa, quien no dudó en tomar cartas en el asunto y puso a disposición de la pareja a su propio profesional. "Nos encariñamos con ese chico", confesó.
Entre otras consideraciones, en el escrito enviado al organismo nacional, el empresario manifestó que "teniendo en cuenta el procedimiento administrativo que regula la materia migratoria y considerando la proximidad del vencimiento de los plazos legales, solicitamos la intervención de la asesoría letrada de ese organismo nacional con el fin de que tenga a bien autorizar una prórroga provisoria de dichos plazos y poder así cumplir con la voluntad manifestada por el extranjero".
Y en otro párrafo dice: "Ante la posibilidad de que el mencionado sea menor de edad y considerando el rango constitucional de los tratados sobre los derechos del niño, y teniendo siempre como criterio fundamental en ese sentido el supremo interés del menor, solicitamos tome inmediata intervención...".
Habían pasado las 19 cuando La Capital se encontró con Mariela en el mismo hotel. Bobby estaba camino a Buenos Aires. "A mí Dios me pone las cosas en el camino. Estuve recibiendo jóvenes un montón de tiempo, ahora hay uno que me necesita más que nadie", contó. "Me arrepiento de no haber sabido antes de cómo era esto", confesó. Y habló del apoyo de su familia: "Mi hijo, desde Estambul, me dice mamá, no lo dejes ir. Y mis nietas preguntan qué pasa".
Al cierre de esta edición, no había noticias sobre el resultado de tan ingentes tratativas. Pero el intento, desesperado y humanitario, se hizo.