Distintas organizaciones sociales de la ciudad adjudicaron los piquetes de la
semana pasada a la falta de solución de "problemas de fondo" como la pobreza crónica y el déficit
habitacional. Lejos de sentirse aludidos por las palabras del intendente Miguel Lifschitz, que ayer
relacionó los cortes con "grupos vinculados al PJ y la izquierda", aseguraron que quisieron
coordinar con el Estado para canalizar rápidamente la asistencia pero no tuvieron respuestas.
Más allá de admitir el carácter kirchnerista del Movimiento Popular San Martín,
la dirigente Claudia Fleitas afirmó que eso "no tuvo nada que ver" con los cinco piquetes que
hicieron el miércoles. "Después de la tormenta hicimos un relevamiento en 30 barrios. Censamos 500
familias que necesitaban colchones, frazadas y ropa, de las cuales 150 habían sufrido voladuras de
techos o caída de árboles. El martes tratamos de articular con la provincia y el municipio, pero
dijeron que nuestros datos eran truchos. Nunca nos llamaron y el miércoles decidimos cortar. Ahí sí
se comunicaron para charlar y levantamos los cortes cuando se comprometieron a resolver estos
problemas", sostuvo.
"Quisimos sumarnos al comité de crisis —agregó Fleitas— para llevar
soluciones a los vecinos, pero no sé por qué le tienen tanto miedo a las organizaciones sociales,
que somos los que mejor conocemos los barrios. Nadie quiere cortar una calle, querríamos cambiar la
metodología pero el Estado no ayuda. Lo único que da resultado es el piquete".
Juntos. La militante propuso una solución de fondo a estos problemas: la
existencia de una "política habitacional diseñada junto con las organizaciones sociales". En ese
sentido, el referente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) Eduardo Del Monte dijo que "más
allá de las necesidades tras la tormenta y de las demoras en responder, la madre del asunto es la
pobreza y la falta de vivienda, que no se resuelve con asistencialismo a cuentagotas".
Del Monte sostuvo que "el piquete es un recurso para obtener respuestas", aunque
negó que la CCC haya participado. "Acompañamos los reclamos como vecinos, teníamos compañeros
perjudicados y nos pareció justo participar. Las organizaciones barriales sirven, qué va a ser si
alguien lo mira desde lo electoral. Nosotros buscamos resolver el problema".
Del Monte le mandó un mensaje a Lifschitz: "La mejor forma de ver la
intencionalidad de quienes participaron en el reclamo sería que él convoque a todas las entidades
para instar al gobierno nacional a que cumpla con el plan de viviendas que prometió después del
granizo de 2006. Estamos dispuestos a aunar esfuerzos para unificar ese reclamo, si el intendente
está de acuerdo", propuso.
No al piquete. Para Leandro Uset, de la Organización de Movimientos
Comunitarios, Lifschitz "evita discutir los problemas de fondo" al vincular los piquetes con grupos
políticos. Uset dijo que su agrupación también propuso "articular las instancias estatales con los
movimientos sociales para que la ayuda llegara a la gente. Pero no hubo respuestas".
Tras afirmar que su agrupación no es partidaria de "criterios extorsivos" como
el piquete, a veces "pareciera que el Estado sí", dijo el militante, ya que "hay que remar
muchísimo para lograr respuestas concretas a nuestras propuestas".
"Los piquetes —añadió— como metodología no conducen a nada. Nosotros
peleamos por herramientas de inclusión social y desarrollo sustentable, pero para el Estado siempre
es más cómodo resolver la coyuntura que las cuestiones estructurales".