“El mundo habló de esa gestión. El hincha estaba contento, es cierto, pero en el ambiente del fútbol la repercusión fue impresionante. Ese día me llamaron agentes de Inglaterra, de todas partes, que conocen mi laburo. Me emocioné cuando lo cerramos. Me sentía responsable de esa parte. Podíamos salvar al club que estaba al borde de la quiebra o del concurso. Pensar que lo iban a vender como máximo a 2 millones a Suiza. Después nos decían que como mucho podíamos conseguir 6 u 8 millones y hasta hubo quienes explicaban cómo teníamos que hacerlo. Cuando logramos esa operación (en más de 17 millones de dólares) entendimos que era el momento: vimos lo que había que hacer, y aunque lo íbamos a sufrir futbolísticamente, estábamos convencidos”.
Estar en la comisión directiva de uno de los clubes más importantes del fútbol argentino es para ella motivo de orgullo aunque admite que en estos ocho meses (desde que fue electa) no para de trabajar un solo día.
Carolina tiene claro que es la primera mujer en un cargo semejante a nivel nacional pero hay algo de ese título que la incomoda. “Mi carrera como abogada especializada en derecho deportivo tiene muchísimos años. Hice de todo. Recorrí el mundo y si vine a Central es porque quiero lo mejor para el club, para los hinchas, aunque me cuestionen. Eso de ser la primera mujer, o que se ponga el acento en el costado femenino no me va demasiado, siempre me sentí una más en esto. Obviamente lucho porque haya muchas dirigentes mujeres. Y no hablo de cupo, o de cantidad, sino de que haya más mujeres en lugares de decisión”.
El 18 de diciembre pasado la lista que la llevaba como vice y que tenía a su marido Gonzalo Belloso como candidato a presidente de Central, arrasó (7.131 votos contra 854 de quien quedó en segundo lugar). Ella no hizo campaña. Se sumó casi a último momento aunque estuvo en cada detalle desde que el ex jugador (y ex secretario de la Conmebol) tomó la decisión de postularse.
Traerlo a Miguel Ángel Russo como director técnico fue la primera y más contundente decisión de quienes están hoy al frente de la institución.
El matrimonio estaba viviendo desde hacía casi un año en Uruguay, previo paso por Paraguay durante 8 años. Sin embargo, dice ella, jamás se despegó un solo día de los que pasaba en Rosario.
Familiera, enamorada de sus padres (asegura que su mamá es única pero que tiene con su papá un idilio eterno), Carolina Cristinziano tiene dos hermanos.
Aunque ahora vive en Alberdi pasó su infancia y adolescencia en el macrocentro de Rosario. Jugó al tenis en Gimnasia y Esgrima y llegó a competir. La actividad física y la vida al aire libre son indispensables para estar en eje, asegura.
Aunque de chiquita siempre fue bien Mafalda (“Me encantaba esa cosa justiciera, de querer cambiar al mundo”) y durante muchísimos años renegó de la convencionalidad del matrimonio, después de la pandemia se casó con Belloso en una fiesta celebrada en la misma casa en la que vive hoy.
“Organizamos todo rapidísimo. Me compré el vestido de novia en menos de cuatro días. Fue un momento hermoso. Gonzalo me pidió casamiento un Día de los Enamorados, con anillo y todo ¡un divino! Yo siempre fui de las que pensaban que eso no era para mí, pero me gustó casarme (después de once años juntos), y mis hijos estaban re felices”, cuenta.
Con Belloso tiene a Antonio y Juana. Dice que a la maternidad la lleva bastante bien, que es culposa como toda madre que trabaja demasiado afuera pero que al mismo tiempo es una mamá protectora que quiere estar en todo.
Tiene el perfil de la mujer que puede tocar el silbato pero también meter un gol de media cancha. Ella dice que es como tantas, pero con un poco más de exposición por la particularidad de lo que hace. El perfil alto, afirma, es algo que preferiría ahorrarse. “Me gusta que el reconocimiento pase por otro lado, por lo que hago profesionalmente”.
A la hora de la producción fotográfica para esta revista Carolina saca el costado de la modelo que supo ser, y se dispone con la mejor onda a cumplir con las sugerencias de la fotógrafa Virginia Benedetto. “Es que era alta (comenta con cierta humildad), entonces me llamaban para los desfiles. Nunca me voy a olvidar de los que hacía Melocotón. Fue una época linda, divertida”.
Durante casi dos horas, Carolina Cristinziano contó un montón de aspectos de una vida que por momentos, parece sacada de una película. “Hay cosas que suenan casi irreales pero las viví. Cuando trabajaba con Mascardi (Gustavo, uno de los hombres más poderosos en el mundo de la representación de jugadores) lo que pasaba era impresionante. Cada día era adrenalina, desafíos, aviones, viajes, gente de todo el mundo, y me encantaba”, resume.
Qué recuerdos tenés de tu infancia, los más presentes.
Nací en Rosario. Siempre fuimos a Gimnasia y Esgrima, a GER, desde chicos. Jugué al tenis, incluso en modo competitivo. Mi hermana jugaba al hockey y mi hermano al rugby. Mi papá fue manager de rugby y mi hermano es entrenador. No se entendía la vida sin deporte. Fue una infancia hermosa, muy de los amigos. Mi casa era de puertas abiertas. La primaria y secundaria la hice en Madre Cabrini y eso fue re importante, la formación católica, por el lado de los valores, lo agradezco. Me encantó la experiencia de ir a colegio de chicas, esa unión con mis amigas... los grupos pastorales. Hasta cantaba en el coro del colegio y me hacía re bien. La parte espiritual es un valor en mi vida, sin dudas, y confieso que a esta edad estoy en la búsqueda de conectar mucho con eso, de nuevo.
Sos muy familiera
¡Muy familiera! Con mi papá tengo como un idilio pero voy a hacer justicia, cuando fui mamá me di cuenta de todo lo que hizo mi madre. Empecé a valorarla mucho más porque uno se da cuenta de que la mujer es la que está en el desgaste diario y en general, llega papá y es todo divino. Pero volviendo a mi viejo, es un padre súper presente y ellos forman un gran equipo como matrimonio, eso me encanta. Y como abuelos ¡re! Son lo más.Vivieron siempre para su familia. Y recibí eso: los valores de la familia es de lo más puro, lo más importante.
Y eso cómo te jugó a vos en tu propia búsqueda de pareja. ¿Fuiste de querer cumplir con los mandatos?
(se ríe) No. Justamente lo raro es que de chica yo era Mafalda, y mi hermana, Susanita. Ella tiene su profesión, es arquitecta, pero tenía eso de querer casarse, de pensar en tener hijos.
¿Fuiste siempre tan independiente?
Sí. No lo busqué. Nací así. Cuando el feminismo empezó a tener más fuerza en los últimos años yo escuchaba, leía lo que significaba y pensaba: yo a eso siempre lo viví de esa manera. Y no me daba cuenta. En el mundo en el que trabajaba, muy masculino, no sentía esas barreras. Ni en mi familia. Porque mi padre era muy abierto, de llevarnos a la cancha, de comentar con nosotras todos los partidos. Muy natural.
El amor que tenés hacia Central viene de tu padre...
¡De los dos! Porque mi mamá también. Ellos ya iban a la cancha estando de novios. Compartían todo incluso el fútbol. Mis tíos, todos, muy fanáticos de Central, pero ese fanatismo del sano. Está buenísimo diferenciarlo. Porque no es que no tienen amigos de Newell´s . Pero no hay esa rivalidad cargada de violencia, y a eso quiero transmitirlo. El folclore es hermoso, pero hasta ahí. Además creo que el hincha de Central está muy concentrado en su club y honestamente no mira tanto al otro equipo. Es lo que incluso me pasa a mí, para nosotros el mundo es Central. Es el carnaval, la alegría, la fiesta. Ir a la cancha, y tiene que seguir siendo así. Damos por sentado que queremos ganar pero de chiquita yo lo viví así, yendo incluso los días de lluvia o frío, y ser feliz por estar ahí, pase lo que pase con el resultado.
Veo que la tele está “clavada” en canales donde pasan partidos...
¡Acá siempre! Pero no solo Central, eh. La Champions, lo que sea. El más grande de los chicos (hijo de Gonzalo) juega al fútbol. El otro más chico estudia periodismo deportivo. Mi marido y y yo en este tema. Es casi inevitable... Es más, tenis también. Son las tres de la mañana y en el grupo familiar podemos estar comentando como va un partido. Mucha conexión con el deporte.
¿Siempre quisiste ser abogada?
Creo que sí. Lo de Mafalda, el ser justiciera y querer cambiar al mundo. Mafalda hablaba mucho de la ONU y yo me veía ahí. De chiquita quería ser presidenta, pero de la Nación (se ríe). Por eso estudié las dos carreras, abogacía y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Rosario. Aunque Políticas no la terminé. También me gustaba un montón periodismo. Me costó elegir. Estudiar era re importante para mí, tanto que en quinto año de la secundaria fui a averiguar si ya podía dar materias adelantadas en la facu...y además era de las que tenía muy buenas notas. También me encantan los idiomas, hablo inglés, francés y estudié italiano. ¿Una deuda en ese sentido? Estudiar en La Sorbona, me hubiera encantado.
¿Cómo empezaste en el Derecho deportivo?
Resumir esto es difícil. Fueron 23 años dedicada al fútbol, y esto sigue. Una carrera exitosa. Pero ojo que tengo un concepto muy particular del éxito y de la fama. No me deslumbran las luces. De hecho me cuesta dar una nota como esta, más de corazón abierto, porque digo: no creo ser alguien que tenga tantas cosas importantes para decir o mostrar como para estar en la tapa de una revista. ¡Hay gente tan valiosa! Pero es verdad que hice un gran recorrido. Por un amigo que tenía que era jugador empecé a involucrarme y estudiar los reglamentos de FIFA, hablaba con su representante, analizaba si lo que le pagaban estaba bien, empecé a tomar decisiones y sus amigos futbolistas me preguntaban cosas. Ahí arranqué. Me di cuenta de que eso me encantaba. Esta carrera me dio momentos inolvidables, contratos importantísimos y un nombre en este ambiente, que es re competitivo.
En ese momento, cuando eras muy joven, era un ámbito sumamente masculino ¿lo sufriste? Y al mismo tiempo, ¿creés que cambiaron realmente las cosas en ese sentido?
Yo no la pasé mal para nada. Aunque en FIFA, antes de esta gestión era un ambiente hiper machista. Ya no. Hablando justamente de los cambios, ahora es todo bastante diferente. Incluso en estos momentos cuando trabajás en la compra de un jugador, por ejemplo, te plantean determinadas condiciones porque la mujer o la novia está dedicada a tal cosa y no quieren dejar de hacerlo. Las chicas lo hacen valer y está perfecto. Hoy las cosas son de esa forma.
¿Te imaginabas en la vicepresidencia de Central?
No era el objetivo inicial serlo. Cuando Gonzalo se propone firmemente encabezar la lista (antes fue manager de Central), es verdad que yo acompañé a full con lo de la posibilidad de que fuera el presidente. Soy muy exigente y lo que impusimos fue hacer las cosas de forma muy profesional, porque como dirigente lo importante es eso: claridad, transparencia y profesionalismo. Empecé mucho antes asesorando al club porque laburo en esto. Viví en el exterior de esto. Sé perfectamente de lo que se habla y lo que está en juego. Si me preguntás lo de integrar la lista, bueno, a eso me sumé como a último momento. No era lo más relevante...
¿Cómo han sido estos ocho meses en la comisión directiva?
Duros. De no parar un solo día. Hay una planificación tremenda. Estamos trabajando mucho, muchísimo. Hay que hacer tanto en inferiores, hay muchos chicos que se vendieron muy rápido en su momento. La pensión está descuidada. No hay trabajo encima de los jugadores. Yo encontré problemas contractuales en los convenios. El estadio, ufff, ¡hay que ponerle mucho laburo!. Hay siete predios que ordenar. Imaginate que en Arroyo no había ni internet con todas las cosas que se hacen ahí. Central tiene que ser competitivo, en todos los torneos, y en alguno vamos a salir campeones pero nosotros vinimos a hacer bases sólidas y para eso primero hay que ordenar el club, hacer obras. Lo de los campeonatos será consecuencia de ese trabajo. Para eso fuimos elegidos y de verdad nos desvela el presente y futuro del cub.
¿Qué esperás que diga el hincha cuando termines la gestión?
Quiero que la gente de Central se sienta orgullosa del club que tiene. Lo pienso así: si me siento bien con lo que hicimos, el hincha sin dudas se va a sentir bien, aunque ahora haya cosas que no le gusten, yo les pido que confíen.
¿No te importa que te cuestionen?
Para nada. Nosotros estamos preparados y conocemos todos los secretos del fútbol. Entendemos que el hincha pide cosas y que a veces lo que nosotros hacemos no se ve de inmediato, pero te juro que van a ver los resultados.